Análisis de Reto Mental (NDS)
El mundo de los entrenadores mentales está que no para. Entrenamientos para la sesera, para los ojos, para el vocabulario, para lenguas extranjeras... y no sólo en Nintendo DS, ya que a estas alturas pocas consolas pueden decir que no cuentan con un juego en su catálogo destinado a entrenar alguna habilidad, ya sea a través de diferentes tipos de retos y puzles, como mediante pasatiempos del tipo sudoku o incluso crucigramas.
Es normal que cuando una fórmula funciona, empiecen a surgir títulos que buscan seguir ese trazo. Al fin y al cabo, así es como surgieron los matamarcianos, plataformas, yo contra el barrio y, en definitiva, cualquier género de videojuegos (y, no nos engañemos, esto se puede aplicar al cine, la música, la literatura y el arte en general... en definitiva, a cualquier corriente cultural).
Por eso no es de extrañar que nos llegue ahora Reto Mental, un juego que (a buen seguro) no será el último representante del género. Y tampoco hay que escandalizarse, ni poner el grito en el cielo porque salgan juegos de temática similar... sólo hay que tener en cuenta que si los desarrolladores se hubiesen coartado por las críticas al enésimo clon de Space Invaders no hubiésemos llegado al estado actual del género, con exponentes como Gradius V o Ikaruga.
De hecho, se trata de buscar qué aporta cada nuevo juego, cuál es su granito de arena en la línea evolutiva del género. Y los que no aporten nada, serán denostados de manera natural. No es el caso de Reto Mental, que si bien es muy conservador en sus planteamientos sí consigue aportar elementos propios y personales a su concepto para validarse como un producto interesante dentro del catálogo de la portátil de Nintendo.
Así, por ejemplo, nos encontramos ante un juego con un estilo visual que sólo podemos definir como mucho menos abstracto que Brain Training y acólitos, títulos que han apostado por una línea estética mucho más icónica y neutral. Aquí lo que vamos a tener no es una cabeza flotante, sino a dos personajes (hombre y mujer) con su bata y demás elementos que les otorgan una presencia mucho más corpórea y "científica", algo así como los actores con fonendo intentando vender la última patochada para adelgazar en la teletienda.
En cierto modo, creemos que esta estética, por un lado mucho más próxima a la esperable en un videojuego (más colorista) combinada con unas representaciones más realistas (lejos del trazo grueso de juegos como Big Brain Academy) pueden conseguir que el producto sea más cercano incluso al público de masas, o cuando menos al sector que no se ha acabado de ver atraído por la estética (neutra por completo), que podrían ser los jóvenes adultos. De hecho, nos ha llamado mucho la atención que incluye un test de nivel de estrés. Este test nos propone pruebas sencillas, como es habitual en el género, con varios distractores para medir cuál es nuestro nivel de atención. Esto en principio no tiene mucho interés para estudiantes ni amas de casa (aunque sí hay situaciones estresantes en ambos contextos), por poner dos ejemplos, pero sí para jóvenes profesionales.
Esta parte del juego es posiblemente la más interesante de todo el producto, al proponer en sus retos la necesidad de asumir tareas múltiples (controlar puentes para coches y hacer numeritos al mismo tiempo), o enfrentarnos a situaciones estresantes en sí mismas, como variaciones en la iluminación de la pantalla, escuchar cómo nos gritan, y similares, al tiempo que afrontamos problemas matemáticos o de discriminación visual. Este modo de juego no es el modo principal, pero presenta sus propias pruebas, muestra una gráfica de progresión a lo largo del tiempo, y la verdad es que en líneas generales el reto es mucho más divertido que en el modo normal.
No es el único modo adicional, ya que nos encontramos toda una sección de Bonus en el juego, donde varios modos adicionales se estructuran en tres categorías: Creatividad, Intuición y Relajación, lo que nos parece bastante descriptivo. Cada uno de esos modos incluye, a su vez, tres juegos diferentes desbloqueables. La verdad es que son interesantes, y no requiere mucho esfuerzo (a lo sumo, algo de tesón) acceder a ellos. Quizás no den tanto juego (traducido en horas) como los recopilatorios extensos de sudokus de los entrenadores cerebrales firmados por Nintendo, pero está claro que estos desbloqueables son más variados. Al fin y al cabo, no todo el mundo espera relajarse pescando en un entrenador mental.
El entrenamiento mental en si mismo consiste en lo que se puede esperar en el género a estas alturas: se realiza un pequeño test, en el que se van a medir campos como lógica, matemáticas, memoria visual y capacidad de atención. Se mide cuál es nuestro rendimiento, y se nos propone mejorar. En este juego se parte de la popular creencia (aunque falaz, como tantas otras) de que los humanos usamos un 10% de nuestro cerebro, al menos como gancho... pues el objetivo será alcanzar una puntuación de 100%. Evidentemente, esto es una medida tan poco científica como una edad cerebral óptima de 20 años, o el peso de la masa gris, pero sirve (que de eso se trata) como incentivo y objetivo final para el jugador.
Los retos propuestos en las diferentes pruebas van a centrarse en las destrezas que hemos detallado más arriba, y la verdad es que en este sentido las pruebas no son especialmente originales y nos van a resultar muy familiares en su mayor parte a poco que hayamos tenido contacto con otros representantes del género, haciendo de ésta la parte algo más floja del título, lo que es una pena pues, evidentemente, es el modo principal.
En total, lo que nos encontramos son 33 retos diferentes que se van desbloqueando poco a poco en los diferentes modos de entrenamiento, lo que nos va a llevar cierto tiempo desvelar por completo. Eso sí, ya lo hemos señalado antes: se trata más de una cuestión de tesón y de jugar regularmente que de hacerlo de manera sorprendentemente bien. Se mantiene así también la costumbre de premiar más al jugador habitual y constante que al deslumbrante desde un primer momento. Por supuesto, esto se refuerza con la acertada gráfica de nuestro progreso diario, como sucede con el test de estrés, y que es un elemento extrañamente obviado en otros juegos del género.
Las gráficas son bastante completas, al permitirnos ver nuestro progreso en general y también por las diferentes áreas que se entrenan, de manera que podemos ver en cuáles hay que mejorar más y centrarnos, así, en practicar esos minijuegos para, por ejemplo, resucitar nuestras habilidades de cálculo mental. De hecho, ya que estamos hablando de líneas sobre fondo blanco, lo cierto es que el juego presenta unos gráficos juveniles pero sin excesos, combinando, como decíamos al principio, un estilo desenfadado con algo de formalidad, dándole una estética propia que puede resultar atractiva para parte importante de su público potencial.
Sin embargo, lo más destacable en todo este apartado es cómo se defiende el juego a la hora de reconocer nuestra escritura. En los retos en los que hay que escribir números, el sistema empleado tiene un número de errores ínfimo... tanto que habrá que escribir especialmente mal para que nos malinterprete la caligrafía. Algo de lo que, desde luego, no pueden presumir los Brain Training.La música del juego es prácticamente anecdótica, aunque acompaña en ocasiones cuando tiene que hacerlo, y distrae lo suyo cuando toca, que también puede suceder. En cualquier caso, no es memorable ni destaca por sus defectos ni virtudes.