Análisis de New York Crimes (PC)
Hace más de una década, las aventuras gráficas disfrutaron de una época dorada y de una popularidad envidiable. Muchos de los títulos que salieron por aquel entonces se han llegado a convertir en clásicos atemporales, como los primeros juegos de Monkey Island, Grim Fandango o Broken Sword. Por desgracia, con la evolución de la industria, los estudios de desarrollo fueron dejando de lado este tipo de juegos, lo que nos lleva a nuestros días, donde los lanzamientos del género se pueden contar con los dedos de una mano.
Los más importantes se suelen producir de la mano de Telltale Games y de los españoles de Pendulo Studios. De hecho, estos últimos son los artífices del título que hoy nos ocupa. Su dominio de las aventuras gráficas está más que probado, con juegos como los dos Hollywood Monsters o la saga Runaway para avalarlo. Sin embargo, con New York Crimes vemos como el estilo colorido y humorístico de sus anteriores trabajos desaparece por completo para dar paso a una ambientación más retorcida y a una historia mucho más adulta y oscura.
Puzles para todos
De la historia solo os diremos que hay un asesino en serie suelto por las calles de Nueva York que se dedica a quemar mendigos, ya que no queremos destripar nada de un guión donde nadie es quien parece ser y en el que los saltos temporales se producen continuamente. Desde el minuto uno el argumento del título comienza muy fuerte, y aunque en el último tramo baja levísimamente el nivel debido a lo fácil que resulta a partir de cierto momento encajar las piezas y prever lo que va a pasar, es de los que saben cómo enganchar. De hecho, cuenta con un giro argumental al poco de empezar completamente magistral digno de aplaudir y que pillará por sorpresa a la gran mayoría.
Pendulo ha puesto toda la carne en el asador para crear una historia que nos invita constantemente a continuar para saber lo que ocurrirá a continuación, y damos fe de que lo han conseguido, no en vano, es sin lugar a dudas el mejor apartado del juego. Por desgracia, todo este mimo puesto en el guión no significa que cuente con grandes personajes. Los que hay están bien construidos, pero a excepción de un par, comprobaremos que les falta carisma y que casi no se profundiza en ellos. Una pena, sobre todo considerando los geniales personajes que la compañía nos regaló en la trilogía de Runaway y, especialmente, en Hollywood Monsters 2.
Entrando ya en lo que es el apartado jugable, volvemos a encontrarnos con una aventura gráfica de point-and-click. Si pasamos el puntero por encima de algún sitio con el que podamos interactuar adoptará forma de lupa. Si hacemos click entonces, se abrirá una viñeta que nos muestra un zoom de esa zona y donde podremos decidir si examinarla, realizar alguna acción o coger algo útil que vea nuestro personaje. Nuestro inventario está situado en la barra inferior de la pantalla y para usar nuestros objetos bastará con arrastrarlos hasta este tipo de sitios.
Este sistema se acaba traduciendo en unos controles muy directos, rápidos y accesibles para todo el mundo, que vuelve a dejar atrás anteriores sistemas de menús y submenús para realizar hasta la acción más simple. De hecho, esta velocidad de juego la veremos hasta en el desplazamiento de nuestros protagonistas (manejaremos a tres distintos a lo largo de la aventura), ya que si vamos a interactuar con un sitio, estos se teletransportan directamente a su posición.
Uno de los puntos más conflictivos lo encontramos en sus puzles. Como ya hemos dicho, el guión y la narrativa tienen un gran peso, lo que ha llevado a Pendulo a dejar en un plano algo secundario la resolución de acertijos, simplificándolos y adaptándolos para que podamos avanzar sin demasiados problemas y no perdamos el hilo de la historia. Para empezar, las secciones jugables no suelen contener más de cuatro pantallas para investigar, lo que nos limita en cierta manera y nos impide perdernos. A esto se le suman unos puzles no especialmente inspirados ni ingeniosos y que suelen responder por lo general a una lógica, aunque en algunos casos esta es un poco retorcida y se nota forzada.
La técnica del ensayo y el error es otra buena manera de avanzar, ya que al encontrarnos generalmente limitados a unos pocos mapas, no nos llevará demasiado tiempo probar los objetos que creamos que puedan funcionar. Para terminar de facilitar las cosas al jugador se han incluido dos botones de ayuda completamente opcionales. El primero nos marcará todos los sitios con los que podemos interactuar para que no tengamos que buscarlos con el ratón, mientras que el segundo nos dará pistas sobre lo que tenemos que hacer a continuación, aunque estas en vez de orientarnos nos indican prácticamente cómo resolver los puzles de lo obvias que resultan.
Que el título sea tan fácil es algo que no le hace ningún bien, especialmente porque no es precisamente una aventura larga. Sin usar ninguno de los botones de ayuda es perfectamente posible terminarlo en unas cuatro horas o menos. Si bien cuenta con cuatro finales distintos, tres de ellos se resuelven prácticamente en una decisión final y solo uno de ellos nos pedirá hacer algo distinto. Eso sí, este final secreto merece la pena sacarlo, ya que a pesar de estar bien escondido es todo un regalo para los fans de Pendulo, que no podrán reprimir una sonrisa cuando lo vean. A lo breve que resulta hay que sumarle que su rejugabilidad es prácticamente nula, ya que todo su atractivo se basa en descubrir su argumento y resolver puzles, algo que pierde todo su atractivo tras la primera partida por razones obvias.
Una oscura novela gráfica
La puesta en escena de New York Crimes resulta toda una gozada. El título busca en todo momento asemejarse a una novela gráfica, por lo que veremos referencias constantes al mundo del cómic, ya sea con escenas de vídeo formadas por viñetas o con bocadillos que nos narran lo que vemos cuando vamos a interactuar con algo. En cuanto al apartado artístico nos volvemos a encontrar con personajes y escenarios con aspecto cartoon, aunque todo presenta un aspecto muy demacrado y oscuro, alejándolo por tanto de las anteriores obras del estudio, tal y como dijimos al principio del texto.
El diseño de los fondos es sensacional y se encuentran repletos de detalles, haciendo que moverse por ellos sea una delicia. A pesar de esto, no es oro todo lo que reluce, y es que las animaciones faciales en las conversaciones que mantengamos con otros personajes brillan por su ausencia. En los diálogos veremos unas viñetas donde se muestran las caras de los personajes que intervienen, por lo que esto se nota mucho más, ya que los veremos siempre con la misma expresión y moviendo la boca con una animación que resulta bastante extraña a la vista. Por suerte, esto en los vídeos no es así y en ellos los rostros de los personajes sí que muestran lo que de verdad están pensando o sintiendo. Para terminar con el aspecto técnico, mencionar que nos hemos encontrado con algunos bugs en su desarrollo, aunque estos afectaban más a lo visual que a lo jugable (viñetas que no desaparecen cuando deben hacerlo, vídeos que se muestran sin un trozo de pantalla, etc.).
Respecto al apartado sonoro, nos encontramos con una banda sonora con no demasiados temas musicales, aunque los que hay tienen bastante calidad y se van adaptando como un guante a todo lo que vemos en pantalla. Los efectos de sonido por su parte mantienen también un buen nivel. Finalmente, en cuanto al doblaje, tal y como era de esperar de un título distribuido por FX, nos llega con voces en español muy conocidas y con una calidad en sus interpretaciones muy buenas, aunque este trabajo se ve en cierto modo deslucido por lo anteriormente comentado con las animaciones faciales (escuchar a un personaje que parece que se vaya a echar a llorar mientras te habla con una sonrisa provoca un efecto bastante raro).
Conclusiones
La nueva obra de Pendulo Studios resulta ideal para los recién llegados al género y para todo aquel que quiera disfrutar de una buena historia llena de misterios e intriga. Eso sí, su brevedad, su baja dificultad y lo poco inspirado de la mayoría de sus puzles le impiden alzarse como un gran juego, quedándose en simplemente un buen título con el que calmar nuestra sed de aventuras.