Análisis de Tales of Monkey Island Chapter 3: Lair of the Leviathan (PC)
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Monkey Island se ha vuelto a hacer hueco en el corazón de los jugadores de la industria del videojuego. Si ya lo hizo en la década de los noventa con sus cuatro entregas principales, en este último año la serie de Guybrush Threepwood ha vuelto con más fuerza que nunca con un remake de su primera entrega y con una nueva serie de capítulos de la mano de Telltale Games, encargados del renacer de Sam & Max. El juego que hoy nos ocupa es, de hecho, el tercer capítulo de la entrega episódica de la franquicia, por lo que, si todavía estamos anclados en el capítulo piloto o en su homónimo contiguo quizá nos llevemos alguna sorpresa en el apartado del argumento.
Guybrush Threepwood y la búsqueda de La Esponja Grande promete ser uno de los argumentos más complejos dentro de lo que va de año. Con la maldición que acarrea por todo el Caribe, un LeChuck más humano y un protagonista encerrado en un manatí de proporciones bíblicas junto con una tripulación un tanto especial (así termina el segundo capítulo de la serie). ¿Nuestro objetivo en esta entrega? Evitar morir sin descendencia y conseguir, de una vez por todas, La Esponja Grande, el artefacto que solucionará todos y cada uno de los problemas de nuestro pobre -y amado- protagonista.
Volveremos a ver caras conocidas en este episodio, así como personajes nuevos que aportarán su granito de arena a una trama que cada vez va perfilandose cada vez más, dejando entrever que en breve se termina lo nuevo. Faltan todavía un par de capítulos para finalizar la temporada de Monkey Island, así que habrá que estar al tanto de los últimos acontecimientos para emitir el veredicto final acerca del regreso (por la puerta grande o por la puerta de atrás) de una de las franquicias más reconocidas del mundo. ¿Volveremos a ver la enigmática isla del mono? Podéis apostar que sí.
Los puzles de este episodios elevan la media en cuanto a originalidad se refiere, sin llegar a los picos altos de anteriores entregas pero volviendo a lo que Monkey Island llegó a ser hace ya más de una década. Un guiño bastante curioso ha sido la inclusión de un nuevo concepto de puzle (donde tendremos que formar caras extravagantes con puntuación determinada) intentando simular lo que en su día fue la lucha de insultos, aunque sin demasiado éxito de cara al jugador nostálgico. Esperamos como agua de mayo algún que otro duelo de insultos aparezca en esta miniserie, puesto que supondría la guinda del pastel... un pastel con un sabor muy dulce, pero no perfecto.
Misma esencia
El control de la entrega tampoco a variado con respecto a anteriores capítulos. Podremos manejar el videojuego con dos tipos de controles propuestos: empleando única y exclusivamente el ratón o jugando ratón y teclado para mejorar, gradualmente, la experiencai de juego. Con el paso a la tercera dimensión, el mítico point & click comenzó a olvidarse en pos de un nuevo sistema que perfeccionara el movimiento entre planos, utilizando las conocidas "WASD" del teclado y, por primera vez, utilizando un botón para correr.
En este caso podremos utilizar el ratón para mover a Guybrush por el entorno mientras que con el ratón podremos ir realizando los típicos barridos de pantalla para descubrir qué objetos podemos recoger, con qué elementos podemos interactuar y qué personajes podrían propiciarnos ayuda (o problemas). Es curioso ver cómo el control que para los más clasicistas suponía un paso verdaderamente difícil (como es el cambio del ratón al teclado) ha ido siendo aceptado sin ningún tipo de problema, incluso llegando a convencer a la primera de cambio al jugador más cerrado. Todo un acierto por parte de la desarrolladora que sin duda hará que disfrutar de Monkey Island sea más fácil todavía.
Poco, o más bien nada, ha cambiado estéticamente el título con respecto a los anteriores capítulos. Volveremos a contar con el apartado gráfico de siempre: un aspecto en tres dimensiones bastante dinámico que se aleja sobremanera a lo que la era dorada de las aventuras gráficas nos ofreció. Los gráficos, sin ser demasiado rompedores, cuentan con ese feeling tan característico que hace que los personajes sean impensables en un aspecto demasiado real, por lo que el jugador no tendrá ningún tipo de pega a la hora de ver representados a Guybrush y compañía sin demasiados detalles.
Eso sí, hay que aplaudir ciertamente la labor de caracterización de los personajes, no sólo por las voces tan sobresalientes de las que hace gala el juego, sino por las estupendas expresiones faciales que aportarán más de una carcajada a los jugadores que sigan la historia. Los requisitos mínimos que pide Monkey Island son bastante aceptables teniendo en cuenta que muchos ordenadores con varios años a sus espaldas podrán hacerlo funcionar sin ningún tipo de problema (siempre que bajemos la calidad de las opciones en el modo de optimización, claro está), por lo que si casi al cien por cien no habrá que preguntarse si la obra de Telltale Games funcionará o no en nuestra computadora.
Volveremos, de nuevo, a escuchar música de Michael Land, que ya nos deleitó con el tema principal de la franquicia y que volverá a tocar, para nosotros, temas instrumentales con pinceladas caribeñas que tan bien funcionan dentro de la obra. No nos encontramos ante ningún tema que nos ponga los pelos de punta o que llegue a la altura del tema principal de la primera entrega, pero el resultado sigue siendo más que notable. Las voces, por su parte, cuentan con una profesionalidad más que patente entrega tras entrega. Guybrush Threepwood es un personaje que, sin la voz de Dominic Armato carecería -casi- de sentido, y lo mismo ocurre con los demás compañeros con los que tendremos el placer de interactuar a lo largo de la aventura. Todo un deleite auditivo que, sin duda, ayudará a digerir una historia que, para muchos, podría separarse demasiado del concepto de Monkey Island.
Por desgracia, y decimos desgracia con toda las de la ley, la obra todavía no ha sido traducida a nuestro idioma, por lo que los únicos jugadores que podrán disfrutar de las nuevas aventuras de Guybrush Threepwood serán aquellos cuyo inglés sea de un nivel bastante elevado, puesto que la jerga pirata y las expresiones coloquiales (por no hablar de los juegos de palabras) están a la orden del día, y, ciertamente, son difíciles de seguir sin subtítulos (que podremos habilitar sin problema). Esperamos que, para la recopilación de capítulos que se hará cuando salga a la luz el episodio de final de temporada, la desarrolladora trabaje en una traducción al castellano, tal y como lo hizo con Sam & Max, cosechando así un buen nivel de ventas y, lo más importante, haciendo llegar una franquicia a priori olvidada a cuantos más jugadores mejor.
A la espera del cuarto
Telltale Games está realizando un trabajo fantástico a la hora de reanimar la franquicia de Guybrush Threepwood. Contamos ya con tres episodios que dejan entrever una enrevesada historia que más de uno habrá disfrutado como un niño disfruta un caramelo, aunque todavía hace falta conocer más detalles acerca de los próximos para conocer realmente si el conjunto global de la trama es merecedora del Oscar o si de lo contrario nos contentamos con el Goya, que tampoco está nada mal, visto lo visto. Nada nuevo bajo el sol excepto por la trama, aunque hay que aclarar que los puzles de esta entrega son ligeramente superiores a lo visto en el segundo capítulo, por lo que la diversión está más que asegurada.