Análisis de Crimsonland (PC, PS4)
En el 2003 los jugadores de PC recibimos Crimsonland, un juego que a pesar de lo extremadamente simple que resultaba en realidad, sabía cómo tenernos entretenidos frente a nuestros monitores repartiendo plomo a diestro y siniestro para librarnos de los innumerables aliens que querían nuestras jugosas tripas como plato principal para darse un gran festín. Un título puramente arcade que ahora regresa con una revisión para Steam que puede convertirse en una interesante alternativa para aquellos que echen de menos la acción más nostálgica.
Tiñendo el planeta de rojo
Como hemos dicho, Crimsonland no puede ser más simple. Se trata de un twin-stick shooter con la cámara aérea que nos suelta en diversas arenas de combate para que pongamos en práctica nuestras habilidades de supervivencia. Todos los mapas son iguales, variando ligeramente el color del fondo y poco más. No os esperéis ninguna clase de elementos adicionales a los que sacarles partido o un diseño de niveles ejemplar porque no los hay. Son simples cuadriláteros más o menos amplios en los que seremos acosados por muchísimos más enemigos de los que podremos llegar a contar.
Así pues, solo tenemos un objetivo: matar, matar y matar. ¿Algo más? Sí, seguir matando y tiñéndolo todo de rojo con la sangre de nuestros enemigos. No hay mucho más que hacer, aunque claro, todo esto resulta más fácil de decir que de hacer, ya que los enemigos vienen de todas partes, existen muchos tipos diferentes de ellos con características y patrones de comportamientos únicos (eso sí, a nivel de diseño la mayoría son lo mismo pero cambiados de color) y nuestro personaje no es precisamente lo que se dice ágil, por lo que preparaos para sufrir una gran cantidad de muertes como en los viejos tiempos.
Para darle algo más vida a tanta carnicería descerebrada tenemos a nuestra disposición un enorme arsenal compuesto por más de 30 armas distintas, cada una con sus propias características y peculiaridades a las que saber sacarle provecho. No son especialmente originales, pero sí que resultan muy divertidas y satisfactorias de usar. Además, solo podremos llevar una equipada a la vez, por lo que cada vez que un enemigo suelte una tendremos que decidir si queremos cambiar la que tenemos por ella o pasar (todo esto contando con que primero podamos alcanzarla, ya que a veces aparecen en sitios repletos de monstruos).
Hablando de armas, mencionar que la munición es infinita, aunque no se puede decir lo mismo de los cargadores, por lo que tendremos que estar muy atentos de cuántas balas nos quedan en cada cargador, ya que los tiempos de recarga no son los mismos para todas las armas de nuestro amplio arsenal.
Tampoco faltarán los "power-ups" clásicos del género, gracias a los cuales podremos movernos más rápido, congelar enemigos, tener una potencia de fuego desmesurada, disparar más rápido, curarnos, provocar gigantescas explosiones y un largo etcétera. Eso sí, al igual que con las armas, no siempre será fácil hacernos con ellos.
Finalmente, uno de los aspectos que más nos gustan del juego son los "Perks". Cuando matemos los suficientes enemigos en el modo supervivencia nuestro personaje subirá de nivel y podremos escoger una mejora de entre cuatro aleatorias disponibles. Existen más de 50 ventajas disponibles, por lo que la elección correcta de perks para ir construyendo a nuestro personaje adecuadamente le da un toque estratégico muy interesante.
Por desgracia, ahora siempre nos obligarán a escoger una ventaja nada más subamos, por lo que a diferencia del original no podremos decidir pasar de ellas un tiempo para intentar conseguir un extra de puntos, algo que probablemente desagrade a los fans más veteranos, ya que cambia ligeramente la mecánica de juego.
A todo esto hay que sumarle la posibilidad que nos ofrece el título de jugar en cooperativo hasta con otros tres amigos de forma local, donde la diversión se dispara exponencialmente, lo cual nos lleva a preguntarnos cómo es posible que no se haya incluido un modo cooperativo online, ya que es algo que se echa muchísimo de menos y que el título pide a gritos.
En cuanto a modos de juego, tenemos una campaña formada por 60 niveles y varias dificultades, así como cinco modos supervivencia distintos. La forma de desbloquear armas, perks y modos la encontraremos en la campaña, la cual no tiene ningún tipo de historia, ya que es una simple sucesión de niveles cortos que funcionan como un gigantesco tutorial con bastante mala leche que nos hará sufrir a base de bien. La gran pega que encontramos es que en este modo no podemos usar perks (algo que en el original sí se podía), aunque al menos se ha incluido un código secreto con el que poder activarlos.
Pero sin duda, la estrella del juego la encontramos en su modo supervivencia, el cual nos ofrece cinco variantes distintas, a cada cual más divertida y desafiante. Tal y como indica su nombre, aquí no tendremos más objetivo que aguantar todo lo que podamos para conseguir la mejor puntuación posible y demostrar lo buenos que somos en los marcadores online, algo que si os gustan este tipo de desafíos ya os avisamos que puede picar bastante.
En cuanto a los cambios y novedades que encontraremos en esta versión, además de los ya mencionados anteriormente, nos encontraremos con unas pocas armas, perks, niveles y modos nuevos, con la posibilidad de que los enemigos nos ataquen también desde fuera de los límites de la pantalla y con una interfaz totalmente rediseñada que, para nuestro gusto, ha ido a peor, ya que muestra menos información en pantalla y de una manera menos clara y muy poco visual.
Gráficamente no esperéis nada del otro mundo, ya que básicamente estamos ante una versión en alta definición del juego del 2003, el cual en su momento no es que fuera precisamente un referente gráfico, por lo que veréis unos personajes con un tamaño que apenas permite apreciar sus modelados, un apartado artístico algo feo y muy genéricos, y unos efectos gráficos bastante pobres (aunque sigue siendo un gustazo ver cómo "explotan" los enemigos y van salpicando todo el escenario con su sangre).
El sonido por su parte nos trae la misma banda sonora del 2003, la cual intenta mantener un estilo más o menos roquero que acaba por hacerse extremadamente repetitivo a las pocas partidas, por lo que os recomendamos que le bajéis la música y os pongáis vuestras propias canciones de fondo para hacer las matanzas mucho más disfrutables. Los efectos de sonido tampoco son nada del otro mundo y no destacan en absoluto ante lo poco variados que son y la poca calidad que tienen.
Conclusiones
Crimsonland es un juego de la vieja escuela, algo que no oculta en ningún momento y que queda bien claro con tan solo echarle un vistazo a su arcaico apartado gráfico. Sin embargo, y a pesar de lo repetitivo que puede llegar a hacerse, sigue siendo divertido de jugar, especialmente si tenemos a varios amigos cerca con los que teñirlo todo de rojo, y gracias a sus marcadores online los piques por conseguir la mejor puntuación están asegurados.
Esto no quita que pensemos que podría haberse hecho mucho más, ya que se trata prácticamente de un simple lavado de cara que añade alguna que otra novedad, y no en todos los casos han sido para bien, lo que es una pena, ya que se podría haber aprovechado la ocasión para hacer algo mucho más ambicioso. Si os apetece un twin-stick shooter en el que vuestra única preocupación sea matar tantos enemigos como podáis mientras sobrevivís y no os importa lo anticuado que pueda ser su apartado gráfico, Crimsonland puede resultaros una opción de compra muy interesante, especialmente si lo veis de oferta en algunas de las múltiples promociones que se realizan en la tienda digital de Valve.