Análisis de Stranger (PC)
"Más vale pájaro en mano, que ciento volando" o "El que mucho abarca, poco aprieta". Ambos refranes definen a la perfección Stranger. Pocas veces puede ser nuestro refranero popular (que es bastante extenso y rico) tan claro y conciso. Esta obra de FireGlow, creadores de los nada despreciables títulos de la saga Sudden Strike, juegos con un marcado sentir y buen hacer estratégico, nos ofrecen un título que no llega a cuajar del todo. Hay géneros que suelen ir cogidos de la mano, o suelen tener facilidad para crear entre ellos unos vínculos que atesoren una buena base jugable: conducción y acción (ahí tenemos a la excelente saga Wipeout) o rol y estrategia (como en el caso de Stranger). Si en FireGlow se hubieran puesto la meta de intentar emular lo conseguido por algunos grandes del género (no creemos que haga falta dar nombres, pero ahí están Diablo, Baldurs Gate o Spellforce y demás), otro gallo hubiese cantado. Pero las cosas no han ido por donde se esperaba, y muchos nos hemos llevado una sorpresa. Y nada agradable.
La premisa es sencilla: tres personajes se ven obligados a cooperar para poder salir adelante en un convulso y peligroso mundo lleno de magia, misticismo y terror. La historia será tan tópica, aburrida y sosa, que nuestro devenir en el juego se reducirá a pasar únicamente de fase con tal de terminarlo, sin apenas emoción o interés en saber que pasará o qué nuevo desafío nos llegará a poner en jaque.
La historia será contada entre los niveles, por escenas con un marcado carácter a viñeta. Pero como hemos dicho, ni los personajes ni la historia ayudan al jugador. Si al menos los personajes fueran carismáticos... Nuestros personajes no son nada del otro mundo, y las diferencias entre ellos radican más en su aspecto, que en su forma de controlarlos.
Como es habitual en un título de ambientación estratégica, tendremos que usar nuestros teclados, y como también lo es un juego de rol con acción, nuestros ratones. El control es fácil (a ratos) y altamente configurable. Tendremos decenas de atajos de teclados para mover, curar o atacar con nuestras tropas y personajes. Mediante determinados tipos de cristales, podremos mejorar o aprender diferentes conjuros o habilidades para nuestros equipos. Dichos cristales o gemas, pueden ser combinados o intercambiados entre los diferentes tipos de colores, para dar lugar a nuevas armas mágicas o ser utilizados para contratar y mejorar nuestras tropas. Quizás esta es la única novedad destacable del desarrollo del juego, y creemos que con un poco más de cuidado y apoyo, se podría haber conseguido un resultado más notorio en ese aspecto. Los cristales son el alma del juego, y de lejos, el hallazgo más original de Stranger.
El resto del desarrollo de una partida normal, es más mundano. La pantalla típica mostrará una recargada interfaz lleno de datos, números y opciones. La dificultad es excesiva en niveles superiores, llegando a la frustración más extenuante debido a la nula curva de aprendizaje. El tutorial resolverá nuestras dudas al principio, pero al jugador se le echa a los leones con relativa facilidad. Por otro lado, la cámara también nos jugará más de una mala pasada. Por ejemplo, habrá situaciones en las que nos pasaremos un buen rato moviendo a nuestras tropas por el escenario siguiendo con serios problemas toda la acción por una nefasta cámara.
Hay momentos donde nos ha costado horrores poder seguir una batalla, con movimientos tan continuos y ortopédicos, que difícilmente podríamos imaginarnos algo así en los tiempos que corren. Casi parecía que estábamos jugando a uno de los primeros juegos en 3D de la historia.
La perspectiva cenital en Stranger es claramente un suplicio. No alcanzamos a ver lo que queremos ver, la interfaz estorba y nuestros enemigos suelen confundirse con relativa facilidad entre nuestras tropas lo cual, tampoco ayuda en absoluto. Si bien las texturas, los modelados son bastante decentes, algo tan básico como la cámara, nos ha dejado bastante fríos en ese aspecto.
Si los gráficos no son nada del otro mundo, el sonido tampoco es que sea destacable. Una banda sonora tan paupérrima que no sonará salvo en un par de ocasiones durante todo el juego. Y cuando lo haga nos sonará tan mundana, que ni le haremos caso. Stranger tampoco es que necesite un órdago a la grande en este aspecto, pero un poco más de ambición al concepto musical no vendría mal. Sobre todo, si nos atenemos a las declaraciones de FireGlow, que casi se comían al mundo hablando de su planteamiento jugable. Eso sí, en lo referente a la mezcla de sonido, Stranger si lo hace bien, pues el repertorio de efectos especiales, rugidos, y sonidos extraños, cumple. Cumple sobradamente además.
Conclusiones finales
Stranger es todo aquello que no esperábamos ver. Un juego torpe en su desarrollo, aburrido por culpa de una historia que podría haber sido muchísimo mejor, y que se va al traste por culpa de una mala y mal implementada cámara. No se podría haber hecho peor. Corrigiendo quizás esos fallos, tendríamos un juego simple técnicamente, poco arriesgado y lleno de lastres jugables por culpa de una pesada y mal diseñada interfaz. Quizás lo mejor que le podría haber pasado durante su desarrollo (desarrollo más largo como la gestación de un elefante) es que los continuos retrasos y rumores de cancelación se hubieran convertido en realidad. Hacía tiempo que no usábamos tantos descalificativos para un juego, pero Stranger es tristemente, merecedor de todos ellos.