Análisis de Diplomacy is Not an Option: Estrategia con batallas masivas que hace que sea imposible soltar el ratón (PC)

Tras jugar durante muchas horas a Diplomacy is not an Option acabas con la sensación de que es un gran videojuego, pero con problemas importantes (de ajuste jugable) que lo alejan de haber significado algo más. Las primeras misiones de este juego de estrategia son geniales. Levantas casas para tu población, añades edificaciones imprescindibles para que se alimenten, talas árboles, explotas minas, consigues recursos… y por supuesto haces lo que más te gustará: construir tus muros defensivos y colocar a soldados para defenderlos.

Hablando de sus posibilidades como RTS, no es el videojuego más ambicioso del género, pero sí uno con personalidad propia. Se parece a They Are Billions y Age of Darkness: Final Stand, pero con muchos elementos que lo diferencian. El principal es que aquí tú eres algo así como el villano, la fuerza opresora, un rey que no dudará en masacrar al pueblo para mantener sus privilegios. Un buen día, tras agotar los fondos de su reinado en estupideces, se entera de que el pueblo no quiere pagar impuestos porque se muere de hambre. Y, claro, eso no se puede permitir…

Cómo resistir una revolución

Aunque los hechos sean dramáticos, lo cierto es que la trama se trata con mucho sentido del humor. Nuestro rey es un vago, le da al vino y es un déspota de cuidado. Todo esto lo verás a través de numerosas secuencias de introducción con diálogos y momentos surrealistas (con subtítulos en español), aunque muy divertidos. Pero lo mejor es que lo que parecía en un primer momento una mera revuelta, se convierte en toda una revolución, y a medida que pasan las misiones te darás cuenta de la escala del problema, con miles de campesinos, gigantes e incluso zombis tratando de traspasar tus muros.

Es básicamente un juego de estrategia basado en la resistencia, en levantar la mejor fortaleza posible y aguantar todo lo que te echen. Los enemigos vienen por oleadas, y mientras esperas a la siguiente es el momento de construir tu ciudad y reforzar tus líneas. Hay varios sistemas a tener en cuenta. Por un lado el crecimiento de tu población te permite tener más trabajadores y soldados, pero al mismo tiempo incrementa la necesidad de alimentos, y por tanto disponer de puestos de pesca o graneros. Que acaben con tu ejército es fatídico, pero también que tu población termine muerta de hambre.

También es necesario tener cosas como edificios de sepultura, cementerios, puestos médicos, mercados y por supuesto mejorar tus edificaciones para progresar tecnológicamente e incluso investigar para conseguir que, por ejemplo, tus unidades se muevan más rápido. A medida que tu ciudad evoluciona, ganas acceso a más tipos de unidades, y es algo fundamental, dado que las oleadas son cada vez más temibles y numerosas. Es un esquema, como ves, bastante sencillo en concepto. La IA en particular no es nada del otro mundo, y se limita a llevar a los enemigos por caminos bastante prefijados, haciendo simplemente que los asedios lleguen por un lado u otro del mapa.

El concepto tiene potencial, y te encuentras con batallas realmente impresionantes en cuanto a escala de unidades. Gracias a su concepto "low poly", el juego no solo adquiere esencia propia, sino que gana en optimización y se puede jugar perfectamente en máquinas modestas. La baja poligonización está resuelta de manera muy artística y queda realmente bien, incluso mejor de lo esperado. La música no está mal, pero puede tornarse repetitiva. En definitiva, es un título con una buena presentación, y aunque cuesta acostumbrarse a los menús y ciertos comandos, tras unas pocas horas estarás complementamente dentro de su planteamiento estratégico-táctico.

Dicho esto, que es todo muy positivo, llegan las malas noticias, y además muy importantes: el juego no está bien balanceado. Se te proponen varios grados de dificultad, e incluso en el más bajo supone un auténtico reto. Hay picos exagerados, y en la mayor parte de ocasiones, a no ser que hagas guardados muy bien pensados, te tocará repetir partida. Puede volverse desesperadamente frustrante, y todo se debe a que la gestión de recursos no va tan rápida como las hordas que vienen para atacarte. La obtención de comida y materiales puede convertirse en una pesadilla, con momentos que literalmente te ponen en jaque, sin saber qué hacer porque básicamente se te acaban los emplazamientos a explotar.

Es con juegos así cuando te das cuenta de que hacer un RTS es muy complicado, porque todo tiene que estar perfectamente medido. Los desarrolladores destacan que los mapas se diseñan proceduralmente, pero esa puede ser parte del problema. Al menos, hay elementos que equilibran un poco la balanza (pero no del todo). Aparte de tus tropas, puedes invocar poderes mágicos y por ejemplo lanzar un rayo dirigido contra los enemigos en momentos de desesperación.

Las invocaciones requieren cristales de alma, los cuales consigues acabando con las edificaciones campesinas que rodean a nuestra fortaleza. Así que no es mala idea enviar patrullas para limpiar tu entorno, aunque resulta una acción que te desvía de tu objetivo principal, que consiste precisamente en hacer una fortaleza impenetrable (algo que ya lleva lo suyo). Por tanto, la acción exploratoria puede resultar estresante -y algo aburrida- porque sabes que estás dejando de atender cosas más prioritarias. Es otro de los defectos del juego, que está precisamente derivado de la falta de equilibrio de la que hablábamos antes.

Eso sí, por horas de juego no debes preocuparte, porque son muchísimas. Superar una sola misión tiene su miga, y dependiendo de cómo te lo montes podría llevarte tu tiempo. Eso sí, se premia mucho la eficiencia y se castiga la procrastinación, así que si te paras demasiado en tareas no prioritarias, acabarás recibiendo cada vez más oleadas de enemigos (y más fuertes) que acabarán mermando tus fuerzas hasta llevarte a la derrota. Esto ocurre más de lo que podrías creer, y es un elemento de dificultad adicional a una experiencia que es desafiante incluso en su nivel más "asequible".

Con la campaña tienes cantidad de diversión a tu alcance, pero es que adicionalmente tenemos el Modo Infinito, el Modo Caja de Arena y el Modo Desafío. Puede ser buena idea probar alguno de ellos si te atascas en el "modo historia", porque te permitirá conocer mejor las dinámicas jugables para plantear con mayor éxito tus estrategias. Diplomacy is not an Option tiene sus fallos, pero también muchos elementos que lo convierten en un título de estrategia divertido, único y muy a tener en cuenta si te gustan este tipo de planteamientos.

*Hemos realizado este análisis gracias a un código proporcionado por Game Press.