Análisis de Morningstar: Descent to Deadrock (PC)
Aquellos jugadores que ya peinen canas -y aquellos que hayan tenido una madurez o adolescencia centrada en el ocio electrónico allá por los ochenta y noventa-, conocerán el impacto que tuvieron las aventuras gráficas y el género point and click, en el mundo de los videojuegos. Este género otrora fue un adalid del entretenimiento sumo para multitud de plataformas y ecosistemas, abriendo una importante ventana a un sinfín de historias y narraciones complejas para todos los jugadores.
Las aventuras gráficas de la época suplían sus las limitaciones técnicas de los ordenadores y máquinas de su tiempo con buenos guiones y argumentos muy complejos, y ofreciendo así una gran capacidad de abstracción al usuario, que se veía transportado a universos ricos, en los que piratas, monstruos, héroes y astronautas eran los protagonistas. Avatares virtuales que, en función de sus propias mecánicas, se veían obligados a buscar objetos, entablar conversaciones o tomar elecciones comprometidas pantalla tras pantalla.
Perdidos en el espacio
Morningstar: Descent to Deadrock es una sencilla y poco ambiciosa -en el mejor sentido posible- aventura gráfica en primera persona, que nos recordará y transportará a la edad de oro del género. Morningstar: Descent to Deadrock -remake y puesta a punto de un juego gratuito poco conocido lanzado en 2009- está editado bajo el sello de Phoenix Online Studios -que ya se ha encargado de revivir a otro de los titanes del pasado, Gabriel Knight: Sins of the Fathers-, nos ofrece una experiencia muy clásica, y casi podríamos decir que espartana, dentro del género point and click.
El juego de Red Herring Labs nos narra una historia enmarcada en el futuro más distante, en el que, tras un fatídico accidente de nuestra nave de cargo, nos veremos obligados a sobrevivir en un planeta hostil y muy peligroso, conocido como Deadrock -"Rocamuerta", si nos permitís la traducción literal al castellano-. Por si fuera poco el trauma de sobrevivir al aterrizaje forzoso de la nave -encarnaremos a Powell, el único superviviente de la tripulación-, cabe destacar que en el lugar en el que nos encontramos, Deadrock, es un planetoide desértico -y al parecer, inhóspito- al que las leyes internacionales del espacio y las Naciones Unidas desaconsejan incluso acercarse a su órbita. Así pues, en Morningstar: Descent to Deadrock, además de salir con vida, deberemos reparar nuestra nave y descubrir el misterio de un planeta desértico e inhabitado, que al parecer, guarda un enorme secreto en su interior.
El desarrollo del argumento de Morningstar: Descent to Deadrock es muy interesante, y si bien no hace grandes alardes de en su forma de contárnoslo, sí nos ofrece los suficientes alicientes para seguir adelante y desentrañar las numerosas pistas -la mayoría, a través de emisiones de radiofrecuencia- y misterios que se guardan en los escenarios que iremos visitando a lo largo de la aventura. Podemos establecer varios paralelismos con el génesis de la laureada aventura gráfica, The Dig, y si nos apuráis, con películas como Misión a Marte o la mismísima Alien. Llegados a este punto, habría que destacar que Morningstar: Descent to Deadrock es un juego que está en completo inglés, algo que podría suponer un impedimento a todos aquellos que no dominan del todo bien la lengua anglosajona.
Las mecánicas de Morningstar: Descent to Deadrock son muy clásicas, y quizás, un tanto anacrónicas. Red Herring Labs ha decidido ofrecernos una perspectiva en primera persona para dotar un mayor realismo e inmersión a la experiencia, pero no sabemos si esto realmente es un truco o recurso para evitar animaciones y personajes tridimensionales que hubieran lastrado el desarrollo -que al parecer, no es de alto presupuesto-. En cualquier caso, Morningstar: Descent to Deadrock sigue los patrones habituales del género: explorar y buscar objetos, y a posteriori, resolver puzles y problemas.
De esta manera, como astronauta superviviente, lo primero que haremos tras el accidente es deambular por la nave buscando objetos y reparando los problemas y averías más apremiantes, aprendiendo a manejar el rudimentario -aunque muy sencillo- sistema de inventario. En Morningstar: Descent to Deadrock debemos escudriñar los escenarios y estancias, buscar los puntos de interés de cada uno de ellos y comenzar a discurrir qué hacer y de qué manera, para avanzar y solventar el enigma que se cierne sobre nosotros. La mayoría de los puzles en Morningstar: Descent to Deadrock obedecen a una lógica aplastante, teniendo que encontrar el momento, el objeto y la combinación correcta para avanzar. Muchos se solucionan tras varios minutos, aunque en los últimos compases nos hemos encontrado con algún que otro calentón o enfado derivado de la frustración, así como con el consabido momento de suerte e inspiración -dejando la puerta abierta al conocido método de ensayo y error, tan común en las aventuras gráficas de antaño-.
Pero repetimos: es el orden lógico y natural de muchos de sus puzles, y la presencia de la omnipresente radio -con la que nos comunicamos con nuestro herido capitán, que siempre está ahí para darnos una pista o encauzar nuestra desidia-, así como de los propios comentarios del protagonista, los que consiguen que quedarnos atascados sea una consecuencia natural y plausible y no un mecanismo forzado y mal implementado para alargar la duración del juego -parámetro que depende de la fortuna y la pericia de cada uno-. Entonces, ¿podríamos considerar a Morningstar: Descent to Deadrock un juego un tanto corto y accesible? Sí, podríamos. Aun así, también recalcamos: es todo cuestión de habilidad, suerte y experiencia previa en juegos del género. Una aventura gráfica puede volverse cuesta arriba para el más neófito si no sabe tomar correctamente las riendas.
A nivel técnico, y no sabemos si por decisión propia de Red Herring Labs, Morningstar: Descent to Deadrock se nos muestra como un juego venido desde otro tiempo, para bien y para mal. Sus escenarios pre-renderizados nos abofetearán la cara con el aroma de los grandes clásicos del género, y ciertos mecanismos visuales, nos incitarán a hacer click e interactuar con el escenario al estilo de la vieja escuela. Pero para ser honestos, como juego de ciencia ficción, no innova demasiado. Su estilo visual nos parece poco inspirado, insípido, con escenarios que podrían haber dado mucho más de sí, y que evidencian el poco presupuesto del juego original lanzado por Red Herring Labs en 2009. Sí, los fondos han sido aumentados de resolución, pero no es suficiente. Reconocemos que es el jugador el que debe poner de su parte muchas veces para sentirse inmiscuido en la aventura y los ambientes que pasarán por nuestros ojos -naves, bodegas de carga, ruinas, campamentos y enormes parajes desérticos-, pero no terminan de cuajar y aportar ese granito de arena -y nunca mejor dicho- necesario para redondear e impulsar una historia que, repetimos, nos ha parecido más que aceptable.
En el ámbito sonoro, Morningstar: Descent to Deadrock se comporta bastante mejor. Estamos ante un juego muy bien interpretado, con un doblaje al inglés que aporta dramatismo a ciertas situaciones, y que guía, de forma inteligente, al jugador con comentarios y chascarrillos sobre las decisiones y toma de objetos a lo largo de la aventura a través de la radio. Si bien la versión de 2009 ya tenía una buena base, los nuevos temas de la banda sonora son excelentes, muy ambientales, con ciertos compases y notas y melodías, que nos recordarán irremediablemente a otras bandas sonoras y grupos como Vangelis.
Conclusiones finales
Morningstar: Descent to Deadrock no nos engaña bajo ningún concepto, y muestra sus cartas de forma honesta. Es una aventura gráfica muy clásica, de moldura estética excesivamente nostálgica y jugabilidad encorsetada también bajo los citados designios de tiempos pasados. Para bien o para mal, es un título pequeño -no hay que olvidar sus orígenes como juego gratuito-, sin demasiadas pretensiones, que aunque no innova ni lo pretende, bien puede servir como mero entretenimiento para el más acérrimo y purista aficionado al point and click.