Análisis The Precinct: Un sandbox como un GTA clásico pero en la piel de la policía (PC, Xbox Series X, PS5)

The Precinct se siente como un planteamiento de lo más novedoso, y eso que curiosamente no deja de ser un GTA, pero dado la vuelta. Imagínate patrullar las calles en la piel de un policía recién llegado al cuerpo, y hacerlo en una ciudad de lo menos agradable, repleta de delincuentes al doblar cada esquina. Pues de eso mismo va este videojuego, un desarrollo independiente de modesta escala que, sin embargo, cuenta con una ambición tremenda al proponernos un sandbox más trabajado de lo que se podría pensar en un principio.
Es un proyecto mediano, de unas 30 personas, y obviamente no se puede comparar a las creaciones de Rockstar. Pero viendo el juego tampoco parece haber sido esa la intención, porque a cualquiera que juegue le vendrán a la mente los clásicos de la saga, incluyendo GTA: Chinatown Wars.
De hecho, comparte con este título una cierta predilección por el acabado en cel-shading, además de una perspectiva elevada (casi cenital) que lo cierto es que se adapta muy bien a la función vigilante de un agente de la ley.

Un GTA desde el lado de la policía
Así que The Precinct tiene básicamente la esencia de un GTA clásico pero con las tornas cambiadas: en lugar de desafiar a las leyes, las protegemos en el lugar de un policía. Y por supuesto hay una historia detrás. Nos ponemos en el lugar de Nick Cordell, un novato recién llegado a la comisaría de Averno City tras la violenta pérdida de su padre, un respetado policía. Uno de nuestros objetivos consiste precisamente en averiguar las circunstancias de su fallecimiento, algo no demasiado difícil de entrever en un lugar en que el crimen, la corrupción y la injusticia campan a sus anchas.
Para bien o para mal, la narrativa no es muy importante en realidad, y de hecho se limita a ofrecernos pantallas estáticas con conversaciones para ilustrar los acontecimientos. Lo importante está realmente en la acción, una que está representada por hacer que nos sintamos como un agente policial, con turnos diarios que debemos ir completando para ganar experiencia, desbloquear nuevas regiones de la ciudad y avanzar en la investigación principal. Una estructura muy bien definida, pero como os explicaremos más adelante supone uno de los elementos más mejorables del conjunto.

En este sentido, podría decirse que The Precinct es, además de un sandbox con acción y disparos, un interesante simulador de policía ambientado en las películas de los años 80 y 90. Y esto lo decimos porque aunque hay tiroteos, redadas y persecuciones… buena parte del juego también tendrás que poner multas de estacionamiento, realizar registros rutinarios, pruebas de alcoholemia y vigilar que nadie exceda la velocidad permitida. No obstante, incluso eso tiene su gracia, siendo uno de los mayores logros del videojuego.
La forma de progresar en el juego se basa en completar turnos. Cada día es una nueva aventura por así decirlo, y puedes escoger si dedicar una jornada a patrullar a pie, a hacer la ronda a bordo de tu vehículo, a atreverte con la vigilancia nocturna o dedicar todo el turno a comprobar quién ha infringido las normas de aparcamiento. Lo bueno es que el juego está hecho para que te lo tomes en serio, porque no dar el cien por cien implica no ganar los suficientes puntos para subir de rango y obtener acceso a más posibilidades. Al final de la jornada incluso se te compara con el resto de compañeros para que ofrezcas siempre tu mejor versión.

A este respecto, la sensación de progresión está bastante bien construida, y todo lo que haces en el juego contribuye a ganar más o menos puntos de experiencia. El funcionamiento es sencillo. Mientras patrullas, en la radio se te va avisando de los crímenes en progreso. Entonces podrás aceptar el aviso, dirigirte al lugar señalado y actuar. Podría ser un robo, una reyerta callejera o delitos de contrabando. En algunas ocasiones los criminales no ofrecen resistencia, pero en otras podrían huir, presentar resistencia o incluso tomar un rehén.
Puedes abatirlos, pero no suele ser la opción correcta, y de hecho te resta puntos. Lo más común es que tengas que reducirlos (utilizando placajes, la porra o una pistola de descargas no letales). A continuación tienes que comprobar su identificación, registrarlos por si llevan armas u otros objetos ilegales. Si van conduciendo, puedes intimidarles con advertencias, activar la sirena y hacer que se bajen del coche para registrar el maletero. Las posibilidades son numerosas y se convierten en uno de esos elementos que te sorprenden mientras juegas.

Realmente te sientes como un policía, y ese es uno de los grandes logros de The Precinct. Y no todo depende de hacer todo esto, porque luego tienes que poner la respectiva denuncia. Puede ser una simple multa o una orden de detención, y en el proceso debes indicar todas y cada una de las infracciones. Si aciertas, ganas puntos de experiencia. Si fallas, se te restan. Hay veces que no queda demasiado claro qué es lo que tienes que poner, aunque para estas situaciones puedes optar por delegar esta tarea, la cual puede volverse repetitiva a medida que pasan las horas de juego.
Ser policía puede ser divertido, pero también rutinario
Es aquí cuando llega la monotonía de la que os hablábamos antes. La estructura está bien, porque cada jornada puedes dedicarte a hacer algo diferente, e incluso personalizar tu turno indicando la tarea, la región e incluso las horas en que vas a patrullar. No obstante, no hay demasiada diferencia a la hora de proceder, y al final nuestro trabajo se hace algo rutinario. Además, los eventos fortuitos suceden menos de lo que nos gustaría. En alguna ocasión un criminal detenido decide robar un coche para escapar, pero otras no oponen apenas resistencia… Además, no hay pocos fallos dados por una inteligencia artificial que muestra sus costuras, más visibles cuanto más juegas (sobre todo tu compañero de turno, con una capacidad de asistencia bastante mediocre).

No queremos que os llevéis, no obstante, una impresión incorrecta. Las mecánicas jugables funcionan y por instantes pueden hasta sorprenderte. Por ejemplo, uno de los mejores momentos del juego llegan cuando descubres que puedes reclamar refuerzos. Es posible llamar a un agente policial, un vehículo de apoyo, un helicóptero e incluso pedir que monten una barricada en la autopista. También puedes escoltar tú mismo a los delincuentes hasta la comisaría, algo que por cierto te da más puntos que pedir que otra patrulla lo haga por ti. Luego hay detalles de lo más trabajados, como que el resto de coches se apartan de tu trayectoria cuando vas en una emergencia.
Sin embargo, esta sensación de sorpresa se convierte poco a poco en monotonía por la propia naturaleza de las acciones (poco estimulantes a la larga) y la falta de eventos clímax que ayuden a reactivar la jugabilidad. Es cierto que existe una trama principal, consistente en acabar con un par de organizaciones, pero estos eventos son como un oasis en el esquema principal, y además cuenta con misiones que no se distancian demasiado ni marcan la diferencia. Habitualmente se resuelven con una persecución o un tiroteo con escasos minutos de duración, y no siempre de forma especialmente inspirada.

Después de todo, The Precint no deja de ser un juego de grandes pretensiones en un formato bastante contenido. La ciudad no es excesivamente grande ni variada, mientras que la duración tampoco es elevada, con una campaña que puede superarse en unas cuantas tardes. Desbloqueas armas, vehículos y puedes mejorar tus habilidades en un árbol de progresión, pero se echa en falta algo que active la jugabilidad, algo que te mantenga atrapado. Existen elementos accesorios, al estilo de participar en carreras ilegales y eventos contrarreloj, pero hacía falta más.
Dicho todo esto, el juego gráficamente es bastante competente y está bien optimizado para funcionar en un amplio rango de máquinas. En PC no hemos tenido el más mínimo problema, jugando en todo momento a máxima calidad con una excelente suavidad. Nos hemos encontrado con algún error de programación, con personajes traspasando objetos y físicas fuera de control. Más allá de eso, que son problemas presentes pero menores, el acabado visual nos ha gustado, con una simbiosis entre realismo y cartoon, dado por texturas realistas que se combinan con un leve toque cel-shading en los diseños.

El resultado es una ciudad que luce especialmente de día, mientras que de noche brilla por sus efectos y sistema de iluminación. Por supuesto también tenemos eventos climáticos que llegan a afectar a la conducción, pero más allá de eso lo importante es que resulta inmersivo y da la impresión de que estás jugando en una ciudad en miniatura. Por ejemplo, la destructibilidad del escenario es muy elevada, y prácticamente cualquier elemento con que topemos reacciona a nuestro paso. La perspectiva elevada en tercera persona es acertadísima y supone un aliado para seguir los delitos que se están cometiendo. La banda sonora, por su parte, cumple sin más. De hecho, echamos en falta que hubiese tenido más personalidad y variedad.
Lo hemos jugado también en Steam Deck, con resultados notables, aunque si podéis disfrutarlo en PC o consolas apreciaréis mucho más su vibrante apartado gráfico. Otra buena noticia es que se encuentra traducido en español (solo textos), con voces en inglés. Así que si queréis darle una oportunidad a este GTA policial, que sepáis que es una buena opción, no carente de desperfectos, pero con un planteamiento bien construido, bastante curioso, entretenido y que cuenta con una ejecución de admirar dado todo lo que plantea (que no es poco precisamente).
Hemos realizado este análisis con un código para Steam que nos ha proporcionado Fallen Tree Games.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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