Análisis de Secret Files 2: Puritas Cordis (PC, Switch, Wii)
Que hoy en día las aventuras gráficas no cuentan con el soporte de hace varias décadas no es ninguna novedad. Con el paso a las tres dimensiones, las nuevas tecnologías y los juegos en los que apuntar y disparar son una constante, este género que reinó los ordenadores más antiguos del salón pasó de una etapa de gloria al más inmerecido olvido. Sin embargo, todavía quedan desarrolladoras que pretenden reavivar un género que niega su extinción por encima de todo. Es por eso que en estos últimos años nos hemos encontrado varias propuestas de lo más interesantes, apostando por la nueva tecnología y llevando a la nueva generación un tipo de aventuras que hasta hace poco solo eran posibles en compatibles.
Con la llegada de Nintendo DS y Wii, el mundo de las aventuras gráficas pegó un vuelco. Las posibilidades de control táctil de la portátil y el puntero de la sobremesa de Nintendo eran unos componentes ideales para sustituir al ratón de los ordenadores, haciendo mucho más fácil la vuelta del género a la industria y, por consiguiente, abriendo al mercado de las videoconsolas este tipo de obras ancladas al ordenador. Así pues, poco tardaron en llegar títulos tanto para la portátil (con Another Code y Hotel Dusk a la cabeza) como para la sobremesa japonesa, como el inevitable regreso de Sam & Max tanto para PC como para Wii, con una temporada bastante atractiva para los seguidores de este dúo de detectives. Y así, lejos de contentarse con adaptaciones provenientes de videojuegos antiguos, las desarrolladoras más conocidas comenzaron a apostar por el género, dando lugar a un excelente Zack & Wiki de Capcom, entre otras obras y, por supuesto, el juego que hoy nos ocupa: la secuela de Secret Files.
Una historia de misterio
Nada más comenzar una nueva partida seremos testigos del asesinato de un obispo llamado Matthew Wakefield a manos de dos hombres misteriosos vestidos de negro, que parecen buscar una serie de documentos que engloban una profecía maldita. El pergamino acaba en manos de un amigo de confianza que imparte clases en una universidad, siendo éste también víctima de esta organización secreta al poco tiempo de recibir el manuscrito.
Por suerte, antes de que acabe cayendo por una cristalera y muriendo a causa del impacto contra el suelo, el Obispo consigue ocultar este objeto preciado dentro de un libro con el fin de que llegue a buenas manos. Con este pequeño prólogo da comienzo Puritas Cordis, dejando entrever la trama de la aventura, que no solo englobará a estos peculiares personajes, sino también a los protagonistas de la primera aventura, pues acto seguido volveremos a encontrarnos con una chica muy especial.
Después de los acontecimientos en Tunguska tras el primer Secret Files, lo primero en lo que piensa Nina -la protagonista de la serie- es en tomarse unas buenas y merecidas vacaciones, puesto que su vida amorosa también ha sufrido un percance bastante importante, acabando con la relación sentimental que tenía con su novio Max y tomando caminos distintos en la vida. Sin embargo, nuestros protagonistas pronto descubrirán que volverán a verse involucrados en una historia que va más allá de su conocimiento, visitando numerosas localizaciones (incluyendo un crucero, París e Indonesia), conociendo a un sin fin de personajes y solventando una serie de puzles que darán más de un quebradero de cabeza a los no iniciados en el género.
Simple como la vida misma
La aventura se desarrolla perfectamente adoptando las bases de los videojuegos antiguos, es decir, se emplea el conocido Point & Click, que basa su metodología en apuntar hacia un objeto o lugar y clicar en él para realizar una acción. De esta manera nos encontramos con una obra que hará uso de unos sencillos escenarios en dos dimensiones para representar los distintos escenarios, utilizando a su vez un modelado en 3D para caracterizar a los personajes, dando un mayor contraste entre escenario y personaje. En la versión para Wii, además de utilizar el puntero, también podremos controlar a la heroína -o héroe, según el acto en el que estemos- con el stick analógico del nunchuk, detalle altamente recomendable, puesto que en vez de andar (como sucede con el control de apuntar y clicar) correrá, dándole un poco más de dinamismo y ritmo al título, mientras que en la versión para compatibles emplearemos el mítico ratón para guiar al cursor. Además, para evitar esperas molestas, también podremos cambiar de escenario ubicando el cursor dentro de los límites del mismo y pulsando dos veces el botón o tecla, evitando así que el personaje tenga que cruzar todo el escenario, con la considerable pérdida de tiempo que eso supone.
Comenzaremos, pues, con los típicos enigmas que engloban las aventuras gráficas: un pequeño problema que poco a poco se va desentrañando de manera precipitada, haciendo que lo que parecía un pequeño malentendido se convierta en una aventura épica, digna de contar a la descendencia de nuestros hijos. En este caso los problemas para Nina comienzan en el crucero de relajación que tenía planeado, intercambiando las maletas con, nada más y nada menos, la persona a quien envían el pergamino secreto, cuya vida terminó misteriosamente antes de subir al crucero, comenzando así una serie de problemas y enigmas que, a priori, le vendrán grande a nuestra protagonista.
Sin embargo, a medida que vayamos avanzando por la aventura, nos daremos cuenta de que Nina no será la única protagonista del título, sino que también tendremos el control de dos personajes más: Sam y Max -curiosa referencia al dúo animal de Lucas Arts- además del ya citado profesor de universidad que servirá para abrir el primer capítulo de Secret Files 2. El patrón de la aventura es exactamente el mismo para todos los protagonistas: avanzar por los escenarios, explorar, conseguir objetos y depositarlos en nuestro bolsillo infinito y resolver los puzles que impidan nuestro avance en la aventura. En ocasiones tendremos acceso a algún que otro puzle en el que utilizar el wiimote o ratón de manera específica, como por ejemplo para limpiar un cristal sucio y así descubrir una pista importante.
Para los no iniciados o los más impacientes, y tal y como se utilizó en la primera aventura, la desarrolladora ha incluido un libro de pistas para facilitar la interacción con las pruebas de la trama. Es decir, si llevamos mucho tiempo detrás de un puzle que se nos resiste -algo, por otra parte, poco probable, puesto que la gran mayoría de pruebas son bastante simples-, siempre podremos acceder al diario para consultar información y objetivos, llegando incluso a dejar entrever cómo debemos solventar el citado puzle. El citado diario no sólo nos servirá para consultar pistas, sino también para descubrir información acerca de los objetos que tenemos, y vamos recogiendo. Todo para facilitar la interacción con el jugador.
Quizá uno de los problemas más graves que podemos encontrar en la aventura es la tremenda falta de ritmo del juego, haciendo que el jugador poco paciente -o no experimentado en este género- acabe perdiendo la paciencia y optando por un título más dinámico y fresco. A la trama le cuesta bastante arrancar pese a contar con un prólogo enigmático y frenético, lo que, sumado a la calidad gráfica del juego puede hacer que más de uno opte por dejar el juego a medias o utilizar guías en vez de su propio ingenio. La sucesión de puzles en algunas ocasiones es bastante ridícula, generando situaciones de lo más típicas y salpicando con malas intenciones lo que podría haber sido una aventura gráfica sólida y jugosa.
Por último, como detalle circunstancial que gustará sobre todo a los no iniciados en este tipo de videojuegos, la obra incluye un método para resaltar los objetos con los que podemos interactuar, sean entradas a nuevos escenarios u objetos que explorar o recoger. Este detalle ahorrará muchísimo tiempo al jugador al evitar hacer barridos enteros por el escenario con el cursor.
Segunda parte, primera en técnica
Pese a que el primer juego de la serie apareció a finales de 2006 al mercado, lo que significa un lapso de tiempo considerable al tratarse de una aventura gráfica, su secuela emplea el mismo enfoque gráfico que su predecesor, mostrando unos gráficos completamente desfasados que mermarán la experiencia de juego a los jugadores más dedicados. Para colmo, los movimientos y animaciones de los personajes -y la implicación de los objetos en los puzles- rozan lo ridículo, aceptando una vez más que el juego se ha concebido sin aprovechar las capacidades técnicas de la consola más allá del revolucionario mando. Para amenizar un poco la aventura, la obra está plagada de numerosas secuencias cinemáticas de lo más modestas, que servirán para dotar al juego de un mayor dramatismo en los momentos álgidos de la aventura, aunque sin conseguirlo. La buena noticia para los usuarios de ordenador es que los requisitos del sistema son más bien bajos, asegurando así que todo el mundo con un PC medianamente decente pueda disfrutar de la obra.
El apartado sonoro del título muestra las dos caras de la moneda al no incluir una banda sonora digna de mención, puesto que la mayor parte de la aventura la pasaremos escuchando el sonido ambiental y las conversaciones entre personajes, dejando a un lado las melodías que tan bien acompañaron en títulos como Monkey Island o Day of the Tentacle. El lado positivo es que el juego está localizado perfectamente a nuestro idioma, voces inclusive, facilitando así la inmersión en la aventura y tomando con muy buena nota la información y diferentes pistas que nos propiciarán los personajes.
Una aventura más
En definitiva, si Secret Files sorprendió en su día por su buen hacer e historia, era de esperar que su secuela siguiera la estela de su predecesor. Sin embargo, este Puritas Cordis es un claro ejemplo de que no basta con reutilizar la fórmula una y otra vez, sino que hay que modificarla, ya sea dotando a los videojuegos de un aspecto gráfico totalmente diferente, incluyéndoles algún tipo de novedad jugable o reinventando el género, como ya ha ocurrido en más de una ocasión. Si no, puede que la obra que estamos desarrollando pase a ser un videojuego más del catálogo, que es precisamente lo que ha ocurrido con esta secuela, que, si bien es cierto no es mala en su totalidad, en comparación con otros exponentes del género tiene mucho que perder.