Análisis Overland, vida y muerte en la carretera (PC, PS5, Switch, PS4, Xbox One, iPhone)
El género de la supervivencia ha muerto de éxito en los últimos años. Tras la aparición de varios juegos con gran tirón, hemos asistido a una sobreexplotación del mismo, con numerosas entregas, versiones y variantes de una fórmula que tuvo su interés y frescura hace relativamente poco. Si cogiésemos a los principales exponentes de este nicho de videojuegos, todos compartirían ciertos aspectos, como la recolección de recursos, el crafting más alocado de objetos y materiales para dar luz a otras herramientas aún más locas y cierta predilección por el componente online. Es lo mismo de siempre: busca ropa, lucha contra los elementos, aliméntate, construye un refugio y combate contra otros seres o rivales.
Finji, autores de juegos como Canabalt y Night in the Woods, han decidido cortar en su recién estrenado Overland todos los vínculos superfluos o accesorios en el ámbito de la supervivencia más lúdica y centrarse en lo más obvio: salir adelante. Añadiéndole ingredientes de su propia cosecha y afianzándose en la estrategia por turnos más sólida, su nuevo juego vuelve a demostrarnos el talento del estudio en una aventura que será distinta e igualmente desafiante cada vez que decidamos emprenderla.
Caminante, no hay camino: se hace camino al andar…
Overland nos lleva a un mundo en descomposición, desmoronado, derruido y brutal. El título nos traslada a una Norteamérica postapocalíptica en la que deberemos sobrevivir tomando decisiones muy duras y de difícil digestión y que nos marcarán el desarrollo del mismo videojuego. Nuestra misión será viajar de la costa Este del país a la costa Oeste, atravesando una nación que está plagada de carroñeros, otros supervivientes que buscan auxilio y amparo y una serie de criaturas que han surgido de las entrañas de la misma tierra para alimentarse.
Con los cimientos de la civilización cayendo a nuestro alrededor, como jugadores deberemos recoger recursos, tanto en forma de armas como de vestimentas, comidas y otros materiales, todo ello mientras intentamos superar determinados objetivos en una serie de mapas generados de forma completamente aleatoria que buscan evitar la repetición de situaciones en las partidas. Así, y con un pretexto que enamora desde el primer segundo, Finji demuestra que a veces, en un mundo atiborrado de preceptos que abogan por la complejidad de las mecánicas y la creación de universos virtuales inabarcables, lo sencillo y lo conciso pueden llegar a significar mucho más de lo que creemos.
Hablamos de un diseño muy cuidado y sólido en todos sus aspectos, que nos abrazará una vez comencemos a jugar, y en el que apenas hay que explicar nada. A través de una perspectiva isométrica, Overland presenta sus minúsculos escenarios, que van desde calles y avenidas de ámbito urbano a solitarias gasolineras, áridos parajes rurales o interminables carreteras y autopistas llenas de vehículos varados en un intento desesperado de escapar de lo inevitable. Con apenas unas cuantas opciones por turnos, tendremos que manejar a un nutrido y diversos grupo de supervivientes, desplazándolos por casillas en busca de víveres o de la salida concreta del lugar en el que nos encontramos. ¿Nos arriesgamos a recoger esa lata de gasolina o ese botiquín que tanta falta nos hace o echamos a correr antes de que los monstruos nos alcancen?
Pese a que es un recurso muy manido a estas alturas de la película, y es lógico que arqueemos nuestra ceja cada vez que lo leamos o escuchemos en un análisis, en Overland cada decisión cuenta y marca el destino ya no solo de nuestros personajes o supervivientes, sino el de toda la partida en su conjunto. Sobrevivir en el videojuego es cuestión de táctica y riesgo perfectamente calculado, sí, pero también de suerte -no olvidemos que hay escenarios aleatorios constantemente-. Hasta tal punto que esa ropa que no decidimos coger en su momento o ese bidón de combustible que no investigamos a fondo pueden retrasar o adelantar lo inevitable, llevándonos más rápido -o más lento- a nuestro funesto destino. Poco a poco, mientras mantenemos el motor de nuestro coche en funcionamiento, recorreremos cientos y cientos de millas, topándonos con nuevos supervivientes con los que estableceremos vínculos, y aunque parezca una cuestión baladí, a los que apreciaremos conforme avance la partida.
Tras la finalización de cada escenario, en Overland habrá momento para intimar, conocer a nuestros compañeros de viaje y adentrarnos en sus vidas pasadas y presentes. No, no esperéis diálogos abrumadores. El mismo diseño minimalista que impregna la jugabilidad o la propia presentación también extiende sus redes en este ámbito. Todo está sopesado en su justa medida, con frases muy bien pensadas, descripciones del pasado de nuestros protagonistas bien redactadas y con comentarios que aderezan incluso las situaciones más tensas y complicadas.
Cada nivel es un desafío que puede ser interpretado como un puzle. Nos encontraremos en desoladas carreteras llenas de criaturas que nos buscarán conforme el ruido que hacemos al movernos o desplazarnos, con obstáculos insalvables en un principio que deberemos aprender a apartar o derruir y con otros supervivientes que no dudarán en robarnos nuestras pertenencias y hacernos el trayecto aún más difícil. Hay escenarios realmente tenebrosos, en los que en la más profunda oscuridad, únicamente oiremos el sonido de los monstruos que se acechan y surgen de debajo del suelo esperando su oportunidad. Ese sentimiento de urgencia y presión constante, en los que cada parada puede ser la última, nos recuerdan irremediablemente a La carretera de Cormac McCarthy o los momentos finales de la soberbia adaptación cinematográfica de La niebla de Stephen King a cargo de Frank Darabont.
…al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar
Overland es un juego difícil, aunque no frustrante. No hay que olvidar que hablamos de un videojuego que ha pasado una gran parte de su vida en Early Access, permitiendo que los usuarios y la propia desarrolladora ajusten gran parte de sus mecánicas, ideas o elementos jugables. Se ha ido perfilando en los últimos meses hasta casi la perfección en este aspecto, pero no hay duda que el concepto de roguelite o procedural, puede acarrearnos tantos buenos momentos como malos. Habrá escenarios en los que estaremos en una clara inferioridad de condiciones, o en los que nos encontraremos tras haber decidido ir con una recompensa muy exigua para el peligro sufrido. Puede enfadarnos de primeras, sobre todo en un título en el que cada acción cuenta, pero es parte de su encanto.
En determinados momentos del juego podremos llevar un grupo de supervivientes de tres o cuatro personas -con algún perro incluso como fiel aliado y compañero-, algo que aumenta nuestras probabilidades de éxito en la lucha contra los monstruos mutantes que surgen del suelo. Mientras realizábamos una incursión en una gasolinera en busca de víveres, un grupo de seres rodeó nuestro coche en la oscuridad. Mientras unos cuantos personajes recorrían el escenario en busca de materiales, botiquines y cualquier objeto que fuese de utilidad, otros luchaban con piedras y palos contra estos formidables monstruos, que os adelantamos, son duros de roer y capaces de matarnos a las primeras de cambio -los más grandes nos causarán muchos quebraderos de cabeza-. En un atisbo de suerte, observamos un pequeño generador el cual decidimos explotar como distracción -perdiendo su preciada carga de gasolina- y el que usamos para llevarnos a algunas criaturas por delante mientras escapábamos con las manos vacías y nuestro depósito en números rojos.
Por eso el manejo del inventario de cada personaje -¿dejamos ese arma con tal de llevar dos latas de gasolina?-, la disposición inteligente de los mismos en el escenario -hay algunos que tienen debilidades en sus perfiles- y la necesidad imperiosa de mantener nuestro coche o camioneta con vida, acabarán por marcar el desarrollo de mucha de las partidas de Overland. Con el paso del tiempo comenzaremos a actuar como verdaderos supervivientes del apocalipsis, usando el ladrido de nuestro perro para distraer a los seres, aprovechándonos de cada rincón del escenario o metiéndole fuego a esa pila de madera o bidón para desatar el infierno en tierra.
Un minimalismo imperante
Overland es un juego de planteamiento jugables claros y muy delimitados, y eso también se refleja en el diseño de personajes, escenarios y ambientes. Hablamos de un videojuego impecable en su presentación del apocalipsis, con escenarios derruidos y azotados por el caos, parajes áridos, bosques atávicos y numerosas y solitarias carreteras. Todo está medido al milímetro, con un estilo artístico muy claro y sólido, que gracias a su poderoso halo minimalista consigue evocar al jugador una serie de imágenes muy potentes.
Una vez caemos en su propuesta es muy difícil salir de ella, empapándonos de su opresivo y hostil ambiente. A esto hay que sumarle un inteligente planteamiento de interfaz, que nos ha gustado, pues con muy pocos elementos en juego ayuda a presentarnos las mecánicas que reinarán en la aventura sin necesidad de ningún tipo de tutorial. Nosotros hemos analizado el videojuego en un Mac, aunque también hemos echado algunas partidas en iOS a través de Apple Arcade, el sistema de suscripción de juegos de Apple que incluye este título en su catálogo. Pese a que las diferencias visuales son mínimas, recomendamos el juego con teclado y ratón ya que parece más claro e intuitivo. El videojuego está traducido al castellano y cuenta con una banda sonora ambiental muy destacable.
Conclusiones finales
Overland es un título notable. Hablamos de un videojuego de férreos cimientos que se levanta sobre algunos conceptos habituales del género de supervivencia, los adereza con un diseño de niveles procedimental y los termina combinando con una entretenida y desafiante estrategia por turnos que nos lleva a un mundo que se desmorona tras la aparición de unos misteriosos seres. Exigente y crudo en determinados momentos, aunque se le puede achacar un exceso de momentos de ‘ensayo y error’, se trata de una propuesta que enamorará a los seguidores del roguelite y la táctica, así como a aquellos que busquen una experiencia de supervivencia distinta. Si decidís jugarlo, el camino que emprenderéis con Overland no os parecerá tiempo desperdiciado.
Hemos analizado Overland en PC/Mac a través de un código de descarga digital proporcionado por GOG.com.