Análisis 9 Monkeys of Shaolin, kung fu y venganza estilo retro (PC, Switch, Xbox One, PS4)
Hubo un tiempo en el que los beat 'em up reinaban en los salones arcade, pero con la popularidad de los polígonos y el furor de la lucha versus, poco a poco el género se fue apagando pese a los tímidos intentos por recuperarlo en las 3D. En cierta manera nunca desaparecieron por completo, los hack'n slash no dejan de ser una evolución más rápida y espectacular, pero no ha sido hasta que los diferentes recopilatorios y la producción indie se ha fijado de nuevo en este género cuando estamos viendo una segunda explosión de nuevos títulos que más o menos siguen las mismas premisas de hace 30 años: recorre un mapa limpiando la pantalla de todos los enemigos que te asaltan, en solitario o cooperativo, recoge alimentos de cajas del escenario, etc. 9 Monkeys of Shaolin del estudio ruso Sobaka Studio (Redeemer) es la nueva propuesta para fans de las artes marciales.
Un homenaje al cine de acción de los 70
Streets of Rage 4, River City Girls, Scott Pilgrim vs The World: The Game –que por fin ha confirmado su regreso-… Hay multitud de clásicos y clásicos modernos que han revitalizado los beat’em up, e incluso sagas como Battletoads han regresado en este 2020. 9 Monkeys of Shaolin realmente no trata de reinventar la rueda y su planteamiento jugable es el de siempre, y si acaso su gran seña de identidad es llevar la acción a bonitos paisajes rurales de China. La desarrolladora lo considera un homenaje al cine de artes marciales de los años 70, algo que queda patente en sus diálogos -en ocasiones son un poco tontorrones- y una historia que pese a estar un poco más trabajada que la media, al final va a lo que va: muchas patadas voladoras de kung fu y centenares de enemigos que machacar. El protagonista es Wei Cheng, un pescador que busca vengar la muerte de su familia y amigos, asesinados en el ataque pirata a su aldea. Pero claro, resulta que Cheng conoce artes reservadas a los monjes Shaolin, y armado con su bastón o los sellos mágicos, va a hacer frente a todo el que se cruce en su camino.
9 Monkeys of Shaolin apuesta por unos gráficos 3D pero en el gameplay es el mismo de Final Fight, Streets of Rage y tantos otros: recorrido lineal donde nos van asaltando las oleadas de piratas, un ligero desplazamiento hacia el fondo del escenario, objetos para romper con té curativo o potenciador y una serie de combos que en este caso se inspiran en las vistosas artes marciales chinas, con barridos de nuestro bastón y ciertos movimientos fantasiosos que ralentizan a los enemigos en el aire o los atraen hacia nosotros. En este sentido, es un cambio respecto a todos esos otros juegos que se inclinan más por estilos de lucha más urbanos, con lanzamientos y ambientes de callejones sucios.
Al igual que hacen la mayoría de juegos modernos, al desarrollo arcade se le añade una capa de personalización con un sistema de progreso para aprender habilidades que potencian el daño o velocidad causado con algún tipo de movimiento, sean los básicos, los que utilizan Qi y las habilidades mágicas. Si has encontrado tu táctica o combo favorito para derribar oponentes puedes profundizar en ese tipo de ataques para que resulten más efectivos. Además existe una decena de bastones para equipar –junto con collares y zapatos-, que si bien no cambian el estilo de combate sí traen algunas ventajas especiales, desde más golpes críticos a recuperaciones pasivas de Qi.
9 Monkeys of Shaolin va sobre seguro, y eso le permite tener un mínimo de calidad en todo lo que hace sin cometer ningún error grave. La jugabilidad no es la más precisa que hemos visto en el género y quizás sea el aspecto que más moleste a los puristas, pero entendido como un juego desenfadado cumple sobradamente con lo que se le puede exigir. Los combos son rápidos y vistosos, una vez desbloqueamos las técnicas es fácil empezar a unir piruetas con ataques más contundentes y ser creativos con todas las herramientas que se nos da. Nos ha gustado bastante por ejemplo un movimiento de protección que sirve para devolver proyectiles, así que en muchos momentos debemos prestar atención al destello de los enemigos colocados en lugares inaccesibles –segundo plano- para hacer rebotar sus dardos, bombas o flechas.
Incluye cooperativo para dos jugadores, tanto local como online. Esta última opción ha estado ausente en algunos juegos modernos del género así que verlo en esta producción indie es un poco inesperado y se agradece. No es que cambie drásticamente nuestras sensaciones con el juego, pero dar la opción de jugar en compañía siempre es un plus que aumenta su rejugabilidad –incluso con opción de fuego amigo-.
Sorprendentemente variado
El juego normalmente nos irá ofreciendo varias misiones entre las que elegir, cada una con un tipo de recompensa en las monedas o puntos que se utilizan para mejorar las habilidades y, en ocasiones, también de equipamiento. Así pues no es un juego completamente lineal, y uno de los puntos fuertes que hay que destacar es lo variado que resulta en muchos sentidos. Por ejemplo, nuestros oponentes: hay una especie de campesinos básicos y luego una colección de rivales con armaduras mucho más resistentes, armados con espadas, ataques cargados –igual que hace el protagonista-, enemigos suicidas explosivos e incluso fantasmas que sólo pueden ser dañados con un tipo de ataque. En algunas misiones encontraremos jefes, que si bien tampoco son un alarde de originalidad y su principal dificultad es la cantidad de salud que poseen, nos harán tener mucho más cuidado con el daño recibido.
Esta variedad también está presente en los escenarios de cada misión -25 niveles, cada uno se puede completar en 10 minutos aproximadamente-, en general todos sobre el mismo tipo de entorno –bosques y aldeas-, pero distinta decoración, climatología e incluso trampas. Hay fases con esculturas que escupen fuego que daña al protagonista y los enemigos, pequeñas secciones con saltos, combates bajo tormenta con rayos que caen sobre el terreno… La estética cartoon permite que se pueda tomar algunas licencias en cuanto a la simpleza de ciertos modelados o animaciones que pecan de ser un poco toscas, pero encaja bien con el tono del juego; además, existen diversos filtros gráficos –color sepia, etc.- y trucos para desbloquear. De vez en cuando hay pequeños bugs gráficos relacionados con físicas de la rotura de cajas -trozos que quedan flotando en el aire- pero nada grave y que podría tener fácil solución.
Nos ha parecido algo mejorable el apartado sonoro pese a que llega con voces en inglés –textos en español- porque la música no tiene excesivo protagonismo y es difícil quedarse con algún tema, todo lo contrario que sucedía con clásicos como Streets of Rage donde terminaba por convertirse en una protagonista más.
Conclusiones
9 Monkeys of Shaolin es un juego de acción entretenido, más orientado al público general que a los jugones veteranos de los beat’em up, cuyo mayor problema para pasar a la historia es la alta y buena competencia que existe en el género, tanto de antiguas joyas como de varios exponentes modernos. Quienes se atrevan a darle una oportunidad se encontrarán con un juego que con un envoltorio mínimamente original respecto a otros beat’em up más macarras esconde la misma fórmula que ha enganchado a generaciones: jugabilidad sencilla para relajar la mente de cualquier preocupación.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Koch Media.