Análisis de Woolfe - The Red Hood Diaries (PC)
Las versiones oscuras de cuentos tradicionales no son la mayor innovación temática, pero bien llevadas pueden ofrecernos historias de lo más interesantes. Desde que se presentase Woolfe - The Red Hood Diaries en junio del año pasado, su concepto de darle un giro de tuerca a Caperucita Roja seguro que atrajo a muchos. Acompañando a su propuesta visual llegaba una propuesta jugable basada en la acción y las plataformas, algo que daba pie a una protagonista más madura y guerrera, y que sentaba las bases para ser un gran indie.
El concepto fue llevado a Kickstarter donde reunió más de 72.000 dólares gracias a la comunidad, y tras pasar por el programa de acceso anticipado de Steam nos llega a todos los usuarios.
Por desgracia, finalmente, las cosas no han ido tan bien, y aunque ha salido un juego competente, nos ha dejado un sabor un tanto agridulce. Os contamos por qué a continuación.
Esto no es un cuento de hadas
Ya desde el primer momento, Woolfe - The Red Hood Diaries nos advierte de que éste "no es ningún cuento de hadas", y nos sumerge en una historia de venganza, donde Caperucita Roja quiere hacer pagar a B.B. Woolfe –reconvertido en director ejecutivo de una malévola empresa que domina este universo fantástico– por haberle arrebatado las vidas de su padre y de su madre. La historia es uno de los pilares de la experiencia, y tanto es así que pensamos que a veces se han olvidado un poco del otro pilar: la jugabilidad.
En esencia, Woolfe - The Red Hood Diaries es un juego muy de la vieja escuela que nos recuerda a los plataformas de PlayStation 2 y contemporáneas, en los que se alternaban saltos, pequeños puzles y combates. Esta vez se apuesta por un desarrollo bastante guiado y, para que os hagáis una idea, con una libertad de movimiento parecida a la de Crash Bandicoot, en la que podíamos movernos hacia donde queramos pero limitados por el entorno, que nos guía hacia la meta.
La mayoría del tiempo la pasaremos desplazándonos hacia la derecha, aunque hay algunos entornos que añaden profundidad, pudiendo desplazarnos también hasta el fondo y el frente. De hecho, y ya que mencionamos al marsupial de Naughty Dog, también hay algunos momentos en los que tenemos que correr hacia la cámara huyendo de enemigos, así como otros –zonas que explorar donde realizar varios puzles, momentos de infiltración...– que le aportan variedad al desarrollo.
No podemos olvidarnos del combate, que se presenta como un elemento imprescindible para la jugabilidad, pero que para nosotros se ha acabado convirtiendo en un elemento a evitar. El sistema de lucha es muy sencillo, si bien según progresamos iremos desbloqueando nuevas habilidades para las batallas que le dan más profundidad y posibilidades. El problema, para nuestro gusto, es que resulta poco satisfactorio y nada preciso, y nos vemos muchas veces rodeados por enemigos en una tangana sin sentido donde la mejor opción es salir corriendo.
Hay que reconocer que en la parte final (ojo, de este primer episodio, ya que un segundo episodio llegará más adelante) la aventura gana, y sobre todo se aprovecha más la libertad de los escenarios. Nuestra protagonista ya es más capaz y los combates son algo más "lógicos", pero en cualquier caso, un desarrollador no puede permitirse que un juego que dura unas tres horas –en difícil y buscando los secretos puede dar algo más de sí– tarde casi dos en arrancar, y más si, incluso cuando lo hace, no brilla particularmente.
La puesta en pantalla
En lo visual, Woolfe - The Red Hood Diaries tiene una estética muy interesante, una muy buena dirección artística e incluso algunas estampas memorables. No es ningún portento visual, pero cumple notablemente en su propósito de recrear un mundo de cuento más oscuro de lo habitual, y nos ofrece escenarios razonablemente variados. Lo que menos nos convence de su apartado gráfico son sus animaciones, bastante desangeladas, y que apenas podemos calificar de correctas.
En este título, la historia tiene gran peso. Está bastante bien llevada, y funciona lo suficientemente bien como para no ser una mera excusa con la que llevar el juego. A grandes rasgos, se relata a través de algunas secuencias y de momentos de exploración, en los que registramos libremente un escenario en busca de objetos claves con los que desentrañar el argumento y poder progresar. Las secuencias de vídeo también fallan en las animaciones, y algunos personajes secundarios no están demasiado inspirados, con diseños de lo más genéricos.
En lo sonoro, sobre la buena banda sonora destaca la voz de la protagonista, que hace un gran trabajo narrándonos los hechos. Eso sí, no nos termina de convencer ese extraño sentido del humor y cómo se intercala con la tragedia. Como decíamos, es una historia oscura y de venganza, y todo el clima que crea diciendo que estuvo "días llorando y meses sin hablar" tras la muerte de sus padres lo rompe al segundo siguiente jactándose de las agujetas que va a tener al día siguiente en los bíceps de escalar. Habrá quien lo encuentre oportuno, pero a nosotros ese humor nos ha parecido muy, muy prescindible.
Un concepto con mucho potencial lastrado por una ejecución irregular
Woolfe - The Red Hood Diaries nos gustó mucho cuando se anunció, y quizás por eso esperábamos algo más de él. Ofrece todo lo que prometía –visión alternativa de cuento, acción, plataformas, acción y algún que otro puzle–, pero su ejecución es bastante irregular, dejándonos con un sabor un tanto agridulce. Con unas mecánicas jugables más elaboradas y un sistema de combate más satisfactorio, podríamos estar diciendo que ha cumplido nuestras expectativas, pero ahora mismo se queda unos pasos por atrás de poder hacerlo.
Esto no quita que dentro de su brevedad tenga buenos momentos, una gran ambientación y una versión interesante que contar de Caperucita Roja, que se queda en un "Continuará..." hasta que se lance su segundo episodio, el cual todavía no tiene fecha. Woolfe - The Red Hood Diaries es breve y correcto, aunque también una oportunidad desaprovechada que esperamos que se aproveche de cara al lanzamiento de su segunda parte, ya que los desarrolladores aseguran estar al tanto de los problemas y tomando buena nota.