Análisis de Cars (PS2, PSP, Wii, NDS, Xbox 360, Game Boy Advance, GameCube, Xbox, PC)

Disney ha servido siempre un gran manto de protección económica a Pixar, el cual ha aumentado recientemente con su fusión. Esto tiene como consecuencia el desarrollo y distribución de la mayoría de productos licenciados, entre los que se encuentra esta producción de los estudios Buena Vista. Desarrollado por Rainbow Studios, supone un curioso título que se ha centrado exclusivamente en las carreras de coches, aunque con ciertos matices que aportan mucho desarrollo y posibilidades al juego.

Esto es, el modo Historia se desarrolla en un inmenso mundo principal en el cual podremos participar en diversos eventos y mini juegos. Mundo que retrotrae a otros títulos del desarrollador (especialmente la franquicia ATV), establece un desarrollo no lineal que es amenizado la historia principal.

Esto hace que Cars salga de la monotonía habitual en los juegos de licencia, sobreviviendo a la franquicia de Pixar y estableciéndose como un juego competente. En este sentido, aprovecha el contexto para establecer elementos interesantes e incluso innovadores en el género automovilístico. Por esto, su desarrollo se estable en los modos bastante variados que comentaremos ahora.

El juego se divide en un modo historia, campeonato, mini juegos y opciones. Historia parte del nudo de la película, teniendo como protagonista a Rayo McQueeen (el veloz coche protagonista de Cars), y desarrollándose poco después del argumento original. Todo esto se desarrolla en un entorno rural, de carácter sureño y que permite albergar todo tipo de pruebas y retos. Este entorno es muy abierto, y permite tanto personalizar a Rayo McQueen, como celebrar varios mini juegos.

En éste podemos asistir también a un campeonato, trufado con escenas pregrabadas que aportan interés al desarrollo. No obstante, podremos postergarlo a través de mini juegos y sobre todo un mundo gigantesco en el cual podemos correr con nuestro coche hasta que alcance la vista. Así, puede servirnos como entrenamiento para aprender a manejar el coche o simplemente relajarnos con el entorno desértico. Este modo tiene dos niveles de dificultad, siendo el sencillo pensado para los más jóvenes, habiéndose reducido bastante tanto la dimensión de este modo como las distintas competiciones.

El modo campeonato puro se desarrolla en varias rondas de circuitos Nascar, con una jugabilidad que recuerda mucho a los títulos lanzados por EA o al mismo Daytona USA (el control tiene más reminiscencias del último). De dificultad progresiva, no será tampoco demasiado complicado para el jugador avezado.

En cuanto a los mini juegos, estos se irán desbloqueando a medida que avancemos en el modo historia. Variados, se basan en superar diversos retos y demostrar nuestra habilidad al volante. Aportan nuevos caminos dentro de la monotonía habitual del género, y permiten darle un cierto toque rejugable.

Cuando hablamos de la jugabilidad de Cars, tenemos que entrar en la tradición de títulos Arcade para consola. La simulación no pasa más allá de las opciones de personalización del vehículo, las cuales son - en todo caso - limitadas y sólo cambian los coches exteriormente. No obstante, y ésta es la principal virtud del juego, cada coche tiene una personalidad propia, no tanto por su aspecto juguetón (inspirado por la película) sino por su forma de correr en la pista.

Así, nos encontraremos coches más marrulleros que otros, más técnicos y que aprovecharán los recovecos de la pista para adelantarnos fácilmente. Esto hace que el juego recuerde en ocasiones a otros títulos con coches de marcada personalidad, como F-Zero y da hasta cierto punto reto a las distintas carreras.

Como complemento, el clásico derrape se une a técnicas de turbo que permiten apurar en los últimos metros de carrera. Las carreras a lo Nascar requieren la parada en boxes, donde se desarrollan mini juegos en el estilo de los juegos olímpicos de Konami. Esta parada es un tanto inútil en el desarrollo, pero sí es cierto que los mini juegos resultan bastante divertidos.

Cars es todo un ejemplo de título multiplataforma. Desarrollado en base a PlayStation 2, aprovecha la tecnología superior de Gamecube o Xbox en texturas más desarrolladas y un menor dentado en las superficies. Esto último es bastante molesto en la versión de Sony, puesto que recuerda a los primeros juegos para la consola. Aparte, afecta a la jugabilidad ya que es bastante complejo en ocasiones distinguir el horizonte por culpa de este dentado.

A su favor, se encuentra un altísimo número de polígonos, no especialmente visible en principio, pero que resulta evidente al ver tanto el número de coches como la amplitud de los escenarios. No obstante, la generación de estos ve aparecer elementos de la nada, señal de una escasa optimización. Afortunadamente, el número de fotogramas por segundo se mantiene constante a lo largo del desarrollo.

No es, en definitiva, un apartado espectacular, aunque tampoco desaprovecha por completo las capacidades de cada consola. Mención especial, por último, a las magníficas animaciones de las escenas pregrabadas, hechas en colaboración con Pixar y que dan un toque bastante profesional al juego.

THQ no ha podido contar con los actores de doblaje de la película en este apartado, pero afortunadamente los ha sustituido por otros plenamente capacitados, que han desarrollado un trabajo sencillamente brillante y que se adapta como un guante a las bocas de los protagonistas. En otro apartado, la música, brilla también con luz propia, al tener clásicos del Rock de los años 50 junto a grupos más modernos para las carreras Nascar. Todo ello unido a la omnipresente melodía sureña interpretada tanto en el modo historia como en los menús, y que resulta especialmente agradable de escuchar. Cars tiene un atractivo difícilmente evitable, sobre todo gracias al bueno uso de la licencia y al ajustado control que permite a cualquier dominar el título en apenas varias carreras. Tanto por la personalidad de los protagonistas como por su genial desarrollo, será muy difícil no disfrutar con las aventuras de Rayo McQueen y sus amigos. Con todo, este desarrollo debe ser matizado, y es que a pesar de sus múltiples posibilidades, es posible acabar el juego en apenas 12 horas. El juego podría tener, también, entornos más variados, fuera del ámbito de la película de Pixar.

También, el apartado visual no está del todo pulido, y el dentado es excesivo, afectando a la jugabilidad como hemos dicho anteriormente. Quizás, de haberse desarrollado en un tiempo mayor, estos errores subsanados podrían haber creado un juego mucho más competente y eficaz en su desarrollo. A pesar de todo, y teniendo en cuenta la justa mala fama de los juegos de licencia, Cars sobrevive a su nombre, y nos ofrece un divertido simulador automovilístico perfecto para compartir en familia. En este sentido, resulta un buen añadido al catálogo por parte de THQ, Rainbow Studios y Buena Vista Games.