Análisis de Tropico 5 (PC, PS4, Xbox 360, Xbox One)
Tropico 5 es uno de esos juegos en los cuales podríamos coger el texto que realizamos para analizar su entrega anterior, realizarle un par de modificaciones para destacar las escasas novedades que incluye, publicarlo como nuevo análisis y seguiría siendo totalmente válido, ya que esto mismo es lo que han hecho los chicos de Haemimont Studios con este título de la saga, consiguiendo que cada minuto frente a él sea un Déjà Vu constante.
Forjando una dinastía
Para los recién llegados a la serie, mencionar que Tropico 5 nos propone un juego de estrategia y gestión en el que encarnamos al "Presidente", un dictador que tiene que encargarse de levantar una gran ciudad y administrarla adecuadamente.
Para ello tenemos multitud de opciones entre las que escoger, como ser un tirano y gobernar con mano de hierro mientras llenamos las arcas de nuestra cuenta bancaria secreta en Suiza o en cambio volcarnos en que la calidad de vida de nuestros ciudadanos sea la mejor.
También resultará muy importante el tipo de ciudad que queremos crear, ya que podemos construir cosas como una gigantesca urbe industrial para convertirnos en el motor del mundo o todo un paraíso tropical que resulte irresistible para los turistas. Todas estas opciones y decisiones recaerán sobre nosotros, permitiéndonos adoptar el estilo de juego que consideremos que más se adapte a nuestros gustos.
Hasta aquí apenas hay cambios a destacar, ya que casi todas las opciones de construcción, comercio y gestión que ya pudimos disfrutar en las anteriores entregas de la saga están presentes. Como no podía ser de otra forma, también tendremos que evitar que el pueblo se rebele contra nosotros, aprovechar los recursos naturales de nuestra isla, decidir las importaciones y exportaciones de nuestros productos, crear lugares de ocio para el entretenimiento de los ciudadanos, formar un buen ejército con el que mantener el orden y poder defendernos, etcétera.
Las opciones no son tan extensas como se pueden ver en otros juegos del género, pero son las suficientes para darnos una buena libertad y mantener nuestro interés, por lo que no se trata de un título especialmente complejo y difícil, aunque sí que es cierto que hemos notado una leve subida en su dificultad. De todos modos, esta podremos configurarla a nuestro gusto, por lo que no deberíamos de tener muchos problemas para encontrar algo que se adapte al nivel de reto que busquemos. Eso sí, los momentos de frustración por la falta de información que nos suele ofrecer el juego siguen presentes, un punto que viendo las pocas novedades que se han incluido no terminamos de entender por qué no se ha subsanado ya, algo que también se podría aplicar a las batallas y las guerras, las cuales están fatal implementadas.
La principal razón de ser de esta quinta entrega la encontramos en las dinastías, gracias a las cuales gobernaremos durante tres siglos e iremos creando sucesores para que nuestro legado no muera con nosotros. Esto trae consigo interesantes opciones estratégicas que hacen mucho más dinámica la jugabilidad de la saga, ya que ahora el periodo de tiempo que se abarca es mucho más amplio y en el mundo se irán produciendo cambios y eventos históricos a los cuales nos tendremos que adaptar, como las guerras mundiales o la Guerra Fría, por lo que nunca tendremos esa sensación de haber ganado con nuestra estrategia actual durante el transcurso de la partida, ya que probablemente nos toque cambiar de plan a la que pasen unos cuantos años.
Además, tal y como era de esperar, el paso del tiempo trae consigo el progreso tecnológico, o lo que es lo mismo, nuevas estructuras, mejoras y edificios para construir, por lo que realizar investigaciones para avanzar de era será muy importante, aunque estas se realizan de una forma extremadamente simple que le resta interés, ya que solo tendremos que ir seleccionando las mejoras que queremos investigar y esperar a que pasen los meses que nos indiquen para que se completen.
En cuanto a los modos de juego, tampoco hay sorpresas, con un multijugador que no ha evolucionado nada y que nos permitirá tanto colaborar como competir con otros jugadores, una divertida campaña para un jugador con su propio desarrollo argumental, un modo libre donde jugar a nuestro ritmo y un tutorial de tres misiones con el que aprender los conceptos básicos del juego.
Paraíso tropical
Gráficamente se nota que Tropico 5 ha mejorado ligeramente lo visto en su anterior entrega, con unos edificios y escenarios más detallados que nunca, aunque tampoco es que se trate de ninguna maravilla visual, como bien demuestran algunas texturas y modelados, los cuales dejan que desear. A nivel artístico las diferencias con Tropico 4 son prácticamente inexistentes, ya que incluso se han reutilizado las ilustraciones de los personajes, aunque al menos esto significa que se trata de un título muy agradable a la vista, desenfadado y con muchísimo colorido.
En cuanto al sonido, volvemos a encontrarnos con una banda sonora caribeña muy animada que consigue hacer que nuestras partidas sean toda una fiesta, aunque los temas que incluye son tan poco variados y los escucharemos durante tanto tiempo que se acabarán repitiendo más de la cuenta. Eso sí, se mantiene un doblaje al español con mucho nivel y gracias al cual se consigue acentuar todavía más el divertidísimo sentido del humor del que hace gala toda la obra.
Conclusiones
A pesar de la nula evolución que ha sufrido la saga con esta entrega, Tropico 5 se mantiene como un juego de estrategia y gestión muy divertido. No en vano, parte de unas bases muy buenas y que ya ha quedado demostrado que funcionan, pero la sensación que deja es la de encontrarnos ante una expansión de su cuarta parte y no ante un título que justifique el nuevo número en su nombre. Si tenéis Tropico 4 ya sabréis todo lo que os vais a encontrar aquí, por lo que no nos atreveríamos a recomendároslo a menos que tengáis muchas más ganas de lo mismo, mientras que si sois nuevos en esto de ser "El Presidente", Tropico 5 se convierte en una oportunidad de lo más recomendable para iniciarse en sus divertidas gestiones.