Análisis de Rooms: The Main Building (NDS)
¿Alguna vez el lector ha jugado a esos puzzles en los que había que montar una imagen desordenada a base de ir moviendo todas las fichas en el interior de un tablero que sólo tenía un espacio vacío? El truco estaba en saber desplazar el hueco de tal manera que siguiendo un orden, y la imagen iba apareciendo poco a poco hasta completarla. Luego sólo restaba desordenar las piezas y volver a empezar; todo un clásico que aún se pueden encontrar en alguna tienda de juguetería o en forma de producto de marketing en empresas promocionales.
Su simplicidad, sin embargo, no ha evitado que algunos videojuegos lo recuperasen para poner trabas al jugador y hacerlo pensar unos minutos, así, podemos encontrarlos en algunas situaciones de títulos como The Legend of Zelda: The Wind Waker o también juegos de temática un poco más adulta como la saga Resident Evil.
Y aunque es probable que a lo largo de todos estos años haya sido lanzado algún juego con este puzle como base temática por alguna compañía, generalmente se ha utilizado más como apoyo de títulos con más variedad, como los arriba mencionados. Rooms: The Main Building recoge la esencia y, añadiendo diferentes elementos tratará de acercarnos un juego con un planteamiento simple pero con retos que pueden alcanzar cotas infernales.
La trama del juego nos pone en la piel de Mr. X, un personaje que en el día de su cumpleaños recibe un regalo sorpresa que al abrirlo, le transporta a un extraño y misterioso mundo repleto de habitaciones diseñadas como si fuesen las fichas de puzles deslizantes. Como arma principal contará con su ingenio, gracias al cual podrá escapar y regresar a su casa tras reunir las cuatro piezas de puzle doradas y sortear todos los peligros y trampas que le acechan. También contaremos con la ayuda de un personaje un tanto particular, una especie de libro parlante llamado Mr. Book, que nos introducirá en el juego mediante un tutorial y que luego nos dará pistas y consejos sobre objetos y situaciones que nos iremos encontrando en los escenarios y que nos complicarían la vida de mala manera de no ser por él.
El juego está dividido en cinco mansiones, y para poder avanzar de una a otra hay que ir resolviendo las habitaciones que hay en su interior, denominadas como si fuesen las de un hotel. Cuando entramos en una habitación para resolverla, nos encontraremos con que está dividida en cuadrados que se pueden mover con el stylus como las fichas de los puzles que comentamos al inicio de este análisis, sin embargo, hay ciertas reglas que deberemos respetar. Para empezar, sólo podemos mover los trozos si nos encontramos dentro de él, y en principio podremos pasar de un trozo a otro poniéndolos en contacto, como completando un trozo de la imagen y teniendo especial cuidado con no unir dos trozos de la habitación por el lado en el que hay una pared, pues no podríamos atravesarla.
Así a priori parece que no tiene excesiva dificultad, pero en seguida nos encontraremos con escaleras, llaves y habitaciones con alguna clase de trampa que no dudarán en acabar con la vida de Mr. X. También veremos teléfonos que nos permitirán transportarnos hasta otra cabina al más puro estilo Matrix, armarios mágicos que sustituirán la habitación en la que nos encontramos por otra que también tenga armario, relojes que permiten girar habitaciones, bombas de agua que permiten bombear el líquido elemento, espejos, y unas cuantas sorpresas más que sin duda permitieron a las enfermas mentes de los diseñadores complicar los puzles hasta cotas realmente infernales en cuanto a dificultad.
En total son 100 habitaciones que podremos resolver, veinte por cada mansión, lo cual supondrá sin duda un gran número de horas. Además, algunas de las habitaciones que vamos resolviendo darán paso a dos caminos a seguir, de tal manera que, dependiendo de nuestro ánimo para seguir resolviendo acertijos y viendo la puntuación en forma de estrellitas que refleja la dificultad de las habitaciones que siguen, podremos elegir por uno u otro camino, aunque invariablemente al final deberemos resolverlo todo si es que queremos llegar de vuelta a casa sanos y salvos. Precisamente el juego flaquea en esa presencia de habitaciones muy fáciles al lado de otras con gran dificultad, en vez de seguir una pendiente de dificultad más o menos constante según se avanza por las mansiones.
Otro asunto importante es acabar las habitaciones con rango oro; si antes de cruzar la puerta logramos situar los trozos en una situación determinada y aparentemente aleatoria, conseguiremos un rango oro, que supondrá un paso más hacia el final verdadero del juego. Huelga decir que si no conseguimos todos los rangos en oro, llegaremos a un final un tanto sorpresivo y que dejaremos al lector que lo averigüe por sí mismo.
Si es que se ve con ánimos de llegar al final, porque aunque es cierto que este título tiene una capacidad soberbia para enganchar desde el primer minuto aún a pesar de un aspecto gráfico oscuro, un tanto claustrofóbico y poco atractivo, y su estilo de juego extraño debido a la mezcla de diferentes tipos de puzle, acaba por hacerse muy cansino demasiado pronto, gracias a tener que realizar las mismas acciones una y otra vez (subir, bajar, llamar por teléfono, entrar en un armario, etc), y también al atascarse en alguna habitación y ver que aún restan varias mansiones por delante. De todas formas, para amortiguar ese sentimiento de falta de interés por parte del jugador, las cabezas pensantes que han parido este juego han añadido un modo desafío en el que, con ciertas restricciones que aumentarán la dificultad, nos retarán a pasarnos las habitaciones otra vez. El cartucho también tiene un editor de escenarios, que nos permitirá crear nuestros propios puzles para luego compartirlos con nuestros amigos.
Conclusiones
Rooms: The Main Building ofrece un planteamiento original, elevando la jugabilidad de aquellos juegos de puzle de mover fichas gracias a la inclusión de elementos capaces de complicar el movimiento de unas zonas a otras. Sin embargo, hay cosas que no encajan del todo bien en el conjunto, como una historia más bien floja tirando a mala, la situación caótica de habitaciones con dispares niveles de dificultad, y sobre todo la ausencia de motivaciones que insten al jugador a superar las 100 habitaciones y hacer frente al gran número de horas que supondría acabar la aventura con éxito.