Análisis Serial Cleaners, el sigilo al servicio de la limpieza (PC, PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One)
La mayoría de historias sobre asesinatos suele olvidar una parte importante de la credibilidad: borrar el rastro del crimen. Sí, en juegos de sigilo puede que sea necesario esconder cuerpos para no levantar sospechas, pero casi siempre va todo enfocado a matar a un objetivo. En 2017 Serial Cleaner dio la vuelta a este concepto –aunque no fue el primero en hacerlo, sí tuvo cierta fama- dando protagonismo a la tarea de limpiar una escena dantesca antes o durante la inspección policial. Ahora nos llega Serial Cleaners, una entrega algo más ambiciosa en el aspecto técnico, con varios protagonistas, pero mismo concepto.
"La vieja confiable, mi querida motosierra"
El plural en el título da una idea de una de las novedades de la entrega. En Serial Cleaners tenemos a cuatro limpiadores profesionales que trabajan para la mafia, borrando todo rastro incriminatorio de sus ajustes de cuentas. Es Nochevieja de 1999 y están reunidos para charlar, tomar unas copas y recordar algunos de sus casos, algo que nos permite conocer un poco más de sus personalidades, desde el limpiador profesional –Bob, que regresa del primer juego- hasta el tipo que está medio loco o la joven hacker. La historia tiene sus giros y la ambientación visual acompaña estupendamente a un título que nos recuerda, también en los gráficos, a los juegos de hace 20 años. En varios aspectos da un giro a un tono más oscuro y dramático que el de Serial Cleaner, y lo cierto es que la relación en el grupo es uno de los aspectos más positivos del juego, nos animará a ver uno de los posibles finales en las algo menos de 10 horas que nos puede llevar.
Los personajes irán contando sus historias de manera no lineal y por tanto las misiones se adaptan al estilo de juego de cada uno. La hacker, por ejemplo, puede aprovechar sus conocimientos con ordenadores para interactuar con dispositivos electrónicos de la zona, crear distracciones en la otra punta del mapa que despejen el camino, mientras que otro limpiador es mucho menos elegante con su manera de actuar y no duda en encender la motosierra, trocear los cuerpos y hacerlos desaparecer con una máquina al más puro estilo Fargo. Bob puede introducir los cuerpos en una bolsa, evitando que dejen un rastro de sangre cuando se arrastran, y Lati es la más ágil, puede escapar de sus perseguidores a la carrera. El equipo dice haberse inspirado en los thrillers de los 90 y ese humor negro que podríamos encontrar en el cine de Tarantino o de serie B: suelos encharcados de sangre, cuerpos despedazados… Y todo esperando a ser limpiado.
El gameplay no difiere mucho de Serial Cleaner, pero aspira a ser más complejo. Por tanto la premisa consiste en entrar en un escenario, localizar y esconder las pruebas, deshacernos de los cuerpos y limpiar una gran parte de la sangre. Habrá escenarios al aire libre, en recintos cerrados –un apartamento, por ejemplo- o con parte en ambos, lo que significa que dentro nos persigue un tipo de enemigos y afuera debemos comportarnos sin levantar sospechas –olvídate de arrastrar un cuerpo ante la mirada de otras personas-. En cualquier caso, tarde o temprano llegará la policía para complicar nuestra limpieza y eso significa aprovechar el sigilo a la vez que vamos trasladando las pruebas y cuerpos de un punto a otro.
Limpiar la sangre con la aspiradora es sencillo, pero el ruido alertará a los enemigos cercanos, y deshacernos de las pruebas, cargar con muertos o buscar una llave es un peligro por las constantes patrullas. En algunos momentos puede ser inevitable que nos detecten, así que podemos hacer uso de las habituales taquillas y mobiliario para escondernos, o incluso lanzar las pruebas más pesadas contra los guardias o pegar un portazo en su cara para dejarlos aturdidos unos instantes. Serial Cleaners tiene muchas de esas mecánicas vistas en Hitman o Metal Gear para despistar y escapar de un mapa, pero claro, todo aplicado a un gameplay menos agresivo, donde no puedes resolver una alerta a base de tiros. Por suerte, hay un punto en cada misión donde guardar el progreso, y si fallas no tendrás que repetir desde el principio.
La variedad de personajes –y por tanto la misión- evita que repitamos estrategias entre fases, porque cada problema se resuelve de una manera con estos protagonistas; incluso habrá algunos niveles con la posibilidad de alternar entre distintos limpiadores. Esto no está reñido con su escasa rejugabilidad, y es que cada misión está pensada para resolverse con unas pocas herramientas. Nos habría gustado más ver más interactividad u opciones que nos facilitasen ser creativos, pero la sensación es que no hay mucho margen de libertad.
Sobre esto habría que añadir una jugabilidad bastante limitada por un diseño un poco anticuado, con una inteligencia artificial extremadamente básica y fácil de explotar. Aunque es cierto que saben reconocer cambios sutiles en el escenario y se interesarán por una puerta abierta que antes estaba cerrada, o si ha desaparecido un cuerpo desde la última vez que pasaron por el pasillo, no pasan de ahí; solo investigarán armarios y escondites si te han visto cómo te ocultas, las patrullas son prefijadas y sus sentidos son más bien pobres.
Esto no hace al juego malo ni necesariamente más fácil -en la recta final las historias serán mucho más elaboradas-, pero sí predecible. Una IA limitada en un juego de este tipo resta emoción y a nada que tengas experiencia en el género te permitirá reconocer hasta dónde puedes engañar a la policía. No es un fallo demasiado grave si consideramos Serial Cleaners más un puzle que un juego de sigilo más puro, pero resta inmersión e indica que en algunos aspectos técnicos la industria no ha evolucionado lo suficiente -o simplemente, los desarrolladores han sido muy conservadores-.
Un giro de 180º respecto al arte del original
Serial Cleaners da un salto técnico y cambia por completo el estilo visual. En cierta manera nos ha recordado a la evolución de Party Hard, con un primer juego en pixel-art y una secuela en 3D; en este caso, pasamos de un Serial Cleaner de estilo minimalista y perspectiva fija a otro de imagen sucia, que juega más con las tres dimensiones. La decisión parece inspirarse en la temática de los años 90, como si se tratase de una grabación desgastada, con un grano muy notable. Para ser coherente con esta filosofía los modelados también recuerdan a los juegos de principios de los 2000, aunque con texturas o efectos modernos que a ratos pueden recordar a Disco Elysium. La impresión es de aspecto retro, que no de una producción amateur.
El resultado es en general bueno y la ambientación funciona con esta historia que trata un tema tan escabroso como el de los asesinatos. Para nuestro gusto a veces está demasiado recargado y se pierde un poco de claridad en el diseño, pero probablemente se trate de una decisión consciente del equipo artístico para acercarlo a una textura de novela visual. La banda sonora varía mucho entre estilos dependiendo del personaje, misión o evento, por lo que en ocasiones escucharemos un elegante jazz y en otras historias una melodía más agobiante para crear tensión.
Conclusiones
Si te gustó el original, Serial Cleaners es una buena secuela que mantiene el mismo núcleo jugable pero lo amplía con más variedad de personajes y una interesante trama llena de guiños cinematográficos. Falta un pulido en esa perspectiva isométrica que no siempre muestra bien toda la escena –se agradecería la posibilidad de girar el mapa- y sobre todo pide una mejora el comportamiento de los enemigos para hacerlo más realista –pierden el interés por seguirte en cuestión de segundos-. En definitiva, tenemos un juego de sigilo corriente, un planteamiento original dentro de lo que cabe y un elenco de personajes con carisma. Si te apasionan las historias de crímenes, sabrás quedarte con la parte más positiva de esta aventura.
Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código que nos ha proporcionado 505 Games.