Análisis de Painkiller: Hell & Damnation (PC)
Painkiller ya cuenta con algunos años a sus espaldas, pero para muchos sigue siendo un clásico de los juegos de acción en primera persona. Painkiller: Hell & Damnation recupera la obra original de People Can Fly y su expansión, Painkiller: Battle Out of Hell. Para quienes lo desconozcan, este estudio es el encargado del desarrollo de Gears of War: Judgment, el nuevo episodio de la saga para Xbox 360, además de haber convertido el primer Gears a ordenador, colaborado en el desarrollo del segundo y, por si fuera poco también crearon el espectacular Bulletstorm. Sin duda, un nada despreciable currículum que sirve de carta de presentación para lo que nos espera.
Painkiller: Hell & Damnation se convierte así en una revisión de los dos títulos mencionados previamente, aunque esta vez se encuentra desarrollado por el estudio The Farm 51. Éste fue fundado por antiguos miembros de People Can Fly que ya trabajaron en el juego original, y que además han dado forma a NecroVision, otro particular título de disparos en primera persona que fue recibido positivamente por la crítica. Básicamente, esto se traduce en buenas noticias para los aficionados del juego original, ya que la saga no cae en manos extrañas e inexpertas en el género.
El infierno se cierne sobre nosotros
La historia comienza con la abrupta muerte de Daniel Garner y su esposa. Mientras que ésta va al cielo, Daniel se queda en el purgatorio. A pesar de lo que pueda parecer, Painkiller: Hell & Damnation es una historia de amor, en la que el protagonista hace un pacto demoníaco con el que espera escapar de este estado entre la purificación y la expiación. Garner tampoco tiene muchas opciones, por lo que armado con un variopinto y poderoso arsenal, se dispone a cumplir órdenes. Sin duda nos encontramos frente a un interesante argumento que a veces se ve eclipsado al ser considerado por algunos una mera excusa para llevarnos a la verdadera esencia del juego: matar a ser ¿viviente? que se mueva.
Y es que Painkiller: Hell & Damnation no nos da ni un descanso. Tras un breve tutorial en el que aprenderemos los controles básicos del juego (que son bastante sencillos, dicho sea de paso, y se limitan a disparo primario, secundario cambiar de arma y saltar), nos vemos rodeados por la verdadera acción. Últimamente estamos acostumbrados a juegos en los que avanzamos por distintos escenarios eliminando, normalmente, a pequeños grupos de enemigos dispersos por el escenario, pero el juego que nos ocupa apuesta por un planteamiento parcialmente diferente. En lugar de estar repartidos en posiciones estratégicas, los enemigos nos asaltan en cuantiosas hordas que no dudarán en perseguirnos allá a donde vayamos. Nosotros tendremos que rechazar sus ataques con todo nuestro arsenal, aunque ya os avisamos que no será fácil.
Los escenarios también se diferenciarán de los propios de los juegos de disparos actuales, ya que se dividirán en distintos segmentos o zonas. Así, al entrar en una zona determinada las puertas que sirve de acceso y salida a ésta se cerrarán y no se abrirán hasta que no aniquilemos a todas las criaturas. Hay que aclarar que esto no significa que sean pequeñas habitaciones cerradas; de hecho, pasaremos de relativamente pequeñas áreas a amplísimos escenarios (partiendo de la base de un juego de 2004).
Qué dura es la vida en el infierno...
La vida en el purgatorio no es fácil cuando literalmente, decenas de criaturas, se lanzan sobre ti a mayor velocidad de la que la mayoría de los humanos puede reaccionar. El juego nos presenta a más de 30 criaturas distintas, cada una con sus peculiaridades, ataques, puntos fuertes y débiles. Así, nos acecharán seres del inframundo que podremos batir de un sólo sablazo, mientras que para otros necesitaremos primero encontrar su punto débil. De igual modo, habrá enemigos que sólo usarán armas cortas y enemigos que podrán dispararnos desde la distancia. La variedad se hará palpable, e irá ofreciendo nuevos desafíos al lineal desarrollo del juego.
Esta relativa variedad también se hará palpable en los niveles, que cuentan en general con un diseño pseudogótico, y que nos arrastrarán desde cementerios, a catedrales pasando, como no, por zonas infernales. En total son 14 fases que servirán de escenarios para la trama argumental de Painkiller: Hell & Damnation, incluyendo cuatro jefes finales. Siendo sinceros, la verdad es que un juego de 2004 tiene muy difícil sorprendernos con el tamaño de los enemigos, pero aun así, Painkiller se las arregla para crear unas secuencias capaces de impresionarnos con criaturas inmensas que nos aterrorizan con su sola silueta.
La guinda de pastel la ponen las armas, para cuya descripción creemos adecuado citar la que ofrece el propio juego: "Un devastador y único arsenal de armas que hace que Sodoma y Gomorra parezca una fiesta de cumpleaños para niños". Tendremos a nuestra disposición todas las armas de los juegos originales además de una nueva adición, que van desde sierras a cuchillas, pasando por escopetas, rayos mortíferos y hasta un lanzaestacas. Además, los escenarios estarán poblados con elementos explosivos que facilitarán nuestra tarea o que, al menos, la harán más visualmente espectacular.
Jugando en el infierno
Painkiller: Hell & Damnation ofrece para multiplicar la diversión la posibilidad de jugar la campaña principal de modo cooperativo ya sea en LAN u a través de internet. De igual modo, hay gran variedad de modos multijugador, y aunque la mayoría son competitivos, también encontraremos otros cooperativos. Estos modos sí que son más propios de cualquier otro juego bélico, y se centran en los clásicos todos contra todos, todos contra todos por equipos, captura la bandera, etcétera. Realmente, los modos multijugador (exceptuando el modo campaña cooperativo) no se nos antojan como los mayores alicientes para adquirir el juego, pero son sin duda alguna un interesantísimo añadido que alargarán la vida del juego.
Tal y como lo concibieron los desarrolladores de People Can Fly, Painkiller: Hell & Damnation no le hará la vida fácil a ningún jugador. No contamos con ningún tipo de bonificación adicional (salvo la posibilidad de convertirnos temporalmente en demonio tras aniquilar a 60 enemigos consecutivos), tampoco nos curamos automáticamente, ni podemos mejorar las armas. Nuestras únicas herramientas serán unas cartas del tarot que nos darán ciertos poderes durante un breve fragmento de tiempo.
Como señalábamos anteriormente, busca una dinámica de juego frenética, que nos lanza decenas de enemigos sobre nosotros para poner a prueba nuestros reflejos. Esto no ayuda realmente a aumentar el interés por explorar los escenarios, pero a la larga nos resultará casi imprescindible. No sólo se ocultan los secretos, sino que además la munición, el "escudo" y la vitalidad cada vez estarán más escondida, y creednos cuando decimos que la necesitaréis. Llegaremos a zonas en la que nos asaltarán sin piedad, así que desde ya os avisamos de lo útil que será no despilfarrar ninguna de éstas.
El infierno se renueva
Una de las principales características de Painkiller: Hell & Damnation es la renovación visual sufrida con respecto a la experiencia original. Es bien cierto que ésta ya contaba con unos gráficos destacables en su momento, y esta revisión simplemente los adapta a la época actual. La mayoría de ordenadores actuales deberían ser capaces de ejecutarlo al máximo sin muchos problemas, pero aún así consigue rejuvenecer el aspecto visual considerablemente. Nuevas texturas, efectos de iluminación y partículas, y animaciones sutilmente revisadas hacen que, aunque lejos de convertirse en el nuevo ‘quemaordenadores’, Painkiller: Hell & Damnation se presente como un título visualmente agradable para cualquier jugador actual.
El juego nos llega además traducido y doblado al castellano, con un doblaje a la altura de cualquier juego importante (aunque tampoco tenga demasiados diálogos), y una lista inacabable de "gruuuus", "guaaaahhs", "uuuurgs" y otros guturales de ultratumba ambientando la acción. No podemos olvidarnos de los efectos de sonidos, únicos para cada arma, y las explosiones, golpes, etcétera, que se sucederán sin cesar. Todo esto, por supuesto, a ritmo de poderosos riffs de guitarra, que, tras varias horas de juego, pueden llegar a aburrir.
Por último, cabe destacar la implementación con mando, que se nos antoja más que correcta. Las acciones se asignan a varios botones para que elijamos la configuración que más se adapte a nosotros. El principal problema es que, incluso a la máxima sensibilidad, la cámara se nos antoja lenta para tan frenético juego. No hubiese estado de más mayores opciones de configuración, pero tampoco nos supondrá un problema adaptarnos a la jugabilidad, en caso de que prefiramos jugar con el pad.
Conclusiones
Un juego perfecto para los que busquen acción directa y desenfadada que te deje exhausto. Recupera la jugabilidad clásica de estos títulos para ofrecernos bastantes horas de juego, gracias a su campaña (jugable en solitario o cooperativo), su rejugabilidad y los modos online. No podemos olvidar que se trata de una revisión del juego original y su expansión, donde las novedades llegan con cuentagotas y visualmente sólo ha sufrido una pequeña actualización, pero aun así, es con diferencia la mejor opción para quienes quieran revivir o descubrir esta frenética saga.