Análisis Colossus Down: yo, mi mecha y un cerdo gigante contra el barrio (PC, Xbox One, Switch, PS4)
El estudio español Mango Protocol ha lanzado su tercer juego, Colossus Down, una obra con la que viene a cerrar una peculiar trilogía: Psychotic Adventures. Antes de este título vinieron primero MechaNika y después Agatha Knife, ambos protagonizados por dos singulares personajes cada cual con más carisma: Nika es una inteligentísima niña obsesionada con la tecnología, tanto que ha sido capaz de construir su propio exoesqueleto asesino, y Agatha es una carnicera que rinde pleitesía a los dioses del Carnivorismo, su propia religión.
Ambas son personajes controlables en este tercer juego, un título que deja de lado la apuesta por el tono más de aventura gráfica que planteaban los anteriores y da el salto a la acción pura y dura. Colossus Down es un beat'em up en dos dimensiones, si nos ceñimos a los géneros, un yo contra el barrio de avance lateral en el que no controlamos a las niñas, sino a sus alter egos, MechaNika y el Gran Cerdo Sangrante, en una grotesca pero adorable aventura de caos, destrucción y violencia desmedida.
Nika y su plan de "destruir todo lo que no mola"
Colossus Down se puede jugar tanto en solitario como en cooperativo local para dos jugadores, siendo esta última la opción más recomendable a nuestro juicio. Si nos adentramos solos en su trama sólo jugaremos con MechaNika, pero si lo hacemos con alguien podremos escoger si queremos controlar al mecha o al cerdo gigante. En cualquiera de los dos casos la historia es muy similar, aunque hay ciertas diferencias para hacer encajar a Agatha Knife en todo esto: básicamente Nika consigue todo lo necesario para, por fin, completar su misión de destruir todo lo que no le gusta, desde el colegio -lo primero que destroza, obviamente- hasta los videojuegos aburridos, pasando por las verduras, los coches de policía y un sinfín de cosas más.
A nivel jugable lo que haremos durante el grueso de la historia será pelear con enemigos que intenten detener nuestros malévolos planes de destrucción mundial: pueden ser desde policías y antidisturbios hasta gatitos y osos de peluche gigante. En Colossus Down viajaremos a través de varios mundos ficticios (una base militar, una ciudad ciberpunk, un reino de golosinas…) cada uno con una nueva gama de enemigos a los que enfrentarnos, nuevas formas de jugar y una batalla final contra algunos de sus líderes.
Aunque la mayor parte del tiempo estemos aporreando los botones para acabar con las oleadas de enemigos que vayan llegando (siempre recomendable hacerlo con mando, no con teclado), Colossus Down intenta romper esa rutina con secciones jugable alternativas: a veces toma la forma de un juego de plataformas, otras las de un matamarcianos, e incluso deja caer algún que otro puzle. Aunque es de agradecer la presencia de estas fases, el eje central de la propuesta siguen siendo las peleas en dos dimensiones los combates contra jefes finales, que tienen su diseño propio al estilo tradicional.
Cañón de cabezas de muñecas, activado
El sistema de combate de Colossus Down es uno que puede parecer sencillo en los primeros compases, pero que va ganando profundidad a medida que avanzamos en la trama. Comenzamos con una serie de ataques básicos, similares en ambos personajes, que nos permiten golpear cuerpo a cuerpo, a distancia, esquivar, saltar y electrocutar. Estos movimientos simples se complementan con habilidades especiales que se pueden desbloquear al ganar experiencia; eso sí, los poderes más potentes no solo tienen un tiempo de espera, sino que también afecta a la vida de nuestro personaje.
Y es que tanto el mecha como el cerdo gigante tienen un sistema de vida muy bien traído: ambos van sobrecalentándose cuando reciben golpes enemigos, así que necesitamos encontrar consumibles que nos ayuden a rebajar ese exceso. Si la barra se llena al completo sin que lo hayamos podido impedir, moriremos. Lo mejor es que Colossus Down no tiene interés alguno en castigarte por no hacer las cosas bien, así que si mueres no pierdes vidas ni tienes que volver al último punto de control, sino que renaces en el mismo sitio gracias a un sistema de saltos temporales inventado por Nika.
Ritmo, humor y estilo gráfico: lo mejor de Colossus Down
Gracias a ese sistema, el progreso en Colossus Down es fluido y difícilmente nos quedaremos atascados en ninguna fase. De ese modo el juego se centra en lo que de verdad quiere: hacerte reír con su historia. En última instancia, esta obra es una obra de humor que con la premisa de "destruir todo lo que no mola" nos lleva a situaciones completamente disparatadas. Con pequeñas animaciones de diálogos y frases muy cortas (están disponibles en español, obviamente, aunque también en otros idiomas como inglés) consigue un ritmo de la comedia muy acertado, haciendo un genial uso de los silencios sobre todo en la dinámica de sus dos personajes principales.
Es digno de destacar el apartado gráfico del juego, un estilo que oscila entre lo adorable y lo gore y cuyo dominio ya ha demostrado Mango Protocol en anteriores ocasiones. Muy acertadamente han aprovechado su sello para llevarnos a combatir en espacios muy diferentes entre sí, sacándole partido a la versatilidad de su dibujo. Un estilo que, además, saca lo mejor de sí en las impresionantes animaciones cinemáticas que se usan para momentos clave de la historia.
Y esa historia es, quizás, lo que más importancia tiene en el juego, tanto que mucho de lo que haremos en la partida será leer los soliloquios de Nika o sus hilarantes diálogos con otros personajes, momentos de tranquilidad puede llegar a molestar a los que vengan aquí solo por la acción pura y dura. También encontraremos algunas situaciones que requerirán una decisión por nuestra parte, en algunos casos más integradas en el gameplay (como matar o no al director de nuestro colegio) y otras más establecidas como opciones dentro de un cuadro de diálogo.
Conclusiones
Aunque Colossus Down sirva como broche de oro a una trilogía que nació hace más de cinco años, su propuesta beat'em up es disfrutable por cualquier persona que quiera adentrarse en ella, incluso si no ha jugado a los dos anteriores: la acción desmedida contra hordas de enemigos es más graciosa con el hilarante trasfondo de sus personajes y con su carismático estilo gráfico, que engañará gratamente a quienes confundan su propuesta gore con una adorable obra infantil. Es cierto que las secciones de acción pueden parecer repetitivas y que los diálogos se harán pesados para quienes quieran simplemente jugar a la destrucción, pero ambos aspectos quedan suplidos con una voluntaria variedad en el gameplay y una comedia con un ritmo sorprendente para los márgenes en los que se mueve el juego. Estamos ante un juego divertido que se hace más disfrutable cuanto más dejas que te embelese con sus geniales ideas, además de, por supuesto, cuando lo juegas acompañado en lugar de en solitario.
Hemos realizado este análisis en PC con un código para Steam proporcionada por Mango Protocol.