Análisis de Civilization V: Cambia el Mundo (PC)

Decir el nombre de Sid Meier entre la comunidad de jugadores no deja indiferente a ninguno de los presentes. Este programador y diseñador americano lleva más de treinta años delante de un ordenador responsabilizándose de algunos de los títulos más conocidos de la historia. Entre la larga lista se encuentran juegos referentes en su género como F-15 Strike Eagle, que fue uno de los primeros simuladores de vuelo de la historia o también Railroad Tycoon, que nos ponía a los mandos de una compañía ferroviaria. A partir de este título se creó la saga Tycoon, pero no es lo más grande que ha hecho Meier. Hoy hablamos de Civilization, en concreto de Civilization V: Brave New World.

La saga Civilization

1991 llega con una propuesta diferente que encandila a todos los amantes de la estrategia. Se calcula que ha podido vender hasta 5 millones de copias entre todas sus versiones. Este título era el disparo de salida de una saga que ha sentado unas bases muy sólidas a la hora de apostar por sus juegos. En el caso de Civilization V ya pudimos gozar de la expansión Dioses y Reyes durante el mes de junio del año pasado, en la que además de añadir una decena de nuevas civilizaciones también se produjo la inserción de la religión y el espionaje como puntos fuertes. Asimismo aquella versión también tocaba conceptos propios de la diplomacia, los ejércitos y los edificios.

En esta ocasión Nuevo Mundo ahonda aún más en las relaciones entre países y introduce el Congreso Mundial, una organización que emula a las Naciones Unidas y que aportará un añadido bastante especial al juego a la hora de las relaciones internacionales. Otro de los puntos importantes, que ya es santo y seña de Firaxis, es introducir nuevas civilizaciones, ni más ni menos que otros nueve pueblos se añaden a la ya larga lista del juego. El tema lo desarrollaremos un poco más adelante pero podemos destacar que cada una de ellas es más apasionante que la anterior.

Aunque las novedades no acaban aquí, en lo jugable se han añadido nuevas rutas comerciales, retocado ideologías y también apostado por dos nuevos escenarios muy conocidos de la historia: el Reparto de África, que nos llevará a descubrir la realidad colonial del continente negro, y la Guerra de Secesión, en la que conoceremos más exactamente los hechos de la guerra civil americana de 1861-65.

La misma jugabilidad con más realidad

Si bien en la pasada expansión, Dioses y Reyes, ya comentábamos que la jugabilidad se había mantenido en esta debemos decir lo mismo. Ahondar sobre el tema sería redundante ya que la interacción del jugador con la partida no ha sufrido cambios de importancia. Debemos remarcar que algunos momentos de la partida son largos y algunas acciones podrían automatizarse pero, pese a ello, la partida es bastante dinámica y avanza brindando siempre nuevos retos para el jugador.

Si pasamos directamente a los cambios introducidos por este título debemos mentar no menos de tres parcelas que han visto como su importancia crecía exponencialmente.

Ideología y política

Las modificaciones en este flanco servirán al jugador para tener mucha más libertad a la hora de modificar su estrategia en cuanto a política. El árbol que nos dejaba dominar este tipo de cambios en nuestra sociedad ha cambiado considerablemente y ahora incorpora ramas nuevas tanto en estética como en exploración. Este hecho nos ayudará a potenciar tanto el descubrimiento de nuevos enclaves y mejorar nuestra capacidad de reconocer mejor el mapa, como también nuestra vertiente más cultural, con políticas que después estudiaremos más ampliamente y que nos darán mayor margen de movimiento sobre la vida literaria, musical y artística de nuestra nación.

En cuanto a lo ideológico Civilization ha querido dejar en manos del jugador un punto más de libertad, y al árbol genérico de políticas se le suma una leva más dedicada, única y exclusivamente, a hilar más fino en cuanto a decidir sobre qué bases queremos asentar la modernización de nuestro país. Debemos decir que llegar hasta el punto de poder tomar esta decisión cuesta, y mucho, ya que deberemos o bien entrar en la época moderna o haber podido investigar lo suficiente como para desbloquear la industrialización.

Será así, con la construcción de tres fábricas, cuando podamos escoger entre las tres primeras bases: autocracia, libertad u orden. A partir de aquí un árbol secundario nos permitirá desarrollar entes como las fuerzas de élite, la policía de estado, etcétera. Aunque esto no es todo, cada una de estas ideologías nos desbloqueará una maravilla única según la base que hayamos decidido desarrollar. A nivel jugable llegar a la industrialización nos permite la construcción de las fábricas y conocer el carbón mineral y en lo militar la de los cañones, un avance que notaremos en todos los sentidos de cara a afrontar un futuro muy prometedor aprovechando otras de las novedades destacadas del juego.

Más y mejor diplomacia

Política y diplomacia han ido de la mano en toda la historia de la humanidad. Allí donde había relaciones internacionales siempre ha habido un especialista en negociar, un conocedor de la historia entre países capaz de sacar el mayor beneficio de una relación entre dos pueblos. En la primera expansión del juego pudimos ver un trabajo perfecto en cuanto a este flanco que ahora se ve incluso mejorado. Ahora la diplomacia ya es un pilar firme de Civilization y nos permitirá introducir mucho más dinamismo a la hora de actuar sobre el resto de países.

En esta ocasión la interacción con otra capital la podremos hacer como un espía o como un diplomático de carrera. La primera opción ya la conocemos, infiltramos un especialista y dejamos que robe información o introduzca bulos y propaganda para desestabilizar a su población.

En cambio, si optamos por introducir al diplomático tendremos que fijarnos en que el país en el que lo hagamos no esté en guerra con nosotros y ser conscientes de que no va a robar tecnología –como sí puede hacerlo el espía– pero por el contrario será el encargado de nutrirnos a nosotros y a nuestros aliados de todos los rumores, nuevas construcciones y curiosidades sobre la vida en aquella región. De hecho uno de los estados que llama más la atención en la ventana de diplomacia es la de "charlando", lo que nos da buena cuenta de lo que hace nuestro agente en el país extranjero.

¿Y esta es la gran novedad, os preguntaréis? No, esto es sólo el primer paso hacia uno de los invitados estrella de esta nueva entrega, el Congreso Mundial.

Jugando con la política real

Cuando hemos hablado de políticas y nuevas formas de interacción con el resto de países hemos destacado la innovación que Brave New World significa para la saga. Pues bien, el Congreso Mundial es lo que viene a reforzar todo este discurso y lo que nos va a permitir controlar de primera mano no sólo nuestro porvenir sino también el de todos los estados del planeta.

SI bien la política interna nos permite desarrollar acciones que implican cambios a nivel local –que afectan sólo a las ciudades que están bajo nuestro mando–, la experiencia con el Congreso Mundial nos lleva a tomar decisiones a una escala supranacional en la que armamento nuclear, sanciones y vetos estarán a la orden del día.

La dinámica de esta opción reside en sacar al jugador de estas decisiones más pequeñas para convertir Civilization V en las Naciones Unidas. De este modo la diplomacia pasa a basarse en conseguir delegados en las reuniones y tratados, pensar y realizar propuestas y conseguir que nuestras palabras tengan efecto sobre el resto de participantes. ¿Qué necesitamos para ello? Presencia. ¿Cómo la conseguimos? A través de delegados que conseguiremos entre nuestros aliados más cercanos.

Esta interacción la produciremos a lo largo de la partida mediante la religión común –que habremos trabajado desde los albores de nuestra civilización– o también mediante la ideología que compartiremos con muchos de ellos. Si siempre recalcamos que nuestros pasos en el pasado siempre tienen repercusión en nuestro futuro, eso se multiplica en el caso del Congreso Mundial. Una mala relación con nuestros vecinos o una petición al aire en cuanto a una ciudad estado puede dar al traste con cualquier propuesta que tengamos. Un veto militar, un pacto de no proliferación nuclear o aplicar una tasa especial necesitará siempre el apoyo de otros países.

Pese a todo lo que hemos hablado anteriormente no todo serán tejemanejes para ganar influencia en las votaciones, el Congreso Mundial, igual que las Naciones Unidas, también nos permitirá realizar progresos en grupo como por ejemplo la creación de una estación espacial internacional que beneficiará a todos los participantes. Un toque más de realismo para una saga que entrega tras entrega nos propone nuevos retos.

La capacidad de la cultura y el turismo

En una metáfora de gran utilidad el estudio describe estos dos ítems como un gran ataque y una mejor defensa. Nos explicamos. Según Firaxis el turismo será un gran aliado a la hora de convertir nuestro país en una referencia. Si nuestro turismo acumulado es mayor que toda la cultura del resto, ganaremos. Dicho esto cabe remarcar que no sólo tendremos que fijarnos en el turismo, sino también en nuestra cultura, que será el caballo de batalla en cuanto al mantenimiento de nuestras ideologías se refiere. Así, la influencia al resto de países no recae sólo en la diplomacia, sino que un buen balance entre turismo y cultura también hará el efecto deseado.

En cuanto a cultura los amantes de las artes lo pasarán en grande si son de los que apuestan por asociar el nombre de su país al mecenazgo y la estética. Civilization incorpora un gran número de grandes nombres de la historia del arte y la literatura universal que aparecerán de forma aleatoria a lo largo de la partida independientemente del país que llevemos. Así un asirio podrá gozar de la Mona Lisa en sus museos o un brasileño de la música de Johann Strauss como si de un compositor patrio se tratase.

Esta licencia del juego nos permite organizar nuestros nuevos grandes personajes en los diferentes espacios dedicados a su disciplina. Así los músicos podrán crear sus grandes obras en las óperas y teatros, los pintores exponer en nuestros museos o los escritores presentar sus libros al mundo. Para ello tendremos que estar pendientes de los espacios dedicados a cada disciplina que tenemos en la ciudad y hacer que estos personajes viajen entre nuestras ciudades para poder publicar su obra. Cuando el personaje llegue a una ciudad y podamos hacerle crear una gran obra esta aparecerá en forma de pintura en nuestra pantalla y a partir de entonces pasará a ser patrimonio nacional.

Así veremos cómo las sinfonías de Beethoven o la Divina Comedia se asocian para siempre a nuestro país. Del mismo modo deberemos cuidar este patrimonio y combinarlo con las diferentes maravillas y espacios entre ciudades, para generar más turismo o salvarlas del expolio en caso de que la ciudad en la que se encuentran se vea asediada. Asimismo como más piezas de valor tengamos más turismo se generará al cabo del tiempo y se nos bonificará por contar con maravillas y obras combinadas. A veces la superpoblación de artistas nos obligará a

Hacia el liderazgo mundial

A grandes rasgos lo que nos propone Civilization es dar un paso más hacia la simulación histórica en nuestro ordenador. Lo que antes era construir nuestra nación y avanzar hasta la victoria ahora se ha convertido en una clase de historia en la que el más mínimo detalle tiene importancia.

La aparición del Congreso Mundial y también de la selección de ideología es el eslabón final de una cadena que ahora mismo ya no podemos saber al nivel de realismo que espera llegar. Civilization V impresiona por su profundidad y nos permite llegar a niveles tan concretos como el de establecer un telón de acero o instaurar la dictadura del proletariado al modo de la Unión Soviética, fomentar la guerra total y el culto a la personalidad como el régimen nazi o también apostar por una ideología más capitalista hacia políticas como el New Deal americano y el estudio de la democracia. Todo ello al servicio de un título en constante crecimiento que desde hoy mismo podéis tener en vuestros ordenadores.