Análisis de Total War: Rome II (PC)
Parece que The Creative Assembly está empeñado en bordar el género de la estrategia ya no solo militar, también de gestión social hasta lo más profundo. Corría el año 2004 cuando conocimos Rome, perteneciente a la saga Total War. Ahora, casi una década después, llega a nuestras manos su segunda parte, Rome II: Total War. Después de pasar por el Japón del medievo y la Europa feudal, vivimos el periodo de Napoleón y sus campañas militares en una saga que paso a paso ha ido mejorando para llegar a lo que es hoy en día.
Tomando nota de los comentarios de la gran comunidad de jugadores, y viendo las posibilidades reales que el juego tenía ya no solo en calidad gráfica, sino en profundidad en cuanto a contenido, Rome II combina la sabiduría de haber realizado diferentes títulos con una profundidad histórica que cuida hasta el más mínimo detalle. Más de un centenar de unidades, campañas históricas, batallas épicas y una cantidad ingente de mejoras para nuestra provincia, ciudades y aldeas. Esta es la propuesta que The Creative Assembly tiene para nosotros.
Tres batallas para tomar el control
¿Eres nuevo en la saga Total War? Ningún problema. Tanto si el jugador es novato en este tipo de juegos como si en su currículum cuenta con todos los títulos de la saga jugados cientos de veces, un prólogo nos recibirá para que empecemos con buen pie. En este caso asistiremos a las batallas de Capua, la defensa de Campania y la invasión de Samnio para entrar en contacto con el sistema de batalla, que ha mejorado ostensiblemente, y también para empezar con las bases de lo que será el día a día en Rome II. Empezar con estas tres batallas nos proporcionará ayuda tanto en el ataque como en la defensa, sobre todo en condiciones poco favorables. Las tres batallas las lucharemos contra el pueblo samnita, y un asedio, una defensa y la posterior invasión que serán la introducción perfecta para la ocasión.
Y después del prólogo, una difícil empresa, ¿Qué cultura escoger? La elección del jugador marcará todo el resto de campaña de forma ineludible. Si optamos por propuestas de mucha envergadura, como Roma, Cartago o los Estados Griegos –disponibles en un descargable–, también deberemos hacer frente a las facciones, que nos vienen dadas, y podrán significar un punto muy a favor, por el soporte que nos darán durante la partida, aunque también deberemos tener claro el balance entre facciones dentro de nuestra gestión.
Así, los Estados Griegos nos brindan las facciones de Esparta, Epiro y Atenas. Esta elección se basa en la tradición clásica y la independencia feroz, dos de sus grandes cualidades, aunque también deberemos tener en cuenta que lo que suma la cultura, también lo restan, en algunos casos, las facciones. Si nos basamos en la elección anterior veremos que Epiro nos penaliza en cuanto a diplomacia y Esparta en cuanto a la riqueza procedente de industria y comercio. Pese a ello también deberemos ser capaces de ver lo positivo, y estas facciones nos brindarán bonificaciones en orden público, un % de riqueza desde los asentamientos y diferentes unidades exclusivas de cada parte del mundo según la selección inicial.
Profundidad ante todo
Si os fijáis, la partida no ha empezado pero el jugador ya tendrá la primera elección vital delante. Es tan importante pensar en la cultura que queremos como en la afectación de sus facciones. Según el tipo de jugador, Rome II nos abre un elenco de ocho culturas diferentes, a saber: Roma, Cartago, Imperios Orientales, Tribus britanas, Tribus Galas, Reinos de los Sucesores, Tribus germánicas o Estados Griegos, para empezar la aventura. Y dentro de cada uno de ellos, de una a tres facciones con las que convivir dentro de nuestra partida.
Para no dejar ningún cabo suelto, la presentación de cada cultura incluye una explicación sobre la realidad económica, social, política y militar del periodo en el que iniciaremos las acciones, y también una larga explicación de lo que aportará y penalizará cada facción. Y una vez escogido nuestro futuro tan solo quedará empezar una campaña cargada de novedades que seguidamente descubriremos.
"Sois Roma"
Esta es la frase que recibe al jugador que ha escogido la República como base de su vida en el juego. Esta elección es tan solo una de las ocho posibles, y distará mucho de todo el resto, aunque la jugabilidad y el sistema de mejoras sea el mismo. La realidad de cada civilización es diferente, lo que hace de este juego un título altamente rejugable, con detalles que sobrepasan lo que habíamos visto hasta ahora. En todo caso, sea cual sea vuestra elección siempre recibiréis una serie de objetivos marcados por los que tendremos que controlar provincias ya sea por derecho o por la fuerza. En el caso de Roma la realidad es que hay una guerra en curso contra los etruscos, y tendremos que marchar con nuestros ejércitos a la zona norte para garantizar la seguridad y empezar a crear el Imperio.
Al empezar la partida deberemos, primero, iniciar la administración de la ciudad. Para ello contaremos con un consejero, que nos irá explicando la afectación de cada decisión, y nos presentará todas las opciones que están en nuestra mano. En principio sólo podremos tomar decisiones sobre los asentamientos que tenemos bajo nuestro mando, que en este caso son Roma y Neapolis, para después conseguir Arimino y Velatri. La interfaz del juego nos brinda diferentes opciones como convertir el asentamiento en ciudad, crear un campo de marte, lo que favorece al ejército o crear nuevos espacios de construcción relacionados con el comercio, la milicia o las infraestructuras. Todo ello lo haremos a través de los fondos disponibles y un árbol de evolución para el que deberemos reunir lo necesario antes de avanzar.
Reclutando a nuestros soldados
Otro de los primeros pasos al llegar a la provincia será el de hacernos con una buena fuerza de ataque y defensa. Esta decisión también será importante, ya que los generales disponibles para reclutar pertenecen a las facciones más destacadas de cada cultura. Y de ahí pueden salir muy buenas alianzas o las guerras civiles más importantes entre nuestros propios ciudadanos. Balancear el poder entre familias será un tema interesante dentro de los temas de nuestro gobierno, ya que en cualquier momento nos podemos ver en problemas a la hora de gobernar si no conseguimos hacerlo correctamente.
Para conocerlos bien contaremos con la pestaña detalles, que nos informará de la vida de cualquier persona. En el caso del general veremos los rasgos personales a una profundidad tal que veremos si está casado y tiene familia, la forma de ser o también las habilidades que tiene como general; además también podremos socavar su perfil social mediante rumores o también planificar su asesinato si se convierte en un problema. Todo ello irá cambiando batalla tras batalla, y podremos interceder incluso en concertar un matrimonio para él usando al máximo la política de facciones y el balance entre familias del que hablábamos.
Pasando al nivel más técnico y de gestión, el ejército creará su primera unidad, que será la del general, a la que se unirán diferentes unidades más según lo que busquemos. En principio dispondremos de pocas tipologías de soldados y mercenarios para escoger, aunque poco a poco estos irán aumentando tanto por el descubrimiento de nuevas formas de guerra como por el avance social, militar y económico de la ciudad y la provincia.
¡Preparados para la batalla!
Una vez gestionada la ciudad y creado el ejército ya estaremos preparados para avanzar hacia el Imperio. Con esta idea tendremos que enfrentarnos a otros ejércitos, para lo que será crucial fijarnos tanto en nuestro oponente y sus unidades como en el balance entre unidades. Será en este momento en el que veamos el trabajo realizado a nivel de ambientación. El mismo mapa en el que nos movemos cuenta con una propuesta visual de gran calidad, retocada para hacerla más atractiva mientras gestionamos nuestra ciudad. El momento de la batalla también lo recrearemos en estos campos aunque siempre desde un punto de vista mucho mejor en el que el detalle ha sido la apuesta más firme. Si algo destacaron los diferentes responsables del estudio cuando estuvimos con ellos en Roma, fue el hecho de haber mejorado la experiencia de juego tanto en táctica como en gráficos.
Ahora Rome II brilla con unos gráficos donde veremos muchas más unidades en pantalla, y cada soldado será único, con ropajes diferentes. El título es mucho más claro y las batallas tanto a campo abierto como en el mar lucen únicas gracias a un entorno en el que también se ha trabajado. Todo se adapta al momento y lugar en el que estamos, con lo que la partida gana también en una ambientación mucho más realista. Vencer una batalla no solo es honor, sino también enterrar a los caídos y seleccionar a un nuevo general si no hemos sabido protegerlo consecuentemente. Si nos alzamos con la victoria deberemos escoger entre liberar o esclavizar a los rivales o también ocupar su territorio. Asimismo antes del combate podemos escoger la configuración de ejércitos, en los que podemos desplegar dos o más conjuntos de unidades con un máximo de cuarenta unidades a la vez.
Igual como sucede en la gestión de la provincia, la batalla se abre con la colocación de las unidades a lo largo y ancho de un espacio delimitado. Especialmente si estamos en minoría ante el enemigo este será un paso bastante importante, igual que la gestión en batalla de las unidades. Encontramos un gran grupo de tácticas predefinidas que se unen al aumento de nuevas armas y máquinas de asalto que mejoran ostensiblemente el momento dedicado a la lucha. La inteligencia artificial ha mejorado en gran medida respecto a otros títulos de la saga, y se convertirá en un gran aliado a la hora de exprimir al jugador que tiene enfrente. En este sentido la accesibilidad de la que el equipo hablaba a la hora de crear un proyecto que se deje jugar, combina a la perfección con una dificultad que hará que tengamos que dejarlo todo en el campo de batalla a la hora de avanzar.
El componente diplomático
Pero no solo en el gobierno local y la milicia se asienta nuestro futuro imperio. La diplomacia toma un papel muy destacado en la empresa que iniciamos, y tendremos a nuestra disposición un amplio mapa que se irá expandiendo según avancemos en el juego. En este sentido podemos acceder a un completo listado de acciones que realizar con los pueblos que nos circundan. Entre ellos destacan diferentes acuerdos comerciales, que abrirán rutas de comercio más fuertes entre ciudades, acceso militar a otros estados, alianzas entre ejércitos, pactos de no agresión o también la creación de satrapías, o estados clientelares, que abren las opciones de colaboración, protectorado a las más altas cotas.
Gestionar bien este apartado nos dará ventaja tanto en el punto de vista militar como en el social o económico, potenciando los pactos y creando alianzas contra nuestros enemigos. Lejos de ser solo un título, cada una de estas opciones crean un vínculo entre estados que ayudará con el avance, llegando a modificar la forma de nuestro ejército y obligándonos a cumplir la palabra bajo amenaza de guerra.
Combinando la diplomacia con propuestas más sombrías, podemos disponer de los espías, que podremos reclutar a lo largo y ancho del mapa. Esta opción nos permite sabotear ciudades, incitar revueltas, envenenar pozos o incendiar, entre otras, lo que será una buena forma de mermar a nuestros enemigos justo antes de entrar con nuestro ejército en la ciudad. Como veis las posibilidades son infinitas, y cuajan una propuesta cargada de posibilidades.
Más allá de la imaginación
Cuando en 2004 llegó a nuestras manos Rome: Total War, no podíamos imaginar lo que nos venía encima en cuanto a gestión y estrategia por turnos se refiere. Este Rome II nos brinda una oportunidad de dejar volar la imaginación para crear cualquier cosa que queramos en cuanto al Imperio se refiere. Lo que empezaremos con un simple prólogo para tomar contacto pronto se convertirá en un complejo sistema de gestión social, económica, política y militar con el que escribir nuestra propia historia.
A nivel gráfico Rome II aporta todo lo que la saga necesitaba para ser aún mayor. Gracias al despliegue de medios tanto técnicos como historiográficos, el estudio consigue recrear a la perfección una época plagada de posibilidades en cuanto al videojuego se refiere. En el sentido más visual Rome II impacta muchísimo y supera con creces a su antecesor, tanto gráficamente como en aspecto. Las batallas se convierten en un espectáculo visual increíble, en la que el zoom más cerrado nos descubre hasta las facciones del soldado. Diferenciaremos al general del soldado de a pie ya no por el título, sino por los ropajes, que cambiarán, dando un toque mucho más real. Asimismo batallas navales, armas y demás elementos bélicos se han documentado hasta límites insospechados, obedeciendo a la necesidad del equipo por la que querían acercar aún más la Roma de la época al jugador.
En lo jugable Rome II: Total War aprende de toda una saga y sigue la estela de sus predecesores. La dificultad de las batallas, modificable en todo momento, se combina con una curva de aprendizaje muy suave aunque profunda. Los primeros compases nos sumergen en la realidad de la batalla, y poco a poco los diferentes consejeros nos informan en perfecto castellano de todo lo que podemos hacer en el juego. Las mejoras de provincia y ciudad son tan extensas que es imposible listarlas todas. Cada construcción tendrá una afectación tanto en la población como en el ejército, e incluso en nuestros negocios en ultramar. Cada decisión tomada en la investigación también hará que podamos optar a una u otra cosa en el campo de batalla. Los árboles de evolución son tan densos como extensos y afectan tanto a la ciudad como a la milicia. Estas nos llevarán desde la investigación de cosas tan básicas como las herramientas de hierro a esquemas de trabajo complejos como las líneas de producción.
Todo ello nos llevará a las victorias, que pueden ser económica, militar o cultural. Según el avance de nuestro pueblo y, como siempre, de nuestras decisiones, tendremos más accesible una u otra. Junto a los objetivos planteados por el título contaremos con estas propuestas de victoria relacionadas con diferentes propuestas según su tipología. Así la militar se basará en el control de asentamientos, provincias y unidades; la económica en las relaciones comerciales y los recursos estratégicos –además del control de provincias–; y por último la cultural, en la que al control de provincias se suman el ser la cultura dominante, contar con edificios especiales o investigar un número de tecnologías. Cada paso en Rome II nos incita a seguir jugando para conseguir un objetivo.
Por si todo ello fuera poco, las opciones saltan exponencialmente cuando hablamos del multijugador. Este videojuego permite recrear batallas históricas y enfrentarnos a otros jugadores en línea aprovechando todo el tirón gráfico y de contenido del juego. Configuramos la partida, escogemos meteorología, tiempo, dificultad y hora del día y estaremos preparados para la gran batalla.
En conclusión, puede que nos encontremos delante de uno de los juegos más completos en lo que a estrategia por turnos y batallas se refiere. El trabajo del equipo es colosal, y permite una inmersión inmediata y muy profunda en el día a día de una ciudad de la antigüedad. Rome II: Total War llega mañana a las tiendas tanto en formato físico como en distribución digital. Un hito que los amantes de la estrategia no querrán perderse.