Felix The Reaper, un juego de puzles muy original y sorprendente (PC, Switch, Xbox One, PS4)

Durante esta época del año en la que no paran de aparecer títulos para todos los gustos y estilos, es muy fácil pasar desapercibido entre tanto lanzamiento. Y si encima nos metemos en el terreno de los juegos digitales, este hecho resulta todavía más acusado. Por eso mismo es bastante normal que muchos jugadores se pierdan obras tan refrescantes, curiosas y entretenidas como es la nueva producción del pequeño estudio nórdico Kong Orange que lleva por nombre Félix the Reaper, que llega a Nintendo Switch, PS4, Xbox One y PC. Y para ser su primer juego alejado de los sistemas móviles, lo cierto es que el resultado es bastante meritorio en nuestra opinión.

Puzles y sentido del humor

La narrativa que sirve para poner en funcionamiento este festival de puzles que es Félix the Reaper nos ha parecido uno de sus aspectos más cuidados y atractivos, al menos teniendo en cuenta las características del título en sí. Como funcionarios del Ministerio de la Muerte (también conocidos como Segadores), tenemos que ir realizando los encargos que nos van mandando las altas esferas de dicho ministerio.

Y por encargos queremos decir asesinatos, dado que al fin y al cabo la misión de los Segadores es precisamente esa: acabar con las vidas de ciertos personajes que pertenecen al mundo de los vivos. Un trabajo poco común pero que resulta bastante divertido.

Lejos de estar ante una historia oscura, la verdad es que este planteamiento argumental resulta muy simpático y para nada dramático. De hecho el sentido del humor es la nota reinante durante toda la aventura. Y eso se deja notar en multitud de factores, desde los comentarios jocosos (en inglés con subtítulos en español) a la forma de moverse del propio protagonista, que no para de bailar y de realizar acciones muy simpaticonas. ¿Y con qué fin? Pues, además de alegrarnos la vida, se supone que con eso pretende atraer a su gran amor, Betty, una doncella (o bailarina streaper, no lo tenemos muy claro) que, por desgracia para él, pertenece al Ministerio de la Vida. Un amor imposible… o al menos eso parece. Una trama tan extraña como curiosamente interesante, aunque por la disposición del título en sí, resulta un aspecto relativamente secundario.

El desarrollo que posee esta aventura nos ha parecido muy sugerente, especialmente al principio, dado que también debemos afirmar que conforme pasan las horas su originalidad y chispa iniciales se van difuminando paulatinamente. Pero a pesar de eso estamos ante un título muy ameno. Bien pero, ¿en qué consiste todo esto? Pues, básicamente, cada nivel global nos insta a acabar con un personaje determinado, si bien dichos niveles o mundos quedan divididos en pequeñas secciones o subfases. Lo que llama la atención es la manera en la que actuamos y los factores que forman parte de la jugabilidad, que no son para nada convencionales. Y todo comienza siempre con un decorado en 3D de dimensiones reducidas compuesto por diversas teselas o cuadrículas, lugar en el que aparecen diversos personajes y objetos que podemos manipular.

Como si de un juego de rol de corte táctico se tratara, debemos usar un puntero para designar la cuadrícula a la que deseamos que se desplace el protagonista. Nuestro cometido es crear un accidente que disimule en cierta forma el asesinato que vamos a cometer para que no resulte tan evidente, y para ello tenemos que tratar de trasladar ciertos objetos de un lugar a otro de los escenarios así como activar interruptores y demás elementos que se dan cita en los escenarios. Una suerte de puzles muy bien diseñados en los que, además, interviene un factor determinante y decisivo: el sol. Como Reapers pertenecientes al mundo de los muertos, la luz del sol no es precisamente lo más recomendable para el protagonista: no la soporta. Por eso mismo tenemos que movernos siempre entre las sombras, una característica que aporta mucha gracia a cada partida.

La mayoría del terreno que se da cita en cada nivel está bañado por los rayos del sol, y únicamente se proyectan ciertas sombras en ellos a causa de los objetos que en ellos se encuentran. La gracia de todo estriba justamente en la gran habilidad que posee el protagonista (al margen de sus bailoteos continuos), que no es otra que su capacidad para cambiar el posicionamiento del sol y, con ello, los ángulos que proyectan las sombras de unos elementos y otros en los decorados. Por eso mismo tenemos que ir cambiando la localización del astro una y otra vez para hallar el camino que tenemos que seguir para llegar hasta un punto concreto del escenario sin que la luz del sol se interponga en nuestro avance. Un factor que, unido a los propios puzles en sí, dan forma a una jugabilidad bastante atractiva y absorbente.

Al principio el nivel de dificultad que presentan dichos rompecabezas es bastante bajo y apenas es necesario efectuar un par de acciones para superar el nivel en sí. Pero os aseguramos que a medida que avanzamos las cosas se van complicando progresivamente y ciertos puzles nos tendrán dándole al cerebro durante cierto tiempo para dar con la clave y su resolución. Una fórmula de juego que, como ya os hemos avisado anteriormente, va perdiendo algo de frescura con el paso de las horas (algo lógico por otra parte) pero que, aún así, consigue resultar amena y absorbente en líneas generales. Un título tan curioso y extraño como dotado de una personalidad tremenda, una cualidad ésta última a la que también contribuye de manera notable su apartado artístico.

Debemos confesar que al menos a nosotros la línea estética que pone en liza el título no nos parece demasiado atractiva, sobre todo el particular diseño de los personajes. Pero también es verdad que eso es un elemento totalmente subjetivo (seguramente habrá muchos jugadores a los que sí les parecerá atractivo) y que, al margen de ello, lo que es incuestionable es que resulta muy original. El aspecto que muestran los escenarios sí que es mucho más simplón y dichas localizaciones (no demasiado variadas, también hay que mencionarlo) sirven como meros receptáculos de puzles, con texturas sencillas y objetos de apariencia muy básica. En esta faceta sí que podría haber estado más cuidado. Sin embargo el apartado sonoro rinde a un nivel superior, con un gran doblaje en inglés (textos en español) y una banda sonora compuesta por una decena de temas de artistas independientes que podemos seleccionar. Una vertiente muy trabajada en global.

Un título curioso y disfrutable

Por todas sus particularidades está claro que esta producción no va a enamorar a todo tipo de usuarios. Su desarrollo, dinámica de juego, apartado artístico e incluso su sentido del humor no son precisamente muy comunes, más bien lo opuesto, aspectos que justamente son los que otorgan a Félix de Reaper una originalidad muy elevada y un encanto singular, sobre todo durante los primeros compases. Y por eso mismo nos parece que es un título que merece la pena probar, dado que últimamente cuesta bastante encontrar juegos así de refrescantes y únicos.

Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Best Vision PR.