Análisis Planet Zoo: Frontier lleva su simulación al mundo animal (PC, PS5, Xbox Series X/S)

Frontier lleva al mundo animal la construcción minuciosa de parques y pone el acento en la conservación de la naturaleza pero se lo pone difícil al jugador.
Planet Zoo
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PC, PS5 y Xbox Series X/S.

Frontier tiene a sus espaldas un catálogo lleno de buenos juegos tanto de simulación espacial con Elite Dangerous como de simulación con Planet Coaster como de animales con Kinectimals, e incluso de gestión de parques zoológicos con Zoo Tycon, así que no es de extrañar que hayan acertado en Planet Zoo en el que han conseguido que sea atractivo diseñar hasta el detalle más minucioso de un zoo, observar a los animales y construir hábitats para que estén bien y se puedan reproducir, y luego comprobar cómo los visitantes disfrutan también de lo que hemos creado. Tiene una cantidad inmensa de opciones para jugar, y el mayor problema que tiene es que no pone interés por hacerlas llegar al jugador, de forma que hay que ir descubriendo todas sus bondades a base de investigar dentro y fuera del juego.

Planet Zoo sigue los pasos de Planet Coaster más que el de anteriores juegos de gestión de parques zoológicos del estudio; hasta comparte con él tres modos: Carrera, Creación y Desafío, a los que en este caso se añade un cuarto: Franquicia. Carrera consiste en desarrollar la profesión de director de zoos en distintas partes del mundo en los que hay que conseguir distintos objetivos. Podría ser una buena manera de irse familiarizando con las mecánicas de juego y las distintas posibilidades de construcción si no fuera porque no hay curva de dificultad; desde el principio se exige bastante al jugador y no hay tutoriales prácticamente, solo una ayuda dividida por temas; se hubiera agradecido algún tipo de videotutorial o dedicar parte de la Carrera a esa iniciación.

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A los que ya hayan jugado otros simuladores de gestión les costará en alguna ocasión entender por qué algo no funciona o incluso saber si pueden ejecutar lo que tienen en mente o no, pero los no iniciados en el género lo tienen bastante difícil con Planet Zoo. Lleva un tiempo familiarizarse con los zoos que hay en el modo Carrera pero lo que es innegable es que son preciosos, un muestrario de las maravillas que se pueden hacer en la creación de parques: parques en la India, en Africa, en Grecia… en algunos casi no hay que construir, y todo es cuestión de gestionar lo que ya existe para conseguir las tres estrellas de cada escenario, para lo que hay que conseguir distintos objetivos , aunque para desbloquear el siguiente escenario vale con cumplir los de la de bronce.

Hay varios tipos de visitantes, con la variedad suficiente para que sea divertido observarles durante su paseo por el zoo.
Hay varios tipos de visitantes, con la variedad suficiente para que sea divertido observarles durante su paseo por el zoo.

Estas misiones hacen hincapié en la parte de gestión, que es la más complicada de todo el juego. Al no haber tutorial, hay que recurrir a la ayuda y ponerse a probar ideas. Hay que asegurarse de tener suficiente número de trabajadores y, para que todo funcione bien, asignarlos a una zona de trabajo que el jugador establezca en lugar de dejarlos vagar libremente.

La manera de diseñar los parques es bastante flexible aunque hay que tener siempre en cuenta que los caminos de los empleados y sus instalaciones deben estar separados del camino que siguen los visitantes. Esto condiciona mucho las posibilidades aunque agudiza el ingenio para buscar soluciones.

En el menú de Zoo se lleva a cabo toda la gestión del parque, incluyendo la deficición de las distintas zonas de trabajo.
En el menú de Zoo se lleva a cabo toda la gestión del parque, incluyendo la deficición de las distintas zonas de trabajo.

En el modo Franquicia hay una especie de multijugador asimétrico. Consiste en abrir un zoo y llenarlo adoptando los animales que hay disponibles en el mercado y que han puesto allí otros jugadores o el propio Frontier. En la práctica esto supone tener acceso a una variedad muy limitada de especies. Al menos este modo sirve para poder visitar zoos creados por otros jugadores como si fuesen propios, aunque para conseguirlo hay que ir a Steam Workshop y es un proceso que no está bien explicado. Desafío es igual, pero sin conexión con otros jugadores y el mercado de animales es el propio del juego, por lo que es un poco más ameno de jugar, aunque todos los zoos empiezan siendo la misma llanura en la que cambia solo el suelo y el clima.

Creación es un modo sandbox que sí constituye el campo de entrenamiento más adecuado para hacerse con la creación de parques y habitats, que es sin duda uno de los mejores puntos del juego. Impresiona ver la cantidad de elementos que hay para crear cada edificio. Se puede partir de un contenedor base e irle añadiendo elementos estructurales casi uno a uno para darle la forma exterior que queramos construyendo muro a muro con todo lujo de detalles: enchufes, cadenas, cornisas...

No menos brillantes son las opciones del terreno, que permite hacer montañas, cuevas, depresiones o partes con agua, aunque estas últimas están limitadas a partes fijas del terreno y conviene saber cuáles son antes de que luego encajen mal en el hábitat.

A la hora de crear los hábitats hay que tener en cuenta las necesidades del animal que va a vivir en él, pero el juego tampoco es demasiado específico, así que lo que resulta más útil es esperar a que llegue el animal --una vez que ha superado los trámites burocráticos de ser adaptado, trasladado al Centro de Intercambio y de ahí al hábitat asignado- y entonces seleccionarlo e ir colocando la distinta vegetación y complementos viendo cómo cubre las necesidades de la especie que va a habitarlo. Lleva un tiempo aprender a manejar estas opciones si no se ha jugador a Planet Coaster pero la recompensa merece la pena.

Los animales son también uno de los puntos fuertes. Hay unos 70 inicialmente y la zoopedia ofrece una gran cantidad de información sobre cada especie: sus costumbres y con qué otros animales pueden convivir. Todos ellos se comportan y mueven de manera específica. Hay animaciones muy realistas y es bonito verlos evolucionar, cortejarse o jugar. Cada uno de ellos tiene una ficha con el nombre, el atractivo ante los visitantes, su edad y su origen, y se pueden modificar hasta parámetros como su velocidad de envejecimiento. El apartado de los animales está muy bien diseñado y realizado y es una satisfacción liberar a alguno en la naturaleza a la que pertenecen.

Frontier también ha acertado con el aspecto gráfico del juego y con el rendimiento: Visto en cualquier opción tiene encanto y ni siquiera hace falta un ordenador potente para jugar. El sonido es igualmente idóneo en los ruidos de los animales, la ambientación del parque y la banda sonora, siempre agradable y que nunca cansa. Eso sí, teniendo en cuenta que el juego incide en la labor de conservación de la naturaleza, se antoja extraño que por la noche se enciendan las luces y siga habiendo visitantes, aunque esto proporcione unos lindos atardeceres.

Los visitantes del zoo funcionan bien en general, y es divertido seguir a uno de ellos en su recorrido por el parque e ir descubriendo lo que va pensando de cada apartado. No obstante, en un par de ocasiones, de repente se han quedado atascados en diversas zonas sin razón aparente y sin que los avisos de lo que sucedía fueran claros. Encontramos en varias ocasiones bugs molestos.

Hay una gran cantidad de menús pero no siempre son claros, y a veces de uno vamos a otro para luego regresar o hay que pensar dónde estaba cada cosa, no son demasiado intuitivos. El estudio ha hecho esfuerzos por liberar la pantalla de juego, pero a veces se llena la pantalla de menús superpuestos. En otras ocasiones, se echan en falta etiquetas explicativas y no sabemos para qué sirve un botón hasta que lo usamos.

Los animales se comportan y mueven como los reales. Es entretenido mirar cómo interactúan con el hábitat o con otros congéneres.
Los animales se comportan y mueven como los reales. Es entretenido mirar cómo interactúan con el hábitat o con otros congéneres.

No obstante, el mayor pero que se le puede poner al juego es su cicatería con la información que da al jugador, como si hubiera que realizar una investigación de todas sus posibilidades. Hay que ir arañando para descubrir cómo funciona y sus bondades y las primeras horas pueden ser hasta frustrantes hasta acostumbrarse. Merece la pena ese tiempo de aprendizaje, pero es un precio que hoy pocos juegos se atreven a pedir.

En estas pocas semanas desde el lanzamiento Frontier ha lanzado el pack Ártico, que cuesta nada menos que 10 euros. Esta batalla por el contenido desmenuzado de un juego parece que ya tiene un bando ganador. Planet Zoo es un buen juego de zoológicos, el más completo en la construcción y con animales con los que atrae jugar, la gestión es muy exigente y compleja, con mil detalles que hay que coordinar y el juego no se explica a si mismo con claridad, pero el esfuerzo en entenderlo proporcionará numerosas horas de entretenimiento.

Este análisis se ha escrito tras haber jugado en PC con un código proporcionado por Best Vision

Sara Borondo
Redactora

NOTA

8

Puntos positivos

Los animales, su aspecto y comportamiento
Las posibilidades de construcción

Puntos negativos

La falta de tutoriales y guías
Algunos bugs

En resumen

Planet Zoo es un buen diseñador de parques zoológicos y hace que la cría de unos animales que plasma muy bien tenga sentido para liberarlos, pero la gestión es algo liosa.
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Plataformas:
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