Análisis de Pac-Man Championship Edition DX+ (PC, PS3, Xbox 360)
Hablar de juegos retro siempre es una arma de doble filo para el analista. Por una parte se encuentra la nostalgia de aquellos títulos de antaño, y por la otra la necesidad de presentar el producto al lector tal como es, sin ataduras con aquellas recreativas añejas tan añoradas. El tema que nos ocupa hoy no es otro que Pac-Man. Los más puretas del lugar lo recordaréis por ser santo y seña de las salas de recreativos en aquellos lejanos años ochenta, y otros, no tan veteranos por haber oído hablar de él o incluso jugado en los muchos títulos que se han creado desde su nacimiento en mayo de 1980.
Nace un mito
Tres nombres estarán siempre atados a la historia de este Pac-Man, Toru Iwatani, Shigeo Funaki y Toshio Kai, responsables de diseño, programación y sonido respectivamente, fueron los artífices de este tan laureado videojuego. Bajo el nombre de Pakkuman el nuevo título llegaba a consolas tan míticas como la Atari, la Coleco Vision o los Commodore 64 y Spectrums. Años después Pac-Man sigue vivo con versiones que han llegado tanto a la tecnología móvil como a las portátiles además de contar también con ediciones para Xbox, PS3 o la consola virtual de Wii.
El título que hoy tenemos entre manos procede directamente del último juego realizado por el propio Iwatani antes de retirarse. En 2007 llegaba a nuestras manos Pac-Man Championship Edition, lanzado originalmente para X360 aunque después llegaría también a IOS, Android y PlayStation Network. De este salió una secuela llamada DX que venía a perfeccionar el modelo aunque manteniendo la esencia del original.
Un juego actual de hace años
Si creéis que los treinta y pico años de Pac-Man le van a pesar en este nuevo título estáis muy equivocados. El equipo de Namco Bandai ha conseguido combinar lo retro con lo actual para que todo luzca como antes aunque con la tecnología de ahora. Este comecocos bebe directamente de su homólogo de hace treinta años pero con unos colores mucho más vivos y una serie de modo que lo hacen más adictivo aún. La clave está en aplicar esa combinación de desafíos que teníamos en las recreativas a nivel mundial, mediante marcadores que se actualizan al momento y publicaciones en las redes sociales con las que informar a ese amigo picado quién es el mejor en cada momento. El hecho de contar con modos y ambientaciones bloqueadas también hará que entonemos el inevitable "una más y lo dejo".
Este DX+ mejora en contenidos al anterior título y lo completa con hasta catorce posibilidades diferentes con un número incontable de laberintos en su interior. Los diseños exclusivos, que podremos cambiar a nuestro antojo personalizándolos con skins de antiguos juegos, como Dig Dug, Rally X o el Pac-Man Clásico, nuevas músicas, se han creado pensando en este dinamismo, y lucen perfectos gracias a las luces de neón que los iluminan.
Power pellets, Pac dots y fantasmas
La santísima trinidad de Pac-Man –con el permiso del protagonista– son los fantasmas que nos hacen la vida imposible y los puntos que ingerimos para avanzar en el juego. Por último también destacan unos puntos aún mayores, los que hacen a los fantasmas… "comestibles". El escenario en el que juguemos se dividirá en dos mitades en las que tendremos que comer todos los puntos que aparezcan. De este modo desbloquearemos un ítem que deberemos ingerir para desbloquear la otra mitad. El tiempo sustituye aquí a las pantallas, y siempre tendremos que estar pendientes de la contrarreloj para acabar con el objetivo inicial. Una pantalla nos anunciará el número de ítems que debemos comer y acto seguido el frenetismo se apoderará de la partida.
Este frenetismo bebe directamente del hecho que hay muchísimos fantasmas en cada pantalla. Al modo original, en el que los fantasmas salían de un espacio situado en el centro de la pantalla, se le unen una serie de fantasmas "dormidos" a los que despertaremos al pasar por su lado. Se trata de una forma muy bien trabajada de conseguir que una vez activemos los power-pellets llenemos nuestros bolsillos de puntos gracias a auténticas masacres fantasmagóricas. Con el poder de comernos a los fantasmas encadenaremos muchísimos puntos, lo que nos ayudará a mejorar en nuestro ranking personal.
Jugabilidad a prueba de bombas
Implementar tanta velocidad y dinamismo a un juego como Pac-Man parece difícil, y lo es, aunque temas como la dificultad de maniobrar con tantos ítems en pantalla se han solucionado con elementos como las bombas o la cámara lenta en algunos momentos. Sí, sabemos que suena raro, aunque a nivel jugable no podría ser mejor. La cámara lenta se activa automáticamente en un breve lapso de tiempo cuando nos encontramos un fantasma que viene de cara y otros tantos que nos persiguen, ese "frenazo" imprevisto hace que el título nos de una milésima de segundo para corregir el rumbo.
Cuando esto no sea posible, y la huida sea totalmente imposible, contaremos con la bomba, un elemento que también puede recolectarse y que enviará de vuelta al espacio central a los fantasmas. Este ítem cuenta con todos nuestros respetos por las veces que nos ha salvado, pero también influye en la velocidad. Cuando las usamos esta baja, y hace que no podamos ganar puntos con la frecuencia que lo hacíamos antes. Un toma y daca que el juego nos brinda y que lo hace aún más entretenido.
En cuanto a modos también contaremos tanto con contrarrelojes como con partidas en las que deberemos recolectar diferentes tipos de fruta. Todo juega a favor de una jugabilidad muy clásica aunque implementando esa necesidad de vencer. El acceso a las partidas y modos es tan fácil que echar esta partida más solo supone dos toques de "intro".
Competición y logros
Por si el vicio no estuviese aún asegurado, este Championship Edition DX+ aún guarda algunas cartas en la mano para convencernos de echar "solo una". La revisión de avances estará presente al final de cada partida y nos informará del tipo de logros y medallas que hemos conseguido. Como es natural en Steam, completando laberintos, matando fantasmas y consiguiendo puntuaciones altas también contaremos con los elementos con las que la propia plataforma nos premia por nuestros avances.
La competición se alimenta directamente del marcador mundial, en el que conoceremos todos los datos de nuestros rivales en cada laberinto. La sensación general del título es la que ya hemos comentado, la de una fórmula jugable que se mantiene pese al paso de estas tres largas décadas y la de una capacidad de enganche digna de las mejores propuestas actuales.
Valoramos este Pac-Man como una nueva oportunidad para revivir aquel clásico aunque con mejoras que lo llevan a otro estadio, a uno más versátil y dinámico. La omnipresencia de las redes sociales, en las que fomentar los piques, nos recuerda que nos encontramos en pleno siglo XXI, pero esa redonda amarilla y sus fantasmas se empeñan en afirmar que otros tiempos también fueron buenos para la historia del videojuego.