Análisis Streets of Rogue, divertida acción roguelike (PC, Switch, Xbox One, PS4)
Como cada vez es más caro desarrollar títulos, las compañías lo tienen complicado a la hora de adentrarse en la creación de juegos originales o nuevas sagas: es un riesgo difícil de asumir. Ese problema no tiene razón de ser en las obras de corte indie, dado que sus costes de producción suelen ser infinitamente más bajos. Gracias a los desarrolladores independientes podemos disfrutar de juegos bastante curiosos y que gozan de planteamientos menos convencionales, como es el caso del juego que nos ocupa: Streets of Rogue.
Estamos ante una obra que, ya os lo avisamos, no es precisamente de orientación mass market, es decir, que seguramente no va a ser disfrutada por un público especialmente amplio. ¿Y por qué? Pues porque posee un desarrollo bastante particular y, también, un nivel de desafío realmente elevado, sobre todo si queremos superar la aventura en solitario.
En este último caso, iros preparando porque moriréis muchas veces… y os tocará empezar desde el principio, reto que no muchos usuarios están acostumbrados a acometer.
Un roguelike muy especial
Lo que nos ofrece este título en cuanto a su estilo de juego se refiere puede encuadrarse perfectamente dentro de los roguelikes, una clase de aventuras que cada vez gozan de una mayor popularidad y que se han visto fuertemente potenciadas por juegos como Spelunky o Nuclear Throne. Y ya sabéis que afrontar la muerte es una parte más de este tipo de obras, que suelen proporcionarnos un nivel de desafío realmente elevado por regla general… y en este caso no estamos ante ninguna excepción.
El argumento que tiene tras de sí Streets of Rogue no es que sea ni su punto más interesante ni, tampoco, el aspecto que haya sido más cuidado por los desarrolladores. Un alcalde que prometió bajar los impuestos y proporcionar bebidas alcohólicas sin ton ni son a los habitantes de su ciudad incumple con su promesa (qué raro) y, al final, dichos ciudadanos se revelan contra tal situación. ¿Y cómo? Pues uniéndose a la llamada Resistencia, un grupo de valientes rebeldes que está conformado por numerosos miembros… que vienen a ser los diversos personajes controlables que pone en liza esta aventura.
Cada uno de estos tipos posee sus propias características y pertenece a una clase o profesión diferente, pudiendo controlar a doctores, mecánicos, bomberos, policías o dueños de bares. Para desbloquear a la mayoría de ellos es necesario efectuar alguna acción concreta, ya sea apagar una cantidad determinada de fuegos o ingerir muchas bebidas alcohólicas.
Y lo mejor de todo es que cambia mucho la concepción de la aventura en función del personaje al que manejamos, dado que tanto las misiones como la forma de afrontarlas no tiene nada que ver, puesto que hay personajes que incluso no son capaces de usar armas y otros son especialistas en hackear terminales. Todo esto, unido al hecho de la creación procedural de los escenarios, provoca que cada partida sea distinta, siendo uno de esos juegos tremendamente rejugables y que además poseen más de un final.
El desarrollo es tremendamente enganchante y debemos superar una serie de misiones que nos van encomendando (textos en español, aunque la traducción es bastante mala) y que resultan muy diversas unas de otras, siendo necesario desde obtener una llave para acceder a una estancia determinada, piratear un dispositivo en concreto o tratar de pasar desapercibidos por un lugar marcado en el mapa. Dichos escenarios gozan de un tamaño bastante amplio y están repletos de personajes con los que podemos interactuar y objetos que podemos usar, así como distintas armas.
Gozamos de una libertad de acción bastante estimable y podemos decidir qué hacer en cada momento e, incluso, existen varias maneras diferentes de afrontar cada misión, algo que nos ha encantado y que nos ha recordado mucho a lo experimentado en títulos como Hitman o, especialmente, al venerado Deus Ex. Eso sí, es muy aconsejable intentar actuar con la mayor cautela posible y pasar desapercibidos si no queremos vernos metidos en serios problemas. Eso es, porque la mayoría de los personajes que pululan por los escenarios son capaces de atacarnos (o incluso matarnos) si tratamos de hacer lo mismo con ellos. Y como estamos ante un roguelike, si nos matan tenemos que empezar desde el principio… al menos si jugamos en solitario.
Mejor en compañía
Una de las principales cualidades que posee esta producción es que es posible jugar en cooperativo con otros compañeros de fatigas tanto de manera local como también online. Y creednos si os decimos que desearéis disfrutar de dicha modalidad por varios motivos. El primero es que resulta bastante más divertido trazar planes en conjunto y exprimir de esta manera las diferentes cualidades que posee cada personaje, así como el hecho de poder repartir las tareas que nos van encomendando. Pero no es menos cierto que dicha modalidad cooperativa suaviza bastante las cosas en materia jugable, dado que el nivel de dificultad que ostenta esta aventura es muy elevado… puede que incluso frustrante en ocasiones.
Muertes de un solo impacto, trampas mortales, ciertos descuidos fatales y demás inconvenientes pueden acabar con nosotros de un plumazo. Y como no existen puntos de control ni nada parecido, la única manera de sobrevivir y resucitar es con la ayuda de nuestros compañeros, por un precio eso sí: perder dinero o parte de su salud. Pero cualquier cosa es mejor que tener que comenzar de nuevo por culpa de una explosión inoportuna, por recibir un ataque de un adversario que no habíamos localizado, etc. Lo dicho, esta excelente modalidad cooperativa es la mejor manera de adentrarse en las peligrosas misiones que nos invita a materializar esta aventura. De hecho y si no tenéis la paciencia suficiente ni un nivel de habilidad más que notable, jugar en solitario puede llegar a ser algo frustrante.
Otro de los grandes aciertos que posee el título es su gran sentido del humor. Más de una vez os reiréis con las excentricidades de ciertos personajes y con alguna que otra situación que viviréis a lo largo de la aventura. Una cualidad que nos parece muy llamativa y que ayuda a rebajar el posible nivel de frustración que el título irradia de vez en cuando.
Todos estos elementos hacen de Streets of Rogue una obra muy singular, desafiante y disfrutable, que además puede mantenernos con el mando en las manos durante bastantes horas gracias a su destacada rejugabilidad.
En cuanto a su acabado técnico, estamos ante una producción modesta pero bien rematada que posee un acabado retro en 2D muy atractivo. El diseño de los personajes no es gran cosa y apenas se distinguen unos de otros por sus colores y atuendos, pero el diseño de los mapeados es muy bueno y, también, la ambientación que posee cada uno de los seis entornos que visitamos es muy notable.
La vertiente sonora quizá no alcanza el mismo nivel y es más bien minimalista, dado que no existe doblaje de ningún tipo y los efectos son más bien escasos, pero están bien realizados todos ellos. Por fortuna la banda sonora es bastante buena y acompaña a la acción de manera muy loable, siendo lo más destacado del apartado sonoro que nos ofrece esta aventura.
Una absorbente aventura de estilo roguelike
En Streets of Rogue podemos adentrarnos en una aventura muy absorbente que da lo mejor de sí cuando jugamos acompañados por otros usuarios en modo cooperativo. De esta forma el juego gana en posibilidades y, de paso, se suaviza un tanto el exigente nivel de dificultad que ostenta el título, que en ocasiones aprieta mucho y puede desquiciar a ciertos usuarios, sobre todo los que no están acostumbrados a tener que empezar de nuevo cuando caen durante la acción. Misiones muy variadas, un sentido del humor muy notable y multitud de personajes controlables redondean un juego muy llamativo dentro de su estilo.
Hemos realizado este análisis en su versión de Switch con un código que nos ha proporcionado Tiny Build.