Análisis de Creepy Castle (PC)

La primera vez que supimos de este Creepy Castle fue hace poco más de un par de años a través de Steam Greenlight. La plataforma de Valve es conocida por su saturación en todos sus niveles, pero de vez en cuando pasear por ella te deja ver antes que nadie juegos que posteriormente pueden funcionar realmente bien.

Por esas fechas apareció el juego también en Kickstarter, Tigsource y otros lugares comunes donde suelen acudir los juegos independientes, y consiguió superar un Kickstarter tan humilde como el aspecto del juego en sí, con poco más de 8000 dólares para un objetivo de 6000. Por suerte, Creepy Castle no siguió su camino en solitario, sino que se cruzó una de las editoras expertas en juegos independientes con un catálogo más sólido: Nicalis, también conocidos por lanzar Cave Story, Castle in the Darkness o las diferentes entregas de The Binding of Isaac.

Lo cierto es que Creepy Castle impacta de entrada. La norma es que los juegos de ascendencia retro suelan usar una paleta y condiciones visuales parecidas a las que usaban, en su momento, los de la Nintendo Entertainment System. Esto es debido a que fue una consola que funcionó espectacularmente (tuvo el 90% del mercado) en Estados Unidos, y dada su relevancia en el panorama de los videojuegos actual y su relativa facilidad de uso, muchos juegos usan esta estética.

Algunos más valientes adoptan un estilo Mega Drive (como Insanity’s Blade) u otros incluso se quedan con estéticas anteriores, como Gaurodan de Locomalito o Rock Bosher de Tikipod. Pero el último caso es una demostración de que ésto suele venir determinado por cierto arraigo de la máquina imitada en el país de origen de los desarrolladores. Es sorprendente porque Creepy Castle parece un juego de Spectrum, pero el núcleo de los desarrolladores es de Alaska y otras partes de Estados Unidos, un país que no fue especialmente importante para la historia del ordenador de Sir Clive Sinclair (allí funcionó mejor el Commodore 64).

Este exceso de retro es importante a la hora de juzgar a Creepy Castle, ya que seguramente no haya tenido la repercusión que se merece como juego debido a que el ser humano tiene en cuenta las imágenes un título por encima de cualquier cosa antes de ponerse a jugar, y por eso es muy posible que no se hayan dado las circunstancias para considerarlo como se debe.

Porque este Creepy Castle es un juego muy especial. Cuando empezamos nos encontramos con que somos una simpática polilla que llega a un castillo misterioso donde se está trabajando muy duramente (y muy en secreto) para crear un sistema que va a llevar al mundo hacia una nueva realidad. Nuestra entrañable polilla quiere saber por qué tanto secreto, así que se pone a investigar.

El juego se maneja como si fuera un plataformas de exploración, pero en ningún momento podemos saltar. Con una cámara lateral siguiendo al personaje en todo momento, nuestra polilla explora los muros del castillo, teniendo en cuenta que éste oculta, por un lado, multitud de trampas, y por otro lado, una buena variedad de enemigos. Los enemigos y los enfrentamientos que tengamos con ellos son uno de los puntos fuertes del juego, ya que la manera en la cual los podemos superar ocupa una buena parte del tiempo que le dediquemos a este Creepy Castle. Al principio cada vez que nos encontremos con un enemigo estableceremos un "yo te golpeo, tu me golpeas" hasta que uno de los dos caiga (y excepto en los jefes, siempre nos podemos retirar).

Pero conforme avance la partida se irán desbloqueando sistemas de combate basados en minijuegos, que si conseguimos superar el minijuego considera que hemos realizado un ataque positivo, y nuestro enemigo no, mientras que si no es así perderemos un corazón y nuestro enemigo saldrá indemne este turno. Estos minijuegos son de lo más variados, desde un "dale al botón en el momento adecuado", hasta pequeños Pacman en los que tendremos que esquivar enemigos y a la vez coger los objetos que se nos indique al principio de la partida. Son en su mayoría muy justos y dependen de nuestra habilidad para poder superarlos, así que es una pequeña gozada avanzar en la partida mientras nos encontramos a curiosos personajes con los que interactuar o enfrentarnos a ellos.

Por si fuera poco, conforme avancemos iremos llenando nuestra bolsa de objetos que usar durante la partida. Los más básicos nos servirán para recuperar nuestra vida, maltrecha a base de enfrentamientos y trampas, a los que se añadirán principalmente varios tipos de llaves, y posteriormente ataques especiales. Estos ataques nos sirven para derrotar enemigos sin tener que sufrir contraataques, con lo que es importante dejarlos para momentos en los que sean más necesarios.

Pero si hay algo importante en este juego es lo que le rodea. Toda la historia es muy interesante, y está muy bien escrita. Además, tiene multitud de detalles que nos permiten profundizar en ella como nuestro protagonista (o protagonistas, que de eso hablaremos después) profundizan en el castillo y sus misterios, como historias, bitácoras, libros o incluso cómics. Nos recuerda un poco en su manera de narrar la historia a Cave Story, lo cual tiene cierto sentido teniendo en cuenta que los dos juegos están publicados por Nicalis. Además, por si fuera poco, se han integrado ciertos homenajes o incluso manejar a personajes de otros juegos (por ejemplo, Plague Knight de Shovel Knight, Chica de Five Nights at Freddys o Dr Fetus de Super Meat Boy), lo que es una sorpresa.

Y es que una vez superado el primer escenario (y se tardan varias horas), nos damos cuenta que aún hay otros escenarios, y cada uno de una cantidad de horas, con su correspondiente parte de la historia, además de que en algunas ocasiones manejaremos a Moth (polilla en inglés, el nombre de nuestra polilla protagonista), y en otras a otros personajes, algunos de ellos bastante diferentes (a destacar cierto personaje que puede ir en un vehículo... lo que cambia por completo el juego).

Por desgracia, todo este fantástico trabajo como juego se ve empañado, en parte, por el aspecto gráfico. Decimos en parte porque una vez somos capaces de ponernos manos a la obra, vemos que ese gran trabajo en respetar ese aspecto de ordenador de 8 bits (aunque hay filtros para otras opciones, como Game Boy), no es tan real como nos quieren indicar al principio. Hay animaciones para contar la historia impensables en un ordenador tan antiguo, un trabajo de ilustración fantástico, y otros detalles a tener en cuenta. Pero sí, el grueso del juego (que una vez te pones a jugar tampoco te fijas tanto) es estilo ZX Spectrum.

En cambio, la música no desentona en ningún momento. Si bien no alcanza el salvaje nivel que emplearon los buenos de Ridiculon (The Binding of Isaac Rebirth, entre otros) en el trailer del juego, la banda sonora está compuesta por temas muy pegadizos de clara ascendencia retro, pero a diferencia de los gráficos en ningún momento echa para atrás.

Conclusiones

En resumen, Creepy Castle es un juego que cualquier aficionado a Undertale o Cave Story debería probar, pero que tiene el hándicap de contar con un apartado gráfico muy personal y muy poco comercial. Si sois capaces de soportarlo, y vuestro nivel de inglés os da para leer buenas historias, echadle el guante, que es muy interesante.

Hemos realizado este análisis con un código digital que nos ha proporcionado Nicalis.