Análisis de Albert and Otto (PC, Xbox One, PS4)
Limbo fue uno de los primeros fenómenos del sector independiente de la pasada generación junto a Braid, Fez o Super Meat Boy, cada uno con su personalidad y género. En el caso de Limbo se mezclaban plataformas y puzles de lógica para superar escenarios muy inspirados, con un característico uso de las siluetas que no era demasiado corriente hasta la fecha. Y no sólo era el uso del blanco y negro, también el desenfoque o la humedad en el aire, la historia minimalista y el uso de físicas en un mundo 2D marcó una época en la distribución digital.
Con el tiempo han aparecido múltiples clones que no han repetido el éxito. Albert and Otto es el último de ellos, un primo lejano con algunas cuantas diferencias respecto a la obra de PlayDead que no esconde mucho su inspiración. ¿Homenaje, alago o falta de ideas? Un poco de todo.
Si Limbo era un título realizado con pocos medios, alejado de la producción con cualquier "triple A", Albert and Otto a su vez parece todavía más indie que Limbo. Se agradece que los mismos desarrolladores mencionen a modo de broma en su página oficial lo mucho que recuerda a dicho al título de 2010.
No hay demasiado contexto o historia en el juego. Una niña es secuestrada por una sombra y su hermano Albert va tras ella acompañado de un supuesto conejo mágico, Otto. Nos dicen que Albert no es un inocente niño como puede parecer, de hecho va armado con un brazo escopeta, pero la verdad es que en este primer capítulo –hay tres más previstos- no se puede decir que el argumento enganche, ni siquiera que sea sugerente. Un problema menor porque tampoco es un aspecto vital en este género, aunque es una oportunidad pérdida por dar algo más de profundidad a este mundo.
El arma de fuego es uno de los puntos más diferenciadores de Albert and Otto con Limbo y otros plataformas 2D, ya que puede disparar a algunos enemigos y afectar a objetos del escenario. Su lento tiempo de recarga impide que hablemos de un shooter de acción a lo Metal Slug, pero siempre ayuda a despejar el camino de pájaros que se lanzan en picado a nosotros o para cortar cuerdas de las que penden objetos como parte del puzle. No hay munición ni nada que se le parezca, los tiros son para casos contados.
Pronto encontramos a Otto, al que no se controla directamente. Tiene varios usos, uno de ellos el desbloqueo del doble salto siempre y cuando está con nosotros. También puede pasar por pequeños espacios si cae por una rampa. La otra gran función es la de hacer peso, posado en un mecanismo abre compuertas o activa un motor. Desprenderse de él nos hace perder la habilidad de saltar más, así que muchos puzles que aparentan ser sencillos dejarán de serlo cuando compruebas que ya no puedes alcanzar un lugar.
La combinación de Otto, los disparos y algunas otras habilidades que se obtienen al progresar da lugar a puzles que van de lo tontorrón a lo ingenioso, unos puramente de inteligencia y otros con algo de presión por tiempo, como uno en el que vemos rodar en el segundo plano una piedra que se dirige a activar unos pinchos mortales. Nos han gustado bastante más los de deducción, donde hay que estudiar la pantalla y no se trata de un reto de habilidad.
El control en ciertos saltos está medido al milímetro, como si el único recurso para subir la dificultad en las plataformas fuese ampliar espacios al máximo. Y claro, el uso de físicas para algunos puzles e interacción con el entorno también puede producir imprevistos. Tampoco criticaremos que el nivel sea elevado de vez en cuando, ya que la dificultad está bien ajustada la mayor parte del juego –con una duración aproximada de tres horas- y hay abundantes puntos de control antes de cada puzle o jefes.
Entonces ¿qué impide que Albert and Otto sea imprescindible? Es bastante irregular, tanto en la calidad de las pruebas como en otras muchas cuestiones estéticas. La música por ejemplo es muy corriente y no juega bien con los efectos de sonido. Quizás por distanciarse de Limbo aquí se ha invertido el uso del blanco, que ahora está en el plano jugable, y el negro para el escenario –el conejito es el único que pone la nota de color-. En realidad no termina de funcionar porque sigue recordando al juego de PlayDead con una peor ambientación, una crisis de identidad que le resta eso que popularmente se llama "magia".
El arte es un poco flojo, parece decantarse por las siluetas y a la vez hay algo de sombreado en los polígonos que da lugar a una mezcla extraña entre detalle y simpleza. Aunque aparentemente muchas superficies son planas, las cajas sí tienen más detalle y sombras pegadas en la textura, lo cual da lugar a situaciones absurdas cuando el objeto gira y cae del revés –la sombra se proyecta hacia arriba-. En otros casos, decoración y objetos móviles se confunden porque disponen de casi los mismos tonos de blanco, así que hay problemas de diseño que perjudica la intución. Pequeñas minucias que sumadas afectan la calidad general, pues desde luego no enamora al primer vistazo –a diferencia de Limbo-.
Existe un coleccionable como único incentivo para la rejugabilidad, si bien no aporta ninguna ventaja o desbloqueo. Son ítems colocados en general en lugares de difícil acceso, no escondidos a la vista porque la complejidad del escenario está lejos de ser el fuerte de este título, sino por colocarse cerca de precipicios o a mucha altura. Es un extra prácticamente anecdótico.
Conclusiones
Albert and Otto es un sucedáneo de Limbo y no lo esconde en ningún momento, casi parece que su deseo sea el de atraer alguna compra apelando a la nostalgia. No es necesaria la innovación para hacer un buen juego, desde luego, pero corres el riesgo de que esa falta de originalidad -a excepción de un par de novedades- provoque que sea constantemente comparado con el clásico, con el que sale perdiendo siempre.
Falta un pulido en el control, mejor gusto en gráficos –no necesariamente más trabajo- y una mayor cantidad de retos basados únicamente en la deducción, no en la habilidad. No obstante, dentro de sus limitaciones, entretiene sin grandes errores y su precio de lanzamiento -4,99 euros- es honesto para lo que ofrece. Si tienes hambre de este tipo de juegos no es una mala opción.
Hemos analizado este juego gracias a un código descargable que nos ha proporcionado Strangely Compelling Multimedia.