Análisis de Mirror's Edge (PC)
Un prometedor juego
Aunque el género de las plataformas lleve ya algunos años de capa caída, y la producción de juegos de este tipo haya disminuido considerablemente (teniendo en cuenta que hubo una época que llegó a ser uno de los géneros dominantes del mundillo junto a matamarcianos o los juegos de lucha), estas navidades han tenido la curiosa particularidad de que hemos asistido al lanzamiento de dos innovadores títulos, primero en consola y ahora en sus correspondientes versiones para compatibles, que pese a no ser puramente plataformeros sí han sabido recuperar buena parte de la esencia que esconde este género ya clásico de los videojuegos. Me estoy refiriendo al nuevo Prince of Persia y el juego que nos ocupa: Mirror’s Edge.
Confirmado su desarrollo desde mediados de 2007, el juego poco a poco supo ganarse la atención, tanto de prensa como del gran público conforme fueron saliendo las primeras imágenes y posteriores demostraciones jugables en diversos eventos del sector como el pasado E3 2008. Y por supuesto, no era para menos si tenemos en cuenta el grupo desarrollador detrás de todo: Digital Illusions -actualmente conocidos como DICE, que forman parte del entramado de estudios propiedad del gigante Electronic Arts-, y creadores de franquicias del calibre de Battlefield (ampliamente conocida en PC), RallySport Challenge (para muchos, los mejores juegos de carreras aparecidos en la primera consola de Microsoft) e incluso podemos remontarnos a algunos años antes, donde ya dejaron muestras de su buen hacer con Motorhead (1998, PSone - PC) un juego de velocidad futurista de brillante factura técnica y sobre todo en la época del Commodore Amiga con sus juegos de Pinball, como el fenomenal Pinball Illusions.
A este fantástico "curriculum" con que se presentaba el nuevo título, se le unieron las ambiciosas declaraciones del equipo programador en las etapas iniciales de desarrollo: "Por ahora no vamos a revelar nada más que el hecho de que estamos cambiando el modo en el que los jugadores se mueven en primera persona," ha dicho un representante. "No más restricciones, no más ser bloqueado por barrearas simples como vallas. Queremos que el jugador pueda moverse como una persona real.".
Ahora, tras la salida el pasado mes de Noviembre de las versiones para PS3 y Xbox 360, por fin tenemos en nuestras manos la esperada versión para compatibles, teniendo como novedad principal la incorporación de motor de físicas por hardware PhysX que puede ser activado o no, a gusto del usuario. Es hora de que los usuarios de PC entremos en el filo del espejo…
Un mundo feliz
Mirror’s Edge nos sumerge en un futuro cercano, dentro de una gran y moderna ciudad metropolitana repleta de inmensos rascacielos acristalados. Atrás quedaron agitados años de revueltas sociales y manifestaciones civiles, pero ahora las cosas han cambiado bastante. El crimen y la violencia han sido casi erradicados de las calles a costa de sacrificar algunos valores como la libertad. Y es que en este aparentemente "mundo perfecto" donde la mayoría de la gente se ha vuelto dócil, ignorante y acomodada, todo está férreamente controlado por el gobierno. La vigilancia es omnipresente viviéndose realmente bajo un estado policial.
En este ambiente de sutil y velada opresión, nos meteremos en la piel de la joven Faith, la cual se gana la vida como runner, una suerte de mensajeros rebeldes que están al margen de la sociedad, transportando datos, mensajes, paquetes o cualquier cosa que sería inmediatamente destruida por los canales convencionales. Este correo "exprés" opera gracias a las tremendas habilidades de nuestros protagonistas en el parkour, una disciplina en la que se van superando los obstáculos urbanos tales como vallas, paredes o muros de la forma más eficiente y fluida posible con la única ayuda de nuestro cuerpo… saltando, trepando, deslizándonos, etc. y en el caso de los runners, sobre todo por los techos y azoteas de la gran metrópolis.
Pero el inesperado asesinato de un importante candidato a la alcaldía de la ciudad, y en que se verá involucrada nuestra protagonista indirectamente cambiará totalmente el curso de los acontecimientos, llevándonos a investigar qué es lo que ha pasado realmente y quién (o quienes) están detrás de todo este turbio asunto.
A partir de aquí, tal como acabamos de decir, se irán desarrollando una serie de acontecimientos que irán paralelos al propio transcurso del juego, con una trama claramente definida –y que siendo sinceros, no es nada del otro mundo- siendo algo sosa y plana, que iremos descubriendo conforme avancemos por las fases, denominados episodios, y que también estará plasmada en algunas escenas intermedias entre las fases, realizadas en animación 2D.
Planteamiento innovador
Llegados a este punto, convendría aclarar exactamente qué es Mirror’s Edge y qué tipo de juego nos vamos a encontrar delante de nuestros monitores. De esta forma, podríamos definir este nuevo título de DICE como una curiosa y original mezcla de acción y aventuras, contando como principal ingrediente las plataformas; todo ello a través de una perspectiva o vista en primera persona, subgénero muy atípico y en el que podríamos englobar también a la saga Metroid Prime -predominando en éste la exploración de escenarios- e incluso Portal -éste último con los puzles como principal componente-. Precisamente el título que nos ocupa comparte con el de Valve el gusto por los escenarios de diseño minimalistas, extremadamente pulcros y con un notable predominio de colores y tonalidades claras.
La mecánica jugable que conformará el núcleo central del juego será pues una combinación de partes plataformeras (la mayor parte del juego) con determinados momentos de combate contra policías y fuerzas de seguridad, abundantes en la opresiva ciudad por la que nos movemos. De hecho, dada la gran cantidad de acciones que Faith puede realizar, el propio comienzo del juego será un completo tutorial en el que podremos aprender y practicar tanto las combinaciones de habilidades en las partes plataformeras, como los distintos movimientos a encadenar durante los combates contra las mencionadas fuerzas policiales. Pero entremos algo más en detalle…
El mundo a tus pies
A lo largo de los nueve episodios de los que consta el juego, tendremos una serie de objetivos o pequeñas misiones que cumplir, relacionados siempre con el desarrollo de la trama principal, tales como llegar a un determinado punto de reunión (por ejemplo, un complejo de oficinas de una gran multinacional) a través de las azoteas de edificios colindantes, encontrar a una persona determinada o simplemente lograr escapar de un gran centro comercial asediado por la policía. En ese aspecto el juego es bastante lineal y es la historia la que fijará siempre el recorrido invariable a seguir. Igualmente, existirán además toda una serie de eventos prefijados -o como se suelen denominar en inglés "scripts"- en los que deberemos hacer alguna acción determinada siempre de la misma forma, como por ejemplo, saltar para agarrarnos a los patines de aterrizaje de un helicóptero.
En lo que sí tendremos más libertad de acción será en la forma en la que abordemos los escenarios, ofreciendo éstos en ese aspecto distintas posibilidades. Dicho de otro modo, dada la diversidad de habilidades de las que dispone Faith unido a los variados elementos (u obstáculos) que pueblan un escenario, podremos avanzar por ellos de forma diferente; así con algunos movimientos podremos llegar de manera más rápida o simplemente de forma más acrobática/fluida a otro punto determinado que con otros.
Nuestra protagonista hará gala de una agilidad, velocidad y potencia realmente impresionante. En nuestras andanzas por la ciudad, tendremos a nuestra disposición una gran cantidad de acciones posibles que irán desde el típico salto o deslizarnos por el suelo para sortear barreras, a movimientos notablemente más complejos como ir corriendo para coger ímpetu, apoyarnos en una pared, girando simultáneamente 180 grados para saltar a una cornisa o rampa más elevada situada en una posición opuesta. También tendremos a nuestra disposición determinados movimientos que amortiguarán nuestros impactos desde grandes alturas (como por ejemplo rodar por el suelo justo antes del caer a éste). Finalmente, cualquier elemento presente como tuberías y cornisas será susceptible de poder agarrarnos a él, escalarlo e incluso cruzar entre los techos de dos edificios a través de una barra, manteniendo el equilibrio para no caernos al vacío.
Complementariamente a esto estarán los combates, en los cuales intentaremos siempre aislar a los enemigos puesto que siempre llevaremos una clara desventaja ofensiva –más que nada porque nosotros no portamos armas-. Es conveniente llegados a este punto comentar que en Mirror’s Edge no se ha querido enfocar el juego hacia los combates, pues aunque tendremos numerosos "contactos" con las fuerzas policiales a lo largo de la aventura, se ha hecho especial hincapié en la preferible huida antes que en plantar cara a los "hombres de negro" (trataremos este aspecto a fondo más adelante, cuando hablemos de la jugabilidad).
De todas formas, cuando decidamos plantar cara y enfrentarnos a alguno de los enemigos que nos saldrán al paso, podremos ejecutar una serie de patadas y puñetazos que podrán ser combinados con carreras y saltos para causar mayor daño. Pero lo más interesante sin duda alguna será la posibilidad de desarmar a los enemigos con un rápido movimiento, robándole el arma y así poder usarla por un breve periodo de tiempo hasta agotar la munición que poseía.
Super vista
Aunque el juego no posee marcadores de ninguna clase con la idea de ganar en realismo e inmersión -salvo un pequeño punto blanco a modo de retícula en el centro de la pantalla-, tendremos unas ayudas, si así lo deseamos puesto que pueden ser desactivadas, gracias a la denominada "visión runner en las cuales, determinados elementos del decorado tales como barandillas, tablas, puertas o escaleras se nos indicarán en un color rojo vivo, marcándonos así el camino a seguir. Del mismo modo, los enemigos aparecerán rodeados de una especie de halo rojo, ayudándonos a distinguirlos rápidamente del escenario colindante. Además, tendremos un botón que pulsándonos, la cámara girará orientándose hacia el camino a seguir.
A todas estas ayudas jugables se le unirá por último, el denominado "tiempo de reacción, que ralentizará momentáneamente el mundo a nuestro alrededor lo cual nos permitirá combatir y ejecutar los movimientos con mayor facilidad al transcurrir todo a cámara lenta. Por supuesto, dicha facultad tendrá una duración muy breve, aunque se recargará rápidamente a medida que acumulemos ímpetu durante las carreras o saltos y lo mantengamos.
El motor de esta generación
No cabe duda de que el motor gráfico Unreal Engine 3 está siendo, para bien o para mal, gran protagonista de esta generación de videojuegos. Muchos aguardábamos expectantes lo que DICE podría hacer con dicha herramienta, y lo cierto es que el resultado ha sido bastante satisfactorio. Exceptuando las propios juegos de Epic, Mirror’s Edge puede presumir, quizás junto a Mass Effect de exprimir este motor a niveles importantes. En el caso que nos ocupa además, tiene la peculiaridad de mostrar un entorno 3D con un estilo gráfico radicalmente diferente a lo que suele ser habitual en las recargadas geometrías, típicas de dicho motor de juego.
Y es que Mirror’s Edge pondrá delante de nuestros ojos una inmensa ciudad, una esmaltada metrópoli urbana repleta de inmensos rascacielos con azuladas cristaleras conjugado con blancos radiantes de paredes y azoteas. En conjunto, todo muestra un marcado carácter aséptico y pulcro que le da aún más un aire de ciudad fría, futurista y perfecta a la vez (recordando un poco a las ciudades de la saga Ridge Racer), pero sobre todo, muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver. Buena parte del impresionante acabado visual se debe además a la inclusión del brillante, nunca mejor dicho, sistema de iluminación global Beast, que dota al juego de una luminosidad solar, una intensidad lumínica muy realista, y que personalmente, sólo habíamos observado en dos títulos a lo largo de esta generación: Halo 3 y Crysis. La perspectiva en primera persona, así como personas, aviones o coches que pueden observarse en la lejanía ayuda todavía más a que la inmersión sea tremenda y tengamos la verdadera sensación de estar en una ciudad moderna.
Los interiores de los edificios muestran diseños minimalistas y sencillos, contando cada uno con un color monocromático intenso característico (naranja, verde, amarillo…) aunque en conjunto, no llegan al nivel de calidad mostrada en el exterior. Por otro lado, el modelado de los personajes también alcanza un buen nivel, del mismo modo que las animaciones que poseen, pero el diseño de los enemigos podría haber sido algo más variado.
En el lado negativo destacar algunas texturas aisladas de paredes o elementos concretos del escenario que no mantienen el nivel de calidad global, y la consabida tardanza en la carga de texturas, fallo ya típico del motor que usa. También quedan al descubierto en algunos sitios las uniones entre polígonos… aunque ninguno de estos fallitos llega a empañar en absoluto el fenomenal despliegue gráfico realizado por la desarrolladora sueca.
Aprobado en Física
La versión PC que nos ocupa posee un altísimo grado de optimización (detalle muy de agradecer últimamente), tanto en tarjetas gráficas Nvidia como ATI. Pese a esto, como suele suceder, tendremos la opción de elegir distintas configuraciones de video (divididas aquí en "detalle de textura" y "calidad de gráficos") para ajustarlo mejor al equipo que tengamos. Lo importante es que cualquier equipo medio de los últimos años dos o tres podrá correrlo sin demasiados problemas.
Ya en máquinas de gama alta, Mirror’s Edge luce netamente mejor que las versiones de consola, al alcanzar resoluciones superiores, mayor nitidez de texturas y poder aplicarle filtros que eliminen por completo los molestos dientes de sierra mostrados en PS3 y Xbox 360, detalle este último bastante importante, que hará que las geométricas estructuras artificiales -prácticamente todo lo que nos rodea- muestren mucho mejor aspecto y dando en conjunto una mayor sensación de solidez. La guinda del pastel la pone el poder jugar a una tasa entre 50 y 60 imágenes por segundo, todo un lujo de fluidez y suavidad, en un juego de estas características.
Como comentábamos al principio, la principal novedad lanzada a los cuatro vientos de la versión PC radicará en el uso de PhysX, especialmente preparado para tarjetas gráficas Nvidia a partir de la serie 8 –usuarios con tarjetas gráficas ATI podrán hacerlo también, pero a golpe de CPU-. Siendo sinceros, al final toda esta "avalancha" de físicas se traduce en algunos efectillos gráficos extra, como cortinillas transparentes donde antes no había nada o un mayor número de partículas de polvo, papeles y rotura de cristales, que si bien contribuyen a aumentar la vistosidad, no son nada del otro mundo ni afectan para nada a la jugabilidad del juego. Además, es muy conveniente reseñar que activando esta opción en el menú de video, la penalización en la tasa de imágenes puede llegar a ser en algunos momentos bastante dramática cuando por ejemplo se produce una gran rotura de cristales (particularmente en usuarios de gráficas ATI y usuarios de gráficas Nvidia de la generación anterior como una 8800GTX y similares) quedando por tanto a elección del usuario y las pertinentes pruebas de rendimiento, si de verdad le merece la pena. Importante por cierto, aplicarle un parche de última hora si tenemos pensado activar el motor de físicas, que evitará congelaciones en algunos puntos del mapeado.
En el juego podremos optar por el clásico control de teclado y ratón al estilo de juegos de disparo en primera persona o un mando de control (el de Xbox 360 resulta ideal). Pese a que se nota claramente que el juego ha sido pensado/diseñado para jugar con mando, lo cierto es que es también bastante jugable con el ratón, resultando éste último notablemente mejor para el tema de los giros y movimientos rápidos, así como cuando apuntamos con un arma. Por el contrario, la combinación de algunos botones para según qué movimientos de Faith resultará mucho más manejable un pad de control. Cuestión de gustos, como se suele decir.
Still Alive
El titular usado es el tema principal del juego, y constituye sin duda una de las mejores piezas musicales (tanto la versión cantada como la instrumental) que hemos oído en videojuegos en los últimos tiempos. El resto de la música que oiremos durante el desarrollo de las partidas pasará bastante inadvertida, siendo siempre temas de corte electrónico muy ambiental y "chill-out" para las partes tranquilas, y más contundentes en las persecuciones y tiroteos varios. Aunque el uso de música electrónica no siempre es bien recibido, personalmente nos parece bastante adecuado dado el diseño minimalista y futurista de todo el juego. Por otro lado, los efectos sonoros cumplen perfectamente.
Finalmente, es de destacar el doblaje al castellano del juego, con voces de dobladores profesionales del cine, empezando por la de la propia protagonista (nos resultará muy familiar a ser la dobladora encargada de la actriz Angelina Jolie). Todo un lujazo.
El espejo imperfecto
En lo que respecta al apartado de jugabilidad, hemos de reconocer que Mirror’s Edge ha sido uno de los juegos en los que más dudas hemos tenido a la hora de intentar dar una valoración. Tenemos una interesante mezcla de plataformas/acción en un entorno muy abierto que ofrece muchas posibilidades y con un diseño pensado para que todo transcurra de manera fluida sobre el papel… pero por desgracia, en la práctica no ocurre muchas veces como tal. La idea en sí, es fantástica; el problema radica en que la ejecución falla en según qué situaciones, existiendo dos aspectos claves para ello: la curva de dificultad, quizás algo dura y áspera al principio (en lo que respecta al tiempo de respuesta o "timming") y sobre todo, el enfoque que se le ha dado a los enfrentamientos contra los múltiples enemigos que nos saldrán al paso.
Centrándonos en esto último, imaginemos una situación típica: estamos en un determinado lugar amplio y de pronto, nos salen al paso cuatro o cinco policías armados; hay que escapar de ellos o tendremos una muerte segura pero ocurre que es la primera vez que afrontamos la situación y por tanto no conocemos, evidentemente, la zona alrededor nuestra ni los caminos. No sabemos exactamente por dónde ir o qué hacer, elegimos una ruta de escape o simplemente una acción errónea y nos matan en menos de cinco segundos (con tres disparos estaremos muertos). En ese aspecto el juego es implacable y casi siempre sólo nos dará una oportunidad. Si fallamos, Faith morirá irremediablemente. El resultado de lo explicado, se traduce finalmente en una interminable sucesión de ensayo-error en determinados puntos del juego que puede llegar a frustrar. Más aún cuando ni las señalizaciones rojas –si las activamos- ni los consejos consiguen arreglar esto del todo. Finalmente, tampoco ayuda en exceso la "tramposa" IA de los enemigos, localizándonos ipso-facto y, mucho menos, la perfecta puntería que profesan.
En el otro lado de la balanza habría que decir que muchas de las huídas, especialmente si vamos saliendo airosos, son bastante emocionantes y consiguen transmitir una sensación de angustia y nerviosismo tremendos. Igualmente, el enfrentamiento con enemigos individuales está bastante bien resuelto, tanto si lo desarmamos como si lo tumbamos a base de combinaciones de golpes.
Todo esto se alternará con momentos tranquilos, entrando en juego pequeños puzles plataformeros en dónde tenemos que ingeniárnosla para llegar a determinadas partes de un escenario. En ese aspecto, constituye toda una delicia para los amantes de los retos, de cara a pensar cómo y cuales habilidades de nuestra acrobática protagonista usar para alcanzar un sitio que en principio parecía totalmente inalcanzable. Precisamente en eso radica Mirror’s Edge, es decir, en adaptarnos rápidamente al contexto, a la situación… al entorno, además de habituarnos a usar los elementos que nos rodean de forma natural y fluida. Y puede llegar a costarnos más o menos, pero cuando se consigue, la experiencia es bastante espectacular e intensa.
Conclusiones finales
Mirror’s Edge puede durarnos en el Modo Historia unas ocho o nueve horas (siendo generosos, todo sea dicho). Y si bien es cierto que el juego es realmente corto y puede acabarse perfectamente en una sola tarde, también es altamente rejugable y la adición de los Modos Carrera y Contrarreloj no son meros adornos, como suele pasar en otros títulos convirtiéndose en unos retos apasionantes y muy divertidos. Aún con los fallos ya mencionados en partes de su jugabilidad o su cortísima duración, hemos de reconocer que es un juego distinto, impactante en algunas cosas, muy interesante en otras, hipnótico en su diseño gráfico y la mayor parte del tiempo, una fascinante experiencia que nadie debería dejar de probar -aunque sea en un pequeño alquiler-. Seguro que merecerá la pena.