Análisis de Shardlight (PC)

Wadjet Eye Games se ha hecho ya un nombre entre los aficionados a las aventuras gráficas de corte clásico gracias a su labor como desarrolladora y editora de títulos relevantes dentro de este género, quizá muy específico, pero todavía con una demanda suficiente que justifica que los proyectos sigan llegando de mano de desarrolladores independientes y pequeños estudios. Así, por ejemplo, han lanzado juegos como Gemini Rue o más recientemente Technobabylon, además de múltiples títulos de Dave Gilbert.

Ahora es el turno de Shardlight, un juego que firman Francisco González y Ben Chandler y que creemos que va a volver a captar la atención de los aficionados gracias a un estilo gráfico retro que evoca la época dorada de las aventuras gráficas y una muy interesante guionización para un mundo distópico que resulta próximo al ciberpunk en muchas de sus elecciones estéticas. Debemos advertir desde el principio que sus puzles no son especialmente complejos, algo que sitúa a esta aventura en una buena posición para quienes lleven tiempo alejados del género o para quienes sientan curiosidad por el mismo, aunque por otro lado es algo que quizá no llegue a convencer del todo a los más avezados.

No se trata de que el juego sea fácil o directo, y en realidad hay que admitir que nuestra sensación en relación a la dificultad puede estar condicionada por la familiaridad con el género y los viejos cánones de usos absurdos de ítems. Esta aventura responde a un diseño más contemporáneo en el que no se siente la obligación desde el punto de vista del diseño de alargar artificialmente una aventura con puzles carentes de toda lógica. Eso hace que el usuario no se vea obligado a pinchar sobre todos los elementos interactivos de un escenario intentando usar todos los objetos que haya acumulado, por ejemplo. Así que sí, no es tan difícil, en ese sentido, pero creemos que esto es consecuencia de un mejor diseño general y una característica que, en realidad, comparte con otras aventuras gráficas de corte clásico pero actuales.

Shardlight hace un trabajo excelente a la hora de presentar su mundo en los primeros compases y dejar claras las motivaciones de su protagonista en un mundo duro, descarnado y al borde de ser tildado como posapocalípitico (de hecho, se ambienta tras la III Guerra Mundial). El mundo se enfrenta a una enfermedad terrible, la conocida como green lung (pulmón verde). No es que una sentencia de muerte directa, pero la única forma de acceder a la vacuna que permite sobrevivir para la gente de a pie pasa por aceptar trabajos peligrosísimos que te hacen entrar en la lotería sanitaria. Nuestra protagonista ha contraído la enfermedad, por lo que está literalmente luchando por una oportunidad para salvar su vida. No es una historia exenta de clichés, desde luego, pero es más íntima y próxima que otros juegos, con temas más adultos y profundos que la inmensa mayoría de los títulos que hay en el mercado. Es más, en muchos sentidos es un juego caracterizado por su crudeza: no es que sea visualmente violento, pero sí duro en lo que cuenta y cómo lo cuenta en más de una ocasión.

Por tanto, la historia no se abre ni con un gran crimen al estilo noir ni con un personaje destinado a salvar el planeta, como toda gran epopeya: en ese sentido es terrenal y evoca problemas sociales reales de nuestro mundo actual, como el acceso de los desfavorecidos a los medicamentos, cómo la Sanidad se emplea como herramienta de control contra la población, la creciente división entre ricos y pobres y, por supuesto, el temor a las pandemias. Todo ello en un mundo que destaca por ser cruel y que ha creado en consecuencia una sociedad también deshumanizada y decadente, algo que logra transmitir con la estética de algunos de los personajes ricos y poderosos, que evocan usos estéticos barrocos y en múltiples ocasiones decimonónicos.

Lamentablemente, el juego está solamente en inglés. No se ha anunciado por el momento la intención de lanzar un parche para incorporar otros idiomas, así que los aficionados tendrán que tener una destreza suficiente en este idioma como para poder afrontar el juego con garantías o, si no, esperar a que la propia comunidad se ponga manos a la obra para ofrecer localizaciones en otras lenguas. Al fin y al cabo, esa es una de las ventajas del juego en ordenador, aunque como siempre creemos que es una labor que deberían hacer las empresas con traductores profesionales. Wadjet Eye Games no es una gran multinacional y no tiene los mismos recursos que otras corporaciones, pero tampoco debemos obviar que este es un género en el que el lenguaje es muy importante: los diálogos, las pistas que encontramos a lo largo de la exploración de los escenarios, las descripciones de objetos, etc., son fundamentales para poder progresar.

Esto nos lleva nuevamente a la calidad de la historia. El juego ofrece un ritmo muy bien logrado en su narración, sensación que se ve reforzada por el hecho de que -en líneas generales- el jugador no va a sentirse atascado durante el progreso en el juego. Así, es la historia de la aventura lo que focaliza la atención del usuario y esta se ha escrito con un excelente control de la narrativa. La propia sociedad del juego se va dibujando poco a poco, ayudándonos a comprender esa fuerte oposición entre ricos y pobres y cómo los primeros controlan la vacuna para forzar a los pobres a realizar tareas inhumanas.

Puesto que no hay, en sentido estricto, una cura, sino que es una vacuna cuya dosis debe ir administrándose, una vez se ha contraído la enfermedad se está obligado a participar en esos trabajos que permiten pasar a la lotería que determina finalmente quiénes obtienen una nueva dosis de vacuna. Sobra decir que la enfermedad y la vacuna son la gran clave de la historia y no solo el motor inicial para dar comienzo a la aventura, sino que lleva a la protagonista a establecer contacto con un grupo de rebeldes que se oponen al sistema, pero no vamos a desvelar más información sobre cómo progresa la historia del juego.

En el apartado técnico, pese a que apuesta por una estética retro, hemos tenido problemas para usar el juego a pantalla completa y creaba un amplio marco negro, algo que creemos que podría ser subsanado al permitir una configuración o mejor detección de la resolución del ordenador. Es, en cualquier caso, algo que uno nota los primeros minutos y luego se olvida por completo.

Por otro lado, no hay problema alguno para leer el texto de los diálogos ni los menús y nos permite escoger a qué velocidad queremos que se mueva la protagonista (nosotros hemos optado por la más rápida, que no es ridícula y acelera el ritmo de juego). Por ahora el juego está solo disponible en Windows (a partir de la infame Millenium Edition), con unos requisitos muy comedidos (Pentium y 64MB de RAM), y una demo disponible a través de Steam. Nosotros lo hemos ejecutado perfectamente en un PC con hardware muy estándar hoy en día (procesador Intel i5, 4GB de RAM y gráfica integrada) y también sin ningún problema en un microordenador de formato stick, procesador Atom y 2GB de RAM empleando Windows 10 sin ningún tipo de contratiempo ni acusar tiempos de carga; y es que el juego realmente no emula las limitaciones del estilo clásico: su resolución nativa es de 640x400 píxeles (como referencia, el clásico de 1992 Indiana Jones and the Fate of Atlantis estaba en 320x200 píxeles en su versión original para MS-DOS).

Esto no significa que le falte detalle: se ha hecho un gran trabajo artístico para dotar de vida y dinamismo al mundo y los personajes, que están muy bien animados. Si no te gusta la estética retro, este juego no va a convencerte de lo contrario, pero consigue muy buenos resultados dentro de las limitaciones que se han impuesto sus responsables para evocar la estética de principios de los años 90.

En cuanto a su duración, no nos ha parecido una aventura que destaque por su extensión, aunque no se hace corta. Además, Shardlight es rejugable al ofrecer múltiples finales diferentes. Además, entre sus opciones está la posibilidad de activar una pista de audio con comentarios de los creadores, algo que es recomendable realizar para una segunda partida pues incluye algunas observaciones sobre el proceso creativo que son curiosas pero que consideramos que pueden entorpecer la experiencia y la inmersión en una primera aproximación al universo del juego.

Conclusiones

Shardlight es una aventura gráfica de estilo clásico, en su desarrollo y en su estética. Huye de viejas convenciones como puzles ilógicos y eso hace que pueda transmitir quizá una sensación de aventura algo fácil, pero en cualquier caso lo compensa con una narrativa muy cuidada que destaca por su ritmo y por cómo afronta cuestiones crudas. En ese sentido, es un título maduro y muy bien cuidado que se suma a la corriente de recuperación del género manteniéndose fiel a sus planteamientos básicos pero evitando convenciones que hoy podrían ser frustrantes o molestas para el público actual. Salvo por el hecho de que está solo en inglés, nos parece un título muy recomendable para quienes quieran adentrarse en las últimas novedades del género y, sobre todo, para quienes ya estén en la pista de lo que se está cociendo con empresas como Wadjet Eye Games apostando por ofrecer un revival de un género que durante tantos años fue uno de los grandes atractivos del mercado del PC.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Wadjet Eye Games.