Análisis de The Settlers: Construye tu Imperio (PC)
Sin duda, a día de hoy la estrategia continúa siendo uno de los géneros más prolíferos en el mundo de los videojuegos, abarcando una gran cantidad de variantes jugables que permiten a los jugadores disfrutar de títulos enfocados por completo en los combates, u otros en los que lo más importante no es tanto la guerra sino el desarrollo y gestión de centros urbanos (o parques temáticos, hospitales, etc.). Dentro de esta última vertiente jugable destaca la serie The Settlers que, desde su nacimiento, se ha convertido en una del as sagas de estrategias más populares.
En los títulos de esta serie, se ponen sobre la mesa nuestras dotes de liderazgo, nuestro grado de sensatez y nuestra capacidad para progresar en un mundo en conflicto mientras tratamos de desarrollar una colonia lo más estable posible. Y a grandes rasgos, los principios básicos de este género se cumplen a la perfección: construir edificios, reclutar soldados y machaca al enemigo.
Pero es el enfoque que se le ha dado desde el punto de vista de la gestión lo que ha hecho a esta serie tan popular. Aquí no sólo se trata de recolectar de recursos, sino de compaginar todos los elementos edificables para que sea posible el progreso; aquí nada es innecesario: sin trigo no hay harina, sin harina no hay pan… ¡sin pan la gente no se alimenta!
De entre las novedades que encontramos en esta nueva entrega de la serie destacamos la conseguida sencillez con la que podemos progresar a través de las múltiples opciones del juego. Vemos también un estilo gráfico renovado con infinidad de detalles curiosos, simples elementos visuales que harán acogedora la imagen de nuestro reino.
Pese a que un factor fuerte de Settlers sea el reto que plantea la gestión de un reino, nosotros también queremos resaltar que sin lugar a dudas se ha logrado un reino lleno de detalles asombrosos. Detalles que hacen que nos sumerjamos de lleno en una fantasía medieval. Si miramos atrás, la falta de motor en tres dimensiones hacía de notar la carencia de ese carácter acogedor que en muchos juegos de gestión es de una importancia relevante. Pero actualmente en esta edición de The Settlers la vida recorre las calles de nuestra ciudad, cada recoveco, cada persona ejerce una función distinta, incluso las gallinas rebuscan alimento entre los matojos.
Si lo vemos de ese modo, puede que nos eche hacia atrás, pero no; la gestión de tal cantidad de recursos se gestiona intuitivamente gracias a una nueva interfaz de menús y por si fuera poco, al inicio de nuestra aventura se nos explicará con detalle todas las funciones y utilizaciones que tendrán los mismos. En este sentido, se acabaron todas las dificultades derivadas de la ausencia de este tipo de ayudas, aspecto que resultaba francamente problemático en la revisión del original lanzada en Nintendo DS hace unos meses.
Y qué decir de los habitantes de nuestras tierras. Todos tenemos necesidades y ellos no son menos. Comida, aseo, ropa y diversión; un conjunto sencillo en apariencia que puede llegar a complicarse de manera muy brusca. Una población mal alimentada genera hambruna y baja drásticamente la moral de los colonos. Con una moral baja, lógicamente, las ganas de trabajar disminuyen y… ¿si no trabajan? ¡Qué comience la revolución! Evidentemente la buena vida que podamos darles no será en vano. Los Settlers decorarán sus calles para que la ciudad gane prestigio en apariencia. A parte de lo comentado, siempre recordaremos este dicho: "en el punto medio está la perfección."
¿Cómo conseguimos que nuestro imperio fluya? Las estructuras ganan un papel importante. Es la base de la economía, pues la materia prima se obtiene del campo, pero para nuestro uso debe ser tratada y eso es lo que nuestros Settlers harán en sus correspondientes estructuras. Podremos ampliar la mano de obra: más personal, más producción. Aunque como bien sabemos, tendremos que alimentar a más trabajadores.
Nos damos cuenta que en The Settlers: Construye tu Imperio, encontramos multitud de diferentes combinaciones para prosperar. La diversidad de situaciones es un punto muy a favor de este título. ¡Incluso podremos organizar una gran fiesta en la plaza del pueblo para favorecer nuestra imagen!
De hecho, el papel que juegan nuestras decisiones nos llevarán desde configurar y diseñar cómo será nuestra ciudad, hasta sopesar la cantidad de impuestos que cada Settler deberá aportar. Esto mismo, puede provocar el descontento general o la bancarrota. Incluso si decidimos no pagar un salario adecuado a las tropas, éstas llegarán a perder el ímpetu y el valor por las que fueron formadas. "Conquistemos, disfrutemos de la gloria y brindemos en copas de oro. La pobreza para aquellos que nos miran con maldad."
Técnicamente, cada detalle de ambientación en Settlers está realmente logrado. No escapa a la vista cual es la condición de cada plebeyo. Tanto vestimentas como estructuras, animales o arboles, están realmente tratados con ese carácter acogedor que rápidamente se transmite. Gracias a la cámara "ojo de águila" que en todo momento podremos acercar, alejar, rotar, mover… perfecta para adentrarse entre los rincones más oscuros o de las plazas más coloridas.
La ambientación es en gran medida un factor clave en los juegos de gestión y Ubisoft, mediante una interfaz detallada y unas texturas adecuadas, ha hecho un buen trabajo en esta entrega. Como decíamos con anterioridad, durante nuestro contacto con los Settlers podremos interactuar con cualquier ente viviente y no viviente. Tendremos unos menús que detallan cada situación y harán que la jugabilidad alcance su clímax conforme dominamos más la dinámica del juego, es decir, cuando progresemos con nuestro reino.
Y sí, ¿qué sería de una escenografía medieval sin una buena ambientación musical? Otro hecho por el que muchos títulos se repiten y terminan siendo aburridos. En The Settlers tenemos un hilo musical abundante en casi todo el tiempo de juego. Los instrumentos deleitarán nuestros oídos y nos permitirán sumergirnos aún más en nuestro épico proyecto. Por último y significativamente, queremos afirmar que el juego está completamente traducido a nuestro idioma.