Análisis de Orc Attack: Flatulent Rebellion (PC)
Hoy en día, los juegos parecen verse orientados a un enfoque más multijugador, y ya la aventura exclusiva para un usuario en solitario es casi rara. Siguiendo esta tendencia nos llega Orc Attack: Flatulent Rebellion –primer proyecto del estudio Casual Brothers–, un hack & slash que, si bien es perfectamente jugable en solitario, está diseñado para disfrutarse con amigos. Todo ello, envuelto en una propuesta enfocada en el humor escatológico, y con un pequeño toque de crítica social en el argumento.
Tras intentarse financiar sin éxito en Kickstarter, este título pasó por Xbox 360 y PlayStation 3, y ahora desembarca en Steam con una versión que, ya os adelantamos, es prácticamente idéntica en lo visual, ya que apenas tiene unos ajustes gráficos, y sólo permite aumentar su resolución –no así la tasa de imágenes por segundo– con respecto a aquéllas.
¿Quién es más guarro?
Orc Attack: Flatulent Rebellion es un juego que nos cuenta cómo el pueblo de unos sucios orcos se ve destrozado por la invasión de los humanos en su zona.
A pesar de que los orcos se describen como seres de lo más guarro, los humanos sobrepasan la barrera, con sus fábricas y residuos que no tienen inconveniente en destrozar el hábitat de nuestros protagonistas. Así, los pocos orcos que sobreviven a esta invasión se rebelan, y se enzarzan en una guerra contra los humanos.
La batalla comienza eligiendo uno de los cuatro tipos diferentes de orcos, los cuales tienen características ligeramente diferentes que se irán haciendo más notables según progresemos. Realmente la elección es un tanto anecdótica, ya que será nosotros los que acabemos definiendo al personaje. Una cosa que queremos comentar antes de entrar más en faena, es que si el tema escatológico no es de nuestro agrado, podemos optar por la magia y utilizar hechizos en lugar de eructos y pedos.
Fart & Slash
Tal y como indicábamos, Orc Attack: Flatulent Rebellion es un hack & slash de lo más sencillo, con la peculiaridad de que, si así lo deseamos, la magia no se justifica con poderes místicos, sino con gases corporales. El juego es generalmente sencillo, y recurre a una serie de convenciones del género, como golpes débiles, golpes fuertes, combos, diferentes armas, mejoras, componente de personalización y todo ese etcétera que ya os podéis imaginar.
En el primer nivel recorreremos lo que será el tutorial, que nos enseñará lo básico para jugar. Orc Attack: Flatulent Rebellion de lo más sencillo, así que no tendremos que preocuparnos demasiado. También conoceremos los primeros objetos –los cuales podemos recoger por el escenario o comprar en una tienda al terminar cada fase–, y que nos ofrecen mejoras, como mayor nivel de ataque o adquirir más experiencia. También, al completar cada fase podemos gastar los puntos de experiencia adquiridos y mejorar así a nuestros personajes.
…y poco más
Por desgracia, Orc Attack: Flatulent Rebellion no da mucho más de sí. Se trata de una experiencia terriblemente sencilla y plana, y a pesar de las ganas del estudio de intentar darle variedad al desarrollo –algunas secciones de plataformas, misiones de proteger a un personaje, etcétera–, todo se siente bastante vacío. El sistema de progreso y las armas también nos parecen de lo más anecdótico, y tan sólo los jefes finales le dan un toque de originalidad y desafío a unas oleadas de enemigos cuya inteligencia artificial es nula.
El modo cooperativo le da un toque positivo, ya que jugar con amigos es más divertido. Eso sí, la cámara es bastante rígida, dejándonos muchas veces vendidos –suponiendo que los enemigos fuesen un desafío– incluso a través de internet, y que se mantienen siempre todos los protagonistas en pantalla. Dicho sea de paso, nos ha costado mucho trabajo conseguir encontrar a gente online, por lo que si queréis aprovechar el cooperativo, mejor que tengáis a alguien para ello, ya sea a través de internet o de manera local.
Tampoco queremos olvidarnos del apartado técnico y artístico, que aun siendo propio de un juego de PlayStation 2, se ve limitado a 30 imágenes por segundo y con bajones puntuales sin mucho sentido, aparentemente. Parece ser que el motor no está preparado para funcionar a más, porque independientemente de la configuración visual que elijamos la tasa permanece inmóvil. El diseño, a pesar de contar con varios ambientes, no suele llamar la atención, y entre los enemigos sólo los jefes vuelven a romper la monotonía.
Una propuesta demasiado simple
Orc Attack: Flatulent Rebellion peca de simplista en todos sus aspectos. Desde lo visual a lo jugable, es un juego bastante limitado, y que se presenta como una opción demasiado discreta en el género hack & slash, que últimamente han apostado por la espectacularidad. Repetitivo y algo lento, los jefes finales son su principal baza para entretener, ya que son los que ponen el desafío y el ingenio en esta experiencia más plana de lo que nos gustaría ver.
Es cierto que consigue divertir, pero necesita que invirtamos bastantes horas en él y que tengamos amigos para disfrutarlo, ya que no consigue enganchar durante los primeros compases, y mucho menos en solitario. El humor escatológico es irrelevante y prescindible, y salvo que prefiráis gases corporales al maná, tampoco aporta demasiado. En definitiva, es un juego difícil de recomendar dada la gran competencia en el género, aunque si sabéis lo que estáis comprando, puede ser una experiencia divertida.