Análisis de Avatar: Frontiers of Pandora, broche de oro a un año de excelentes videojuegos (PC, PS5, Xbox Series X/S)

Avatar: Frontiers of Pandora consigue desligarse de Far Cry con un mundo abierto exuberante e interactivo en el que es divertidísimo moverse. Uno de los mejores mundos abiertos de Ubisoft.
Avatar: Frontiers of Pandora
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Actualizado: 14:08 6/12/2023
Análisis de versiones PC, PS5 y Xbox Series X/S.

Simplificar diciendo eso de que Avatar: Frontiers of Pandora es un Far Cry de Avatar es útil para saber a qué nos enfrentamos o qué podemos esperar, pero una vez que arranca el nuevo juego de Ubisoft tarda poco en demostrar que, si bien comparte muchas cosas con la saga Far Cry, también intenta aportar las suyas propias apoyándose en el universo Avatar sin llegar a depender totalmente de él.

Lo que ha conseguido Ubisoft aquí es un mundo abierto, exuberante, dinámico, fluido, colorido e interesante que desde ya entendemos e interpretamos como uno de los mejores sandbox que ha hecho la compañía hasta la fecha. No se libra de las flaquezas habituales en este género pero la experiencia es tan maleable y se puede adaptar de tantas maneras a tantos perfiles de público que es muy fácil encontrar algo que te haga clic en este juego. Os lo contamos en nuestro análisis.

Hay un nuevo Na'vi en Pandora

Si decimos que tardamos poco en darnos cuenta de que esto es algo diferente a un Far Cry de Avatar es porque el principio del juego -que es lento y fangoso, y quizás eche a mucha gente para atrás en los primeros compases- ya da indicios de por dónde van a ir los tiros (o los flechazos) y lo hace con un detalle muy simple pero esclarecedor: empiezas jugando dentro de una base de la RDA, es decir de los humanos, y tú eres un Na'vi que fue secuestrado. Allí te das cuenta de que para pasar por los pasillos debes agacharte porque están construidos a escala humana.

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Puede parecer una tontería, pero que la mecánica de agacharte en este juego no sirva solo para vivir en sigilo, sino que sea una manera de transmitir esa diferencia de escala entre tu personaje y los invasores, ya empieza a indicar que el juego, como poco, va a tocar ese tema, que no lo ha pasado por alto. Y en ese punto de interés narrativo coinciden muchas de las decisiones de diseño que tiene Avatar: Frontiers of Pandora, porque por ejemplo, al salir de esas instalaciones, ya estamos corriendo por las selvas de esta luna ficticia y futurista, y ahí el movimiento cambia por completo: ya no tenemos que ir agachados, vamos saltando, vamos buscando lianas y buscando troncos por los que correr sin miedo a caernos, sintiéndonos como pez en el agua.

Los humanos son notablemente más pequeños que los Na’vi.
Los humanos son notablemente más pequeños que los Na’vi.

Este punto de partida, además, se utiliza en el juego para buscar lo que todos los juegos buscan, al fin y al cabo: posicionarnos de nuevas en un mundo nuevo, sin que se note demasiado raro, sin forzar que el personaje tenga amnesia. Aquí controlamos a un Na'vi, es decir, tenemos sus características, su fuerza, su capacidad de respirar debajo del agua, su destreza, su agilidad. Pero este Na'vi no ha sido nunca un Na'vi; no conoce Pandora, no conoce los pormenores ni de sus ecosistemas, ni de sus sociedades. Entonces, junto a él, lo vamos a descubrir nosotros. Y ahí es cuando el juego propone que nos convirtamos en un habitante de Pandora.

Demasiado RPG para nuestro gusto

Y lo hace de primeras desde un punto de vista estético muy básico, con un sistema de personalización del Na'vi simple, pero suficiente teniendo en cuenta que es un juego en primera persona y vamos a estar muy poco tiempo viendo a nuestro personaje (apenas en el menú y cuando vayamos en monturas terrestres y voladoras). Se aprovecha un poco esa personalización estética para introducir elementos cosméticos que no solo conseguimos en el mundo del juego, sino también en una tienda que tiene más presencia de la que debería, sobre todo teniendo en cuenta que es un juego premium que no sale precisamente a precio reducido.

Aunque esas compras no molesten, estén ya en casi todos los juegos premium triple A y se puedan justificar con que son voluntarias, lo cierto es que es una punta visible de un sistema de personalización del personaje que quizá va más allá de lo que el juego necesita. Durante la aventura vamos a estar mucho tiempo mirando en el menú cambiando piezas de nuestro equipo o de las armas para ganar pequeños porcentajes de ventaja en aspectos muy concretos, como hacer más daño a los agentes de la RDA o tener un poco más de resistencia a los efectos ambientales.

A los comerciantes no se les paga con dinero, sino que nos ‘regalan’ cosas a medida que ganamos favor de sus respectivos clanes.
A los comerciantes no se les paga con dinero, sino que nos ‘regalan’ cosas a medida que ganamos favor de sus respectivos clanes.

Eso es herencia de un tipo de RPG que no cuadra mucho con la aventura de Avatar: Frontiers of Pandora y parece que es un añadido que está ahí porque debe estar no porque realmente tenga una coherencia con el juego. Resulta chocante a veces subir esas estadísticas sólo para conseguir que suba nuestro nivel de personaje y eso nos permita acceder a zonas del mapa que están capadas porque los enemigos o las misiones son de un nivel más alto que el nuestro.

Misiones simples y directas para encauzar una jugabilidad divertida

Con eso parece que se quiere suplir la carencia de la estructura de misiones del juego, porque en realidad durante buena parte de la partida vamos a estar haciendo encargos que son muy similares los unos a los otros. Al final aquí lo que tenemos es una luna conquistada de nuevo por los humanos que con sus instalaciones industriales están contaminando el terreno y eso hace que perjudique a la fauna y a la flora de los alrededores. Nosotros somos la resistencia de Pandora y tenemos que liberar esa zonas derrotando las instalaciones y las fábricas.

Y lo curioso es que el juego crea que necesita ese sistema de progreso superficial para encauzar toda la aventura, porque ya con esa idea de base, tener que liberar un territorio ayudando a tribus para que se te unan a la resistencia -una historia sencilla pero efectiva y con momentos bastante potentes- ya con eso el juego funciona bien. Gracias a su jugabilidad, Avatar: Frontiers of Pandora ya es muy entretenido de primeras, no requiere que esa estructura se complejice más para parecer más profunda de lo que es, y menos pasando por sistemas RPG que no vienen al caso.

Hay árboles de habilidades, pero también habilidades únicas que se desbloquean encontrando unas flores concretas e interactuando con ellas tras resolver puzles.
Hay árboles de habilidades, pero también habilidades únicas que se desbloquean encontrando unas flores concretas e interactuando con ellas tras resolver puzles.

De todas formas, esa parte da más igual y es fácil de obviar porque una de las virtudes más destacables de Avatar: Frontiers of Pandora y que lo hace un juego muy recomendable es que es capaz de adaptarse a muchas formas de disfrute, a muchos tipos de audiencias del videojuego vale para personas que estén más interesadas en el sigilo o en la acción directa, pero también tiene diferentes modos para favorecer una exploración más emergente o más enfocada.

Del mismo modo, si no te gustan demasiado eso del looteo y prefieres centrarte en otro tipo de cosas puedes simplemente seguir los números y las señales con las que el menú te indica qué elemento del equipo es mejor para subir de nivel a tu personaje y nada más en cualquiera de esas opciones dentro del abanico que propone el juego hay un punto central que es el de disfrutar de la jugabilidad y del mundo de Pandora que es realmente el protagonista de este juego.

A veces nos encontraremos con grupos de otros Na’vi en plena naturaleza y compartirán objetos con nosotros.
A veces nos encontraremos con grupos de otros Na’vi en plena naturaleza y compartirán objetos con nosotros.

Pandora, uno de los mejores mundos abiertos de Ubisoft

Aquí es donde llegamos al punto más potente de Avatar: Frontiers of Pandora, su mundo. No porque sea un mundo especialmente vivo en el sentido más tradicional de la palabra cuando hablamos de juegos de mundo abierto, sino porque tiene dos claves que hacen que sea disfrutable. La primera es la diversidad en su orografía y en sus escalas. Ver los paisajes de Pandora te hace inevitablemente tener ganas de recorrerlo y de buscar nuevas formas de llegar a sitios en los que no has estado.

Ubisoft ha puesto el listón muy alto con el diseño artístico de este videojuego, ofreciendo un mapa frondoso y exuberante, con una verticalidad que apabulla e incentiva la exploración (sobre todo cuando se desbloquea el Ikram, la montura voladora que funciona excepcionalmente bien). La parte negativa de toda esa frondosidad es que la legibilidad de los escenarios queda algo emborronada, y a veces puede resultar frustrante el no encontrar caminos u objetos con los que tenemos que interactuar. Hay una visión de detective, pero no consigue guiar lo suficientemente bien como solventar esos fallos de diseño.

Lo que más nos ha gustado de la historia han sido sus personajes, variados y con personalidades muy marcadas.
Lo que más nos ha gustado de la historia han sido sus personajes, variados y con personalidades muy marcadas.

Y la segunda clave de su mundo es la interactividad. Todos los elementos que te encuentras por el camino tienen efectos en ti o en las criaturas que haya en el escenario. Hay setas sobre las que puedes saltar para llegar más alto y quizás de camino encuentres un fruto que puedes obtener tirando de él en pleno salto. También hay efectos negativos como plantas que te electrocutan y otras que explotan quitándote un poco de vida aunque también te dan un boost de velocidad. Y ya es cosa tuya si decidir si te merece la pena aprovecharlas o no.

Inmersión gracias al movimiento y a la exuberancia gráfica

Todo eso hace que te sientas de verdad en la piel de un Na'vi caminando por Pandora y consigue que te vayas haciendo tuyo el escenario de manera que intentes aprovecharlo al máximo para desplazarte o para tender emboscada a los enemigos que te encuentres por ahí, aunque tenemos que decir que el sigilo no es lo que más nos ha gustado de este juego: casi parece preparado para que te pillen y tengas que dejar de lado el arco para improvisar con armas de mayor calibre.

Esa falta de pulido del sigilo quizás se suple un poco con el movimiento ágil del protagonista, que hace que en un par de saltos y después de una carrera puedas dar esquinazo a los enemigos y buscar una nueva forma de afrontar la situación. La movilidad es de lo que más nos ha gustado de Avatar: Frontiers of Pandora, porque es divertida y satisfactoria, cosas que además se pueden llevar a nuevos niveles al conseguir nuevas habilidades; aun así, nos encantaría ver más fisiciad en un futurible segundo juego, sobre todo en lo que respecta al uso de las manos durante la escalada.

Visualmente es espectacular y su escenario invita a ser explorado.
Visualmente es espectacular y su escenario invita a ser explorado.

Nada de esto funcionaría tan bien si no fuera por el genial apartado gráfico de Avatar: Frontiers of Pandora. La dirección artística es magnífica no sólo porque el lugar en el que jugamos sea bonito, sino porque es capaz de representar diferentes zonas y biomas con una fidelidad impresionante. También sabe ser feo cuando toca reflejar la contaminación de la RDA, lo que te invita casi sin que te des cuenta a que pongas solución al problema saboteando la fábrica responsable de ello.

La representación de los personajes es algo más clásica que la del escenario, y cae en ciertas irregularidades sobre todo cuando toca ver animaciones (tanto de Na'vi como de humanos) en diálogos y secuencias cinemáticas. Junto con un doblaje con altibajos (en español hay mucha disparidad en las voces, siendo algunas muy buenas y otras no tanto), esos son los puntos flacos de un apartado audiovisual que por lo demás es brillante, incluyendo su banda sonora.

La vegetación de este juego consigue dejar sin palabras, aunque a veces eso medra en la legibilidad de los escenarios.
La vegetación de este juego consigue dejar sin palabras, aunque a veces eso medra en la legibilidad de los escenarios.

Conclusiones

Avatar: Frontiers of Pandora se presenta como algo más que una skin de Far Cry; aunque no deja de compartir similitudes, el juego demuestra ser único al sumergir a los jugadores en un mundo abierto exuberante y dinámico. La narrativa, centrada en un Na'vi que explora Pandora por primera vez, ofrece una experiencia inmersiva y adaptable a diferentes estilos de juego. A pesar de algunas decisiones de diseño cuestionables, como compras en la tienda que pueden parecer innecesarias en un juego premium, la movilidad del personaje y el impresionante diseño artístico del mundo de Pandora destacan como puntos fuertes. Incluso aunque no te atraiga el universo Avatar (era nuestro caso), este título es verdaderamente recomendable y pone el listón muy alto para los próximos mundos abiertos de Ubisoft.

Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Ubisoft

Manu Delgado
Redactor

NOTA

8.7

Puntos positivos

Un mundo abierto inmersivo, reactivo e interactivo.
Gráficamente es espectacular, sobre todo en los paisajes.
Una jugabilidad muy divertida con unos movimientos fluidos y gratificantes.

Puntos negativos

Sistemas RPG y compras que no encajan bien con el resto del juego.
La poca legibilidad del escenario en algunas ocasiones.
El sigilo podría haber estado mejor llevado.

En resumen

Con una jugabilidad divertidísima, un mundo abierto exuberante y una calidad gráfica espectacular, 'Avatar: Frontiers of Pandora' es muy fácil de recomendar y pone el listón muy alto para los próximos 'sandbox' de Ubisoft.
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Plataformas:
PC Xbox Series X/S PS5

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
8.7
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9.08

Avatar: Frontiers of Pandora para Ordenador

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Ficha técnica de la versión Xbox Series X/S

ANÁLISIS
8.7
COMUNIDAD
10

Avatar: Frontiers of Pandora para Xbox Series X/S

1 votos
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Ficha técnica de la versión PS5

ANÁLISIS
8.7
COMUNIDAD
10

Avatar: Frontiers of Pandora para PlayStation 5

2 votos
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