Análisis de Scrap Garden (PC, Xbox One, PS4, Switch)

¿Echas de menos las aventuras de exploración y plataformas 3D de la era 32/64 bits? Muchos jugadores también. No parece que el panorama cambie demasiado salvo honrosas excepciones –caso de Yooka-Laylee y series de Nintendo- pero siempre nos quedarán las producciones independientes donde podemos encontrar multitud de títulos del género con mayor o menor acierto.

Scrap Garden es uno de estos juegos disponible en Steam que los creadores aseguran que está inspirado por Donkey Kong, Spyro the Dragon o Crash Bandicoot. Nuestra opinión: no es inteligente utilizar estas referencias a clásicos porque la comparativa no deja en buen lugar a un proyecto con buenas intenciones y evidentes carencias de presupuesto –creado por dos personas, lo que tiene mucho mérito- que funciona mejor en el terreno del homenaje indie que como sucesor espiritual de alguna de las mencionadas sagas.

Esta aventura está protagonizada por Canny, un robot de aspecto regordete que se reactiva en un mundo postapocalíptico. De repente, todos –o casi todos- los robots están desconectados, lo que antes eran ciudades llenas de vida metálica ahora son callejuelas pobladas por pequeños bichos. Será nuestra misión descubrir qué ha pasado y restaurar la situación si es posible en este cuento que mezcla ciencia ficción y fantasía.

Hay varias cuestiones que los creadores han hecho bien y otras tantas mal. En la parte positiva tenemos que es un juego simple y directo que no busca reinventar nada, y eso lo hace muy asequible para los más pequeños de la casa o para cualquiera interesado en un plataformas 3D de los años 90. Olvídate de adquirir habilidades, nuevos movimientos o en general hacer otra cosa que no sea saltar sobre enemigos y recoger gemas rojas. Es a lo que hemos venido y en ese sentido, no defrauda.

Uno de los errores más habituales de los estudios pequeños es que en muchas ocasiones no son realistas con sus posibilidades y desean abarcar más de lo que pueden, con resultados que hacen agua por todas partes. En Scrap Garden, Egidijus Bachur y Alexey Davydov apuntan a las bases del género con la misma inocencia que la mayoría de desarrolladores que experimentaban con los polígonos en 1995. Pese a sus múltiples limitaciones se hace difícil criticar duramente un juego tan sencillo que no trata de venderse como lo que no es.

Con Canny vamos a explorar entornos que recrean un mundo desolado durante mucho tiempo. Durante los primeros capítulos el ambiente es urbano y según se avanza aparecen escenarios naturales, nuestros favoritos de este viaje. Es una lástima que la primera impresión de los gráficos, dignos de 128 bits salvo por la calidad de las texturas y algún efecto, sea la de explorar callejones de una ciudad o una montaña rocosa muy pobretona, porque los capítulos 4 y 5 son mucho más resultones en parte por la presencia del agua –aquí el mérito estaría en las herramientas de Unity, pero la verdad es que sube puntos a la calidad gráfica-.

Aunque la mayoría de escenarios suelen tener un desarrollo un poco abierto, son muy pequeños. Para avanzar es necesario pasar por algún punto concreto, por ejemplo puertas mecánicas donde se canjea una cantidad de gemas de la fase. Estos cristales se encuentran a la vista, esparcidos por las diferentes alturas de las plataformas. Matar a las ratas, arañas, escorpiones y demás enemigos también suele proporcionar algún rubí, por tanto aunque el combate es completamente opcional la mayoría de ocasiones es interesante acabar con ellos para aumentar la colección o evitar recibir más daño.

Es un juego fácil, sin embargo morir –con recibir unos pocos golpes nuestra salud peligra- nos hace reiniciar el último guardado y eso significa volver a empezar la fase perdiendo todas joyas. Más que subir la dificultad, hace un poco molesto repetir toda la sección por la ausencia de puntos de control intermedios; el juego sólo guarda al pasar de área o realizar una acción clave.

Scrap Garden sufre muchos problemas de diseño propios de la inexperiencia del equipo. Los mapas son muy tontorrones y sin demasiado incentivo para su exploración más allá de cosechar las joyas en la cantidad exigida. La mayoría de paisajes –y la localización de estos objetos- se ven con un vistazo desde una zona elevada. ¿Has obtenido más cristales de los pedidos? Pues muy bien por ti, pero realmente no te vale de nada y se van a resetear al pasar de capítulo. Quizás recompensar el esfuerzo con aumento de salud o algo parecido habría ayudado a los completistas.

Los puzles son extremadamente simples y esto, asociado a las reducidas dimensiones de cada fase y la falta de reto, nos lleva a otro punto negro: es un juego corto, perfectamente terminable en hora y media, sin valor rejugable. Su precio de 14,99 euros se nos antoja alto para lo que ofrece, en especial cuando hay auténticos juegos imprescindibles en Steam por ese precio.

El control no es muy fino, no al menos tanto como nos gustaría en el doble salto, y la cámara es atroz. Durante muchos años ha sido la asignatura pendiente de estos juegos y parece que en 20 años no se ha aprendido la lección. En Scrap Garden es peor todavía que en otros títulos porque por defecto está inclinada hacia abajo, así que ni es una cámara tan libre como en Super Mario 64 o Spyro ni se puede ver con comodidad el horizonte. Era peor en su versión original, donde para bajar un poco la vista se necesitaba mantener pulsado hacia abajo; una actualización permite ahora fijarla en esa posición, aunque el ángulo no sea justo desde detrás del personaje y todavía dificulta ver que hay más adelante –el exagerado desenfoque de profundidad tampoco ayuda-.

Mencionar también que hay secciones de planteamiento 2,5D, o al menos por pasillos laterales con la cámara fija –Canny se puede desplazar un poco hacia el fondo-. No aportan demasiado y en alguna situación presenta enemigos ocultos por los puntos ciegos de la vista que no dudarán en lanzarse hacia nosotros sin dar tiempo de reacción.

Está traducido a varios idiomas pero no español. La música apenas destaca –un poco más tranquila o melancólica de lo que debería- y los gráficos, como se puede ver en las capturas, presentan un nivel aceptable para la producción independiente que es; no obstante un mismo escenario se hace monótono por la falta de variedad o una dirección artística clara; no es cartoon, no es realista, y la calidad es muy variable de un paisaje a otro.

Conclusiones

Scrap Garden puede satisfacer al aficionado de este género que tenga claras las expectativas y la ambición del juego. En cuanto a valores de produccion está por encima de la media indie y sus creadores deberían estar orgullosos por abordar una temática tan complicada de hacer, y con tantas leyendas haciendo sombra que es difícil destacar.

Eso no impide ver fallos en su jugabilidad, el flojo planteamiento de mapas o su escasa duración que restan mucho a la experiencia y ponen el juego en una difícil posición: el usuario veterano encontrará rápido dónde falla y los más jóvenes que no tengan nostalgia por este tipo de aventuras probablemente no conectarán con la mecánica de recolectar tesoros. Scrap Garden pertenece a otro tiempo, para lo bueno y lo malo.

Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Jaleo Comunicación.