Análisis de Velvet Assassin (PC, Xbox 360)
Conocido inicialmente como Sabotage, el juego que nos ocupa hoy ha pasado por multitud de contratiempos, incluido más de un retraso en su fecha de lanzamiento hasta la actualidad. Lo que habíamos podido vislumbrar en diferentes ocasiones, y a lo largo de los meses transcurridos desde el anuncio de su desarrollo, encerraba una idea bastante atractiva al combinar la acción y el sigilo en un marco incomparable como es el de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo y, como iremos viendo a lo largo del análisis, falla estrepitosamente en la ejecución a pesar de contar con una base interesante y varios detalles meritorios.
Trasfondo histórico
Asumimos el control de la protagonista, Violette Summer, que ha sido creada por Replay Studios inspirándose en la figura real de la parisina Violette Reine Elizabeth Bushell Szabo, que se convirtió en agente secreto para el SOE (Special Operations Executive) tras la muerte de su marido, el oficial galo Etienne Szabo, en la batalla de El Alamein en el año 1942. La auténtica Violette sufrió, tras su captura por parte del enemigo, toda clase de vejaciones y torturas pero sus labios jamás se separaron para confesar una sola palabra.
Poco tiene que ver todo esto con nuestro papel en el juego más allá de la lucha contra el ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de lo cual, resulta refrescante comprobar que se pueden realizar juegos desarrollados en dicha contienda bélica sin acudir al manido género de los títulos de acción en primera persona, como pueden ser las sagas de Call of Duty o Battlefield.
Una agente de armas tomar
La primera escena del juego nos muestra a la protagonista postrada en la cama de un hospital sin contar con más información que revele cómo hemos llegado allí -y se mantendrá así hasta casi el final del juego-, en un estado de salud más que lamentable. Las misiones que realizaremos serán, en realidad, flashbacks que la protagonista tiene a modo de visiones o sueños durante su estancia en dicho hospital. Tanto la introducción como los vídeos que sirven de nexo entre un nivel y el siguiente son mostrados gracias al uso de escenas cinemáticas de una notable calidad artística, siendo éste uno de los aspectos a destacar en el juego.
Una vez metidos en faena, debemos saber que los pilares básicos sobre los que se sustenta la jugabilidad del juego, al tiempo que las habilidades de la protagonista, son la infiltración, el sabotaje y el asesinato.Durante los primeros compases se nos irá instruyendo en cómo realizar cada una de las acciones con mensajes sobreimpresionados en la pantalla a modo de tutorial, pero sin que afecten demasiado al ritmo de la misión.
Controlamos a Violette bajo una perspectiva en tercera persona que nos permite rotar la cámara en cualquier dirección, algo especialmente útil cuando necesitemos conocer la posición exacta de un enemigo y no queramos comprometer la nuestra, y que también sirve para disfrutar con el modelado de la protagonista que está realizado de un modo bastante correcto en comparación con el resto de elementos, especialmente los propios soldados nazis.
Velvet Assassin transcurre tanto en escenarios exteriores como interiores a lo largo y ancho de los 12 niveles que conforman el título. Como buen agente secreto que somos, el sigilo será crucial en el éxito y supervivencia durante la misión. Ya desde el comienzo somos adiestrados para usar dicha habilidad que nos permite caminar agachados, y utilizar las sombras o el escenario, como por ejemplo en parajes rurales la abundante vegetación, para mimetizarnos con nuestro entorno. Se nos indicará en la parte inferior de la pantalla, así como en los contornos de la propia protagonista y a modo de silueta de color púrpura, los momentos en los que seamos invisibles al ojo enemigo.
En nuestra misión de sigilo y búsqueda de sorprender al enemigo, se nos permite mirar a través de las cerraduras de algunas puertas para poder averiguar si hay algún nazi cercano al otro lado antes de abrirlas. Claro que, en algo tan elemental como es el abrir una puerta para cambiar de estancia hemos encontrado un detalle molesto, y es que en ocasiones se corta la imagen para mostrarnos directamente en la nueva habitación de un modo muy parecido a como ocurría en el primer Resident Evil. Afortunadamente esto no ocurre en cada ocasión.
Es entonces cuando pasamos al siguiente estadio, la confrontación con el enemigo. Resulta recomendable flanquear a los soldados y atacarles desde el cobijo de la oscuridad o algún elemento que nos sirva de cubierta. También debemos plantear nuestros ataques a soldados solitarios, esperando a que se separen cuando vayan en grupo o provocando dicha dispersión usando algún señuelo como nuestro propio silbido o averiando el sistema de luminarias de un recinto a través de los fusibles, por poner dos ejemplos.
De entrada en nuestro arsenal contaremos únicamente con un arma blanca que, eso sí, será muy eficaz a la hora de degollar enemigos una vez que nos hallamos a su espalda y en posición de ataque. Cuando esto ocurra la pantalla se tornará en tonos rojizos para advertirnos de que estamos listos para asesinar. Tras pulsar el botón de ataque no haremos nada excepto deleitarnos con la maestría de Violette a la hora de sesgar vidas, en una animación que usa el propio motor del juego. He aquí que, y hasta que no hayamos acumulado algo de experiencia, en ocasiones nos veremos en situaciones comprometidas, que muchas veces nos costarán incluso la vida, debido a que no siempre resulta fácil ejecutar el golpe mortal, y esto es debido a que si no estamos perfectamente situados, no se iniciará el movimiento letal. Si por ejemplo nos hallamos a la espalda de un soldado nazi, pero no estamos perfectamente centrados y éste, de forma súbita, se da la vuelta descubriéndonos, podrá dar la voz de alarma al tiempo que descargará su munición sobre nosotros, lo que nos matará casi con total seguridad ya que el juego no está diseñado para que vayamos a lo loco como si de un Serious Sam se tratase, y una pequeña ráfaga será más que suficiente para acabar con nuestra vida.
Las armas de fuego no son la panacea en Velvet Assassin, precisamente. Su uso resulta artificial con un sistema de puntería que no terminamos de entender cómo llega a ser tan impreciso y complejo -tanto en la versión de consola como la de PC-, a la vez que ineficaz, pues no importa lo bien dirigidos que vayan nuestros disparos a zonas vitales de los enemigos; muchas veces no reportan ninguna ventaja.
Todo esto implica que debamos estudiar perfectamente primero la situación: analizando el entorno, la posición, número e itinerario de los enemigos en caso de patrullas, antes de abandonar nuestro escondite. Y más teniendo muy presente que Velvet Assassin no permite que grabemos partida siempre que queramos, usando el típico sistema de puntos de control donde se guarda nuestro progreso automáticamente. Algo que, en más de una ocasión, resulta totalmente frustrante al tener que retomar la misión desde más atrás y repitiendo acciones que ya habíamos hecho y que, en otras tantas, conllevan esperar a que una pareja de enemigos se separen tras mantener una insípida conversación, para poder entrar en acción.
Al abatir a un enemigo tenemos la posibilidad de registrar su cuerpo en caso de que lleve algún objeto de valor como por ejemplo una llave que nos permita el acceso a otra habitación. Algo que tendremos que hacer la mayoría de las veces tras matar al nazi de turno será esconder el cuerpo arrastrándolo hacia una zona donde no sea visible para los demás. Claro que, si de un grupo de soldados matamos a uno y lo escondemos, el resto no se alarmará por el hecho de que su compañero no esté donde debiese. Algo que nos parece, a todas luces, un error bastante grave. De todos modos, el conjunto de la Inteligencia Artificial deja muchísimo que desear, con unos enemigos alelados cuanto menos, y siendo otra mancha en la calidad general.
No se nos permite la posibilidad de robarles las armas a los enemigos de los que nos hayamos librado; otra decisión poco acertada por parte de los desarrolladores. En ciertas misiones se nos brindará la ocasión de tomar prestado el uniforme de algún nazi para, de este modo, intentar camuflarnos entre las líneas enemigas. La mayoría de las veces resultará poco útil debido a un calzado que hace demasiado ruido -y aquí de lo que se trata es de lo contrario al fin y al cabo-, y del hecho de que nos reconocerán y atacarán si nos acercamos demasiado a algún soldado. En resumen, otra buena idea, aunque no sea innovadora, tirada a la basura.
Para poder salvar las situaciones más complicadas, tendremos a nuestra disposición la ayuda de unas inyecciones de morfina que iremos encontrando repartidas por los niveles, y que ralentizan toda la acción a nuestro alrededor para que podamos abatir a los enemigos que se interponen en nuestro camino sin ser heridos.
Es bastante chocante la apariencia de Violette al usar la morfina, ya que pasamos a verla en camisón cada vez que usemos las inyecciones milagrosas.
Diversión limitada
Al hablar de Velvet Assassin no podemos hablar, tampoco, de un desarrollo jugable que permita gran libertad de acción. Lo cierto es que es enteramente lineal, limitándonos a ir de un punto a otro para recoger un objeto determinado o matar al soldado que tiene la llave que necesitamos para abrir la puerta que nos permite continuar, y poco más. Las misiones de sabotaje serán las más divertidas al tener que reunir una serie de elementos y tratar de escapar antes de ser descubiertos o vernos comprometidos por la explosión que hemos preparado nosotros mismos.
Debido a su diseño, no invita al jugador a querer repetir las mismas misiones una y otra vez en busca de nuevos caminos o métodos para resolver las dificultades y peligros del camino.
El único aliciente para volver a jugar las misiones será la búsqueda de una serie de objetos coleccionables que nos premiarán con unos puntos que, a su vez, nos servirán para mejorar algunas habilidades de Violette: disponer de más tiempo de efecto de morfina, aumentar la velocidad mientras estamos agachados en modo sigiloso y mejorar nuestra resistencia ante el fuego enemigo.
El desarrollo lineal y la poca información sobre la historia de la protagonista propician una falta de empatía hacia la misma. Y, muchas de las respuestas que revelan el estado en el que se nos presenta al principio de la aventura, no serán tratadas hasta la última misión: algo tarde para tratar de despertar el parco interés que tendremos hacia la trama llegados a ese punto.
Las horas de juego están aún más limitadas si tenemos en cuenta otro gran defecto del título: no dispone de más modalidades de juego. De hecho, ni siquiera existe modo multijugador, que habría hecho subir muchos enteros al título y brindado la posibilidad de enfrentarnos contra otros agentes secretos, o hacer partidas divididas en grupos en las que unos podrían controlar a los nazis y otros a los aliados. En definitiva, otra importante carencia en el curriculum de Velvet Assassin.
Técnicamente irregular
Lo más trabajado gráficamente hablando es el correcto sistema de iluminación que permite un vistoso juego de luces y sombras, algo perfectamente lógico teniendo en cuenta la naturaleza de su diseño. Siendo justos hay que destacar también el modelado de la protagonista, incluyendo los momentos en los que luce únicamente el camisón al usar las inyecciones de morfina.
A partir de aquí y, siendo justos, el resto de elementos son bastante decepcionantes. Escenarios repetitivos, un ejército clon de alemanes -son prácticamente iguales unos a otros, salvando sutiles diferencias-, texturas con poco nivel de detalle para los tiempos que corren e, incluso, ralentizaciones en la versión de X-BOX 360, no ayudan precisamente a encandilar al jugador más exigente. Las animaciones no pasan de aceptables, excepto quizá en los momentos en los que nos deleitamos con las escenas que nos muestra la ejecución del enemigo de turno.
La versión de PC es ligeramente superior gráficamente permitiendo mayores resoluciones y un sistema de iluminación que parece algo más trabajado; pero son prácticamente iguales.
Además, la sincronización vertical brilla por su ausencia en ambas plataformas. Algo realmente molesto para la mayoría de usuarios. Otro fallo garrafal lo encontramos en el motor de colisiones con problemas, por ejemplo, al dejar una puerta abierta y contemplar cómo podemos atravesar la hoja de la misma con el cuerpo de Violette. Se nota que no estamos ante un juego mimado. Por irrelevante que pueda sonar, detalles como el hecho de que cuando silbamos si rotamos la cámara para ver la cara de la protagonista, comprobaremos cómo sus labios no se mueven lo más mínimo, acrecientan dicha sensación.
Como no todo va a ser negativo, hay que recalcar que, en el apartado sonoro, la cosa cambia a mejor. Los sonidos en sí no son una gran maravilla aunque acompañan perfectamente las acciones de la protagonista y todo lo que acontece a su alrededor. Pero la música es otro cantar. Consigue enfatizar muy bien los momentos de especial tensión y la composición de la misma nos parece de lo más acertada con una melodía sobria perfecta para la ocasión.
El hecho de que el juego no haya sido doblado comporta un arma de doble filo: por un lado es una pena que no haya sido totalmente localizado -los textos sí están en perfecto castellano-, pero por contra las voces originales están muy conseguidas, y denota un detalle de realismo el hecho de escuchar a las patrullas de soldados nazis hablando en alemán.
Un quiero pero no puedo
Durante el tiempo que hemos pasado con Velvet Assassin ha sido inevitable no acordarse de juegos del calibre de la saga Splinter Cell, Hitman o Thief. Por desgracia -no es la primera vez que ocurre, ni tampoco la última- un concepto atractivo se queda en el limbo por culpa de una nefasta puesta en escena.
El trabajo de Replay Studios es una declaración de intenciones que se queda a medio camino por culpa de un diseño lineal y repetitivo, la falta de modos de juego, los problemas en la jugabilidad y un apartado técnico, donde brilla con luz propia la nefasta inteligencia artificial de los enemigos, que echan por tierra lo que podría haber sido un título muchísimo más interesante para los aficionados a los juegos de sigilo e infiltración.
No obstante, siempre habrá quien encuentre en Velvet Assassin un concepto lo suficientemente refrescante como para darle una oportunidad. De hecho el juego no puede decirse que sea del todo un fiasco ni aburrido. Lo más prudente en estos casos pasa por alquilar el título y decidir por uno mismo si vale o no la pena su compra, algo que tampoco es tan descabellado después de todo teniendo en cuenta el atractivo precio de salida al mercado.