Análisis de Super Princess Peach (NDS)
El nuevo plataformas del universo Mario para Nintendo DS está protagonizado por la normalmente secuestrada princesa Peach, que tendrá que enfrentarse a multitud de peligros en un plataformas de estilo bastante clásico con el objetivo de rescatar a los bigotudos fontaneros de las garras de Bowser.
Con Super Princess Peach han intentado dar un nuevo giro a los plataformas más clásicos de la compañía combinando elementos provenientes de títulos anteriores con algunos nuevos. Así, por ejemplo, el estilo gráfico, que juega con trazados que simulan estar hechos a mano, nos recuerda en su planteamiento estético a Yoshi’s Island (aunque con ciertos tintes de Mario & Luigi), aunque sin llegar a alcanzar la inspiración de éste; por otro lado, podemos coger a los enemigos y lanzarlos posteriormente como sucedía en Super Mario Bros.
2. Rastrear las raíces de los planteamientos jugables y estéticos que este título ha heredado podría convertirse en una ardua tarea, pero sin duda alguna los expuestos son los más significativos.
Hay que tener en cuenta, eso sí, que Super Princess Peach no ofrece la misma experiencia jugable que se ha visto en los juegos protagonizados por los fontaneros o por el propio Yoshi, sino que aporta un carácter diferente a su desarrollo que, aunque sí está bastante enraizado con lo que vimos en el ya citado segundo Mario Bros (y que en Japón no era tal, sino Doki Doki Panic, aunque luego se reeditaría en dicho país bajo el nombre de Super Mario USA… y que, todo sea dicho, tuvo notable éxito), logra mostrarse lo suficientemente diferenciado.
Para empezar, Peach es la única protagonista del juego, y lleva siempre su parasol, un instrumento que le servirá para enfrentarse a los enemigos clásicos de la serie, como los goombas, ya que podrá eliminarlos tanto saltando como ellos como a mamporrazos. Además, para cogerlos y alzarlos, puedo hacerlo tanto poniéndose encima como con el parasol (botón X), a una cierta distancia. Los movimientos de la princesa, sin llegar a la agilidad que han demostrado Mario y compañía en otros juegos, son variados y más que suficientes, y la incorporación del parasol resulta interesante, aunque podremos desbloquear más posibilidades según progresamos en el juego, descubriendo, finalmente, que Peach en realidad debe pasar bastantes horas en el gimnasio. Pero esos nuevos movimientos deberán ser comprados en la tienda del juego, y aunque nos ayudarán a hacer todavía más fácil algún que otro momento, no son, en líneas generales, esenciales para el desarrollo de la aventura.
Pero hay más. A través de la pantalla táctil tendremos acceso a cuatro movimientos más, los movimientos especiales del juego, que están vinculados a las emociones de la princesa. Estos movimientos están limitados al medidor del estado anímico, que tendremos que ir rellenando a lo largo del juego según recolectamos diamantes. No sabemos si los programadores están intentando decirnos algo. En cualquier caso, en la pantalla táctil tenemos cuatro grandes corazones diferenciados por su expresión y color, cada uno de ellos con la capacidad de activar una habilidad especial de Peach.
Así, el rojo, la llenará de furia e ira homicida, rodeándola de llamas y haciendo que pese más; el naranja la pondrá de buen humor haciendo que cante y vuele; el azul, la pondrá triste y llorará desconsoladamente mientras aumenta su velocidad; por último, el verde, la llenará de orgullo y satisfacción, recuperando vida. Algunos de estos poderes tienen ventajas obvias, otros, como el de llorar, servirán para, por ejemplo, abrir nuevos caminos al regar una planta, que crecerá colosalmente. Por suerte, todos los principios básicos del juego nos serán presentados en la primera fase, un acertado tutorial.
Usar correctamente estos poderes será parte esencial del juego, pues se nos irán planteando pequeños puzles (hay que señalar que de gran simplicidad) en las fases que componen el título, y se resolverán mediante usos más o menos ingeniosos de las emociones de Peach. La verdad es que el juego resulta terriblemente sencillo en sus retos, con plataformas muy asequibles, enemigos simples en sus rutinas, y puzles obvios… y es que se trata de un juego que parece destinado a un público joven o poco habituado. Es evidente que han tratado de hacer un juego accesible a un gran espectro de personas, y sin duda alguna lo han conseguido, pero esto hace que pueda resultar no del todo satisfactorio para los jugadores empedernidos, que lo encontrarán, quizás, demasiado fácil y corto. Eso sí, una vez superado el final del juego, se añadirán nuevos retos de mayor dificultad, aunque sin excesos.
Para potenciar la rejugabilidad se ha introducido en Super Princess Peach la búsqueda de objetos por el escenario, que nos proporcionarán minijuegos, piezas de la música del título, etc. Además, habrá en cada fase tres Toads perdidos, confinados en cajas, que habrá que encontrar, algo que será necesario antes de enfrentarnos al jefe final del título. Los diseños de los niveles permiten la inclusión de múltiples recovecos, rutas alternativas, y las clásicas tuberías de los juegos de Mario, por lo que siempre habrá una buena razón para volver a jugarlos.
Gráficamente estamos ante un juego muy fresco y colorido, con tonos pastel y unos diseños sencillos pero preciosistas, con un aire a dibujo hecho a mano que siempre se agradece, pues dota al juego de un acabado estético que sigue manteniéndose original. Agradable a la vista, pero sin los alardes que hubiese permitido una consola como Nintendo DS, aunque variados según avanzamos por los ocho mundos de Super Princess Peach, cada uno de ellos marcado temáticamente. La banda sonora mantiene esa línea alegre y despreocupada, con buenos temas que nos recuerdan a las composiciones de la saga Mario, pero, una vez más, sin forzar las posibilidades de la máquina ni las cualidades como compositor de su creador.