Análisis de Little Racers Street (PC)
Desde hace ya un tiempo venimos diciendo que, en cierta medida, parecer ser que la misión de los desarrolladores independientes es recuperar los géneros perdidos, que han ido desapareciendo en favor de los que demanda el público general. Hoy traemos esta obra del estudio español Milkstone Studios, que quiere recuperar el espíritu de títulos de velocidad como Micro Machines, arcades sencillos y directos en los que la clave era la mera diversión.
Little Racers STREET –así es como se llama este título– nos lleva a ciudades ficticias, donde controlaremos vehículos ficticios –que parecen de juguete– para competir contra otros coches en busca de la victoria.
La premisa del juego es sencilla, ya que más allá de un turbo, no tendremos ningún tipo de armas o potenciadores para aventajar a nuestros rivales, y se centrará únicamente en nuestra habilidad a los mandos.
Parada en el garaje, y a correr
Tras una primera parada en el garaje, donde tendremos que elegir qué coche comprar con el dinero que se nos da por defecto, y si queremos hacerle alguna modificación, saltamos directamente a la pista. Comenzamos con la categoría E, que limita la potencia de los coches, y que irá progresando en función de que completemos los desafíos que nos propone.
Cada victoria no sólo nos permite progresar un poco más en el campeonato, sino que nos dará dinero para invertir en nuestros coches, aunque, cuidado, ya que cuanto más nos choquemos –tenemos un medidor de impacto en cada carrera– más se nos restará de nuestro premio económico. Además, la dificultad multiplicará los beneficios de cada campeonato, por lo que podemos ajustar la experiencia y recibir, en función de la misma, una cuantía u otra.
Los circuitos, protagonistas encubiertos de este tipo de juegos, están bastante bien diseñados, y nos obligan a recurrir a distintas técnicas de conducción, a dosificar el turbo, etcétera. Los coches, igualmente, responden a nuestras órdenes con rapidez, haciendo que no valgan excusas cuando no lleguemos los primeros a la meta.
Posibilidades en la carretera
Como decimos, la mecánica de Little Racers STREET es muy sencilla. Aparte de acelerar y frenar, tenemos la posibilidad de derrapar y de usar un nitro que se regenera solo, con lo que tendremos que exprimir al máximo cada trazado si queremos alcanzar la victoria en los niveles de dificultad más altos. Bueno, también tenemos una bocina, pero creemos que eso da un poco más igual.
La otra clave es la posibilidad de cambiar la cámara entre varias posiciones predefinidas, que nos dejan modificar cómo jugamos. Así, podemos jugar con una cámara fija isométrica, una desde una perspectiva aérea/¾, y una que se pone detrás del coche, así como otras intermedias. Cada cámara ofrece –dentro de lo que cabe– una experiencia, aunque la fija a veces da problemas cuando, por ejemplo, se interpone un edificio entre la cámara y el coche. De todos modos, es cuestión de que cada uno elija la que más le guste y con la que más cómodo se sienta.
Aparte del mencionado modo carrera, tenemos también la opción para realizar pruebas rápidas, así como para jugar con otros usuarios a través de internet. Incomprensiblemente, no se ha incluido modo multijugador a pantalla partida –o incluso sin partir pantalla, que no sería el primero del género que lo hace, "matando" al que se quede fuera–, que sería clave para crear piques con los colegas en casa.
Un envoltorio mejorable
Little Racers STREET no es un juego que necesite el Unreal Engine 4, gráficos espectaculares o físicas de infarto para disfrutar, pero en este aspecto se nos ha quedado un poco corto. Es cierto que se mueve muy bien, con algunos efectos que le dan cohesión al conjunto, y que las diferentes cámaras están bien concebidas, pero en lo visual todo es terriblemente genérico, y falla a la hora de atraer al jugador.
Los coches, los escenarios, la interfaz... nada consigue hacer que este juego atraiga la atención del usuario, y no es una crítica destructiva, ya que el no despertar interés cuando, por ejemplo, un jugador echa un vistazo a la tienda de Steam, puede suponer perder una compra, aun con una jugabilidad que sí se lo merece. Lo mismo sucede con la música, simple y repetitiva.
Esencia clásica y diversión
Little Racers STREET es un juego clásico, sencillo y divertido, que además gana según progresamos. Cada categoría que superamos destapa un poco más la diversión que guarda, y en los niveles más altos de dificultad consigue crear carreras de lo más competitivo, que nos lleva a perfeccionar nuestra técnica y que asegura horas de vicio frente al ordenador.
También es cierto que la presentación se nos hace demasiado genérica, y aunque no afecta a la experiencia, sí que pensamos que puede echar hacia atrás o no llamar la atención de algunos usuarios. Little Racers STREET va dirigido a aquellos que echan de menos los juegos de conducción con perspectiva aérea, y 4,79 euros –su precio cuando escribimos estas líneas–, nos parece un precio razonable a pagar por lo que ofrece.