Análisis Record of Lodoss War: Deedlit in Wonder Labyrinth, un fascinante laberinto (PC, PS4, Xbox Series X/S, PS5, Xbox One, Switch)
Desde que se produjo la explosión indie hace más de una década, los amantes de los metroidvania estamos disfrutando de una nueva era dorada para el género gracias al lanzamiento de multitud de títulos de este tipo. Si bien no se puede negar que el mercado se ha saturado un poco, tampoco es menos cierto que esto también ha derivado en que hayamos recibido auténticas joyas del calibre de Guacamelee!, Ori and the Will of the Wisps o Hollow Knight, por mencionar tan solo unos pocos ejemplos.
Ahora le toca el turno a Record of Lodoss War: Deedlit in Wonder Labyrinth, una entretenidísima aventura para PC basada en esta veterana licencia que tantas alegrías nos dio en los 90 en medios como el manga, el anime, las novelas y, por supuesto, los videojuegos. ¿Queréis saber qué tal ha salido? Os lo contamos en las siguientes líneas.
Dentro del laberinto
La historia nos pone en la piel de Deedlit, una de las grandes protagonistas de la serie, quien acaba despertándose en un extraño y desconocido laberinto sin saber cómo ha llegado allí. A partir de aquí nos tocará explorar este misterioso lugar mientras descubrimos la verdad que se oculta tras todo esto, lo que se traduce en una trama muy simplona, con un giro final previsible y que confía demasiado en que el jugador es conocedor de la licencia, ya que se da por hecho que conocemos bien a los personajes que aparecen y la trama de la saga.
De todos modos, la carga narrativa es lo suficientemente ligera como para que nunca nos moleste y nos podamos centrar en lo que realmente importa: jugar. Su estructura es la habitual del género, por lo que deberemos explorar con cierta libertad un enorme mapa con todas sus zonas interconectadas mientras "plataformeamos", combatimos, derrotamos jefes, conseguimos nuevo equipo, subimos de nivel y, por supuesto, adquirimos nuevas habilidades que nos permitan alcanzar sitios previamente inaccesibles.
Lo primero que nos ha llamado la atención es lo mucho que bebe de Castlevania: Symphony of the Night, algo que se hace muy patente en multitud de detalles, como las propias animaciones de Deedlit, el control, las físicas de nuestros personajes e incluso el uso de las armas. A lo largo de los años han sido muchos los juegos que han intentado imitar a esta leyenda del género, pero pocos han conseguido replicar tan bien y de una forma tan satisfactoria las sensaciones que transmitía a los mandos, algo que nos ha parecido muy positivo y que ha desembocado en que el simple hecho de movernos, saltar y combatir sea divertido y gratificante.
Además, esto no quiere decir que el título no tenga sus propias ideas, ya que la mecánica central del juego nos permite alternar entre dos espíritus elementales para así cambiar las propiedades de nuestra heroína. Más allá de cambiar el tipo de daño que hacemos, esto también nos permite absorber ciertos ataques, lo que desemboca en combates y secciones muy chulas en las que deberemos saltar, golpear y esquivar al mismo tiempo que alternamos entre ambos modos elementales.
Esta es, sin duda alguna, una de las mayores fortalezas del juego y una de las grandes culpables de que hayamos disfrutado tanto jugando, especialmente cuando sus numerosos jefes hacen acto de presencia para plantearnos una batallas muy intensas y espectaculares que nos han gustado bastante.
Pero la cosa no acaba aquí, ya que a medida que golpeemos y eliminemos enemigos con un elemento, subiremos de nivel el contrario, aunque si nos golpean bajaremos un nivel del que estemos usando en ese momento. Si os preguntáis para qué sirve subir de nivel nuestros modos elementales, la respuesta evidente es que así podemos aumentar nuestro daño con ellos, aunque al llegar al nivel 3 podremos regenerar nuestra vida de manera automática, lo que le da un toque táctico y de gestión muy interesante a este sistema.
Como veis, todo lo relacionado con su jugabilidad y sus mecánicas nos ha encantado (un aspecto al que debemos sumar el uso de hechizos y de un arco para complementar nuestras herramientas de combate), aunque no podemos terminar de decir lo mismo de su diseño como "metroidvania" por culpa de un par de problemas menores.
El primero de ellos lo tenemos en lo extremadamente lineal que resulta, relegando el backtracking a algo meramente anecdótico para conseguir unos pocos secretos, ya que para avanzar nunca necesitaremos retroceder a zonas anteriores, restándole cierto encanto a la exploración y al hecho de que todo esté interconectado. De igual modo, a las salas les falta algo más de personalidad, ya que muchas veces tienen una estructura demasiado parecida, y todo ello por no hablar de lo poco interesante que resultan las habilidades que va adquiriendo nuestro personaje para moverse por el mapa. No solo no son nada originales, sino que hay muy pocas y la mayoría de las veces desbloquearemos nuevas secciones pulsando interruptores que abren puertas de colores.
Tampoco podemos olvidarnos de mencionar lo corto que es, ya que nosotros lo hemos superado en apenas 4 horas con un 95% del mapa descubierto, algo que no nos parecería mal si no fuese porque es muy poco rejugable y, a diferencia de los grandes del género, apenas nos da motivos para que queramos volver a él tras ver los títulos de créditos.
Donde sí que no falla es en su exquisito apartado gráfico pixel art, simplemente precioso. Los personajes, los enemigos, los jefes, los escenarios... todo está muy trabajado y cuenta con un detalle sorprendente, algo que podemos extender a sus fantásticas animaciones y a su diseño artístico. Sin duda, un juego que entra por los ojos con una facilidad pasmosa. Por su parte, la banda sonora ambienta bien, es animada y tiene algunos temas muy resultones, mientras que los efectos son muy reconocibles y suenan con la contundencia que se espera de ellos. A destacar que no existe doblaje y que los textos están únicamente en inglés.
Conclusiones
Record of Lodoss War: Deedlit in Wonder Labyrinth es una gran aventura de acción y plataformas con toques de rol con la que nos lo hemos pasado genial y que no nos ha aburrido lo más mínimo en las cuatro horas que dura, a pesar de que como metroidvania cuenta con algunos defectos que le impiden codearse con los grandes del género. Al final, es un juego que puede presumir de ser entretenidísimo y de contar con un apartado audiovisual precioso, motivos más que suficientes como para que podamos recomendároslo sin demasiadas reservas, así que no dudéis en darle una oportunidad a poco que os llame su propuesta y os guste la licencia en la que se basa.
Hemos realizado este análisis gracias a un código que nos ha facilitado PLAYISM.