Análisis de Mystery Dungeon: Shiren the Wanderer (NDS)
Llega a nuestras portátiles la revisión de un clásico del rol japonés con un aspecto ligeramente renovado y unas interesantes funciones online.
Damián Riera Muñoz ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6.5
SONIDO
7
NOTA
7
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
6.5
Análisis de versión NDS.
Hará ya más de una década, la Super Nintendo, la consola doméstica de dieciséis bits, sacaba en su versión japonesa (conocida como Super Famicom) un juego de rol y acción que desprendía un fuerte aroma a tradición y leyenda, inspirado claramente en los clásicos de rol y mazmorras que poblaran las plataformas de videojuego de finales de los años ochenta y de toda la década de los noventa. La saga se llamó
En esta ocasión, los creadores de la saga, ChunSoft, quienes cuentan con varios años ya produciendo juegos de rol y mazmorras- con títulos en su haber tales como Pokémon Mystery Dungeon-, han decidido hacer renacer la mencionada saga y dotarla de suculentas novedades, aprovechando las características técnicas de la consola portátil de doble pantalla de Nintendo. En esta ocasión, SEGA se ocupa de la producción de un título que promete ofrecer acción sin límites y un reto más allá de lo imaginable para todos los jugadores que se atrevan con él.
Un guerrero sin rumbo fijo.
En Mystery Dungeon: Shiren the Wanderer controlamos a un
Nos enfrentamos, sin duda, a un juego de la vieja escuela, en parte por tratarse, precisamente, de un título con muchos años a sus espaldas. Nos recuerda en muchos aspectos a otro título de Nintendo DS que analizáramos hace unos meses: Izuna: Legend of the Unemployed Ninja. Mystery Dungeon, al igual que Izuna, es un título en el cual la exploración se combina con la acción, un juego en que las mazmorras se suceden una tras otra, repletas de monstruos, secretos y misterios, y en las que los escenarios nunca son los mismos, debido al sistema de generación de mazmorras al azar. Pero en el caso que nos ocupa hay un hecho que marca la diferencia respecto a otros juegos del género de los que podemos disfrutar hoy en día: en caso de que los enemigos y las inclemencias del escenario acaben con nosotros, volveremos a comenzar la aventura desde cero.
Pero no será un cero relativo: comenzaremos desde el primer nivel de la aventura, sin armas, sin dinero, y sin ninguno de los avances de nivel que hayamos conseguido con nuestro personaje. Será como si volviéramos a encender por primera vez la consola con la tarjeta de juego en su interior… O justamente todo lo contrario, ya que nuestro conocimiento sobre el juego será un poco mayor que la última vez: conoceremos mayores secretos sobre los escenarios, los enemigos, las armas y los utensilios que encontraremos. De la misma manera, elaboraremos mejores estrategias ante determinados enemigos (probablemente, los que nos dieran muerte la última vez), de tal manera que, seguramente, los venceremos más fácilmente, quizás utilizando determinado objeto, quizás pidiendo el auxilio de algún personaje para que nos acompañe en nuestra aventura.
En Mystery Dungeon repetiremos, por tanto, una y otra vez la aventura para conseguir llegar hasta el final del juego, pero en ningún momento estaremos jugando la misma partida. La generación de mazmorras al azar es uno de los puntos que hacen que esto suceda, pero también sucede gracias a que cada vez profundizaremos más en el juego, exploraremos más cuidadosamente cada rincón de cada escenario, y utilizaremos con mayor sabiduría las armas y los utensilios con los que nos obsequiará el mismo. Por otra parte, en determinados pueblos (una de cada cuatro pantallas desembocará en una población diferente) tendremos a nuestra disposición un almacén en el que podremos guardar determinados utensilios, para hacer uso de ellos cuando volvamos a pasar por la misma. Pero claro, si se trata de una población situada en un estadio avanzado de la aventura y perdemos la vida, no podremos volver a ver los utensilios que dejemos en su almacén hasta que no lleguemos de nuevo a ella.
En nuestra aventura, entraremos en contacto con muchos personajes, tanto en las poblaciones como durante el trayecto entre las mismas. Algunos serán amigables, otros no tanto. Algunos, como Orya, una hermosa mujer que ciega, literalmente, a los hombres con sus encantos, serán primero un enemigo a evitar y, posteriormente, un poderoso aliado. Las relaciones entre los personajes cuentan con una profundidad insospechada para el jugador acostumbrado a este tipo de títulos, ya que tanto nuestras acciones durante las diferentes aventuras en las que nos embarquemos como las conversaciones que tengamos con los personajes cambiarán nuestra relación con ellos, así como su actitud para con nosotros. Contaremos con varios personajes con los que podremos aliarnos para no luchar solos contra las hordas de enemigos, pero la salud de estos compañeros de aventuras también es limitada, y al cabo de un cierto número de golpes acaban por marcharse.
También tendremos la opción, en muchas de las poblaciones del juego, de acceder a las diferentes posadas para comprar comida (ya que nuestro personaje también puede morir de hambre si no lo alimentamos cada cierto tiempo); de entrar en tiendas de armas y utensilios, en los que encontraremos artilugios interesantes, como el sinfín de jarras que podremos utilizar en el juego, cada una con un modo de uso diferente del resto, algunas con poderes especiales, aunque en general todas constituyan una manera sencilla de aumentar la limitada capacidad de nuestro inventario; o de hablar con el herrero de la primera aldea para que mejore el arma que nosotros deseemos, pagando el precio correspondiente.
El problema implícito dentro del juego es que subir de nivel a nuestro personaje no es lo que nos otorgará la victoria en la aventura, sino más bien las múltiples mejoras en el armamento y en las armaduras y escudos que compremos u obtengamos en el juego. Esto nos obligará a deambular una y otra vez por las mismas mazmorras y escenarios, consiguiendo dinero y aniquilando enemigos para, una vez obtenido el capital necesario, dirigirnos a la primera aldea para hablar con el herrero y aumentar de nivel nuestro equipamiento preferido, cosa que, incidentalmente, reducirá el nivel de nuestro personaje a cero. Esto puede llegar a ser, por otra parte, frustrante, ya que avanzaremos muy lentamente en la aventura, y, en caso de morir con nuestro equipamiento más poderoso, nos entrarán ganas de estampar la consola contra el suelo y pisotearla furiosamente.
Para rizar el rizo, el abanico de enemigos con el que nos enfrentaremos contará con unos simpáticos seres que nos robarán dinero y objetos, así como otros que se acercarán a nosotros para convertir algún objeto de nuestro inventario en una mísera bola de arroz. Y cualquiera puede significar esa espada o esa armadura que tantos esfuerzos nos ha costado conseguir, y cuyas mejoras nos han costado horas y horas de juego. Pero no sólo eso: habrán enemigos que poseerán a otros, o simplemente, los devorarán, para aumentar su propio nivel. Y nosotros mismos podremos comernos la carne de algunos de nuestros enemigos caídos en combate para adquirir sus habilidades. Por opciones, que no falten.
Todo ello lo podremos ver en la primera aldea, experimentando en multitud de situaciones en el fantástico tutorial que el juego nos ofrece, a modo de retos o puzles para superar. Eso sí, si queremos adentrarnos en el tutorial, perderemos nuestro nivel, nuestro inventario y todo nuestro dinero, con lo que más nos vale que nos preparemos para ello. No obstante, cada vez que consigamos completar un puzle con éxito, obtendremos un objeto que nos resultará muy valioso la próxima vez que nos embarquemos en una aventura nueva.
Por otra parte, las opciones online del juego son muy interesantes: si caemos muertos en alguna de las mazmorras, podremos mandar una demanda de auxilio al servidor del juego en Internet, y esperar a que un alma caritativa nos eche una mano, rescatándonos o enviándonos una poción de resurrección. Por otra parte, también podremos entrar nosotros en el servidor del juego para rescatar a los jugadores caídos que lo demanden, intercambiando mensajes por escrito y, en ocasiones, negociando el rescate mediante alguno de los objetos que el auxiliado posea.
Sistema de juego y apartado técnico.
Podremos manejar a nuestro personaje tanto mediante el lápiz táctil como mediante la cruceta y los botones de la consola. Moveremos a Shiren en las ocho direcciones que nos posibilita la cruceta de control, aunque, ciertamente, las diagonales han sido muy pobremente implementadas, cosa que comprobaremos al jugar mediante los botones de la consola. Al final, la mezcla de los dos medios (el stylus y los botones frontales) parece la más adecuada, aunque el jugador deberá acostumbrarse a esta opción para sentirse cómodo con ella.
El sistema de combate es por turnos, aunque la acción se sucede sin interrupción, como también pasara con Izuna. Cada paso, movimiento o acción de nuestro personaje se cuenta como un turno, y se corresponderá con un movimiento, ataque o acción por parte de nuestros enemigos. Esto será, en ocasiones, muy molesto, ya que podemos ser acorralados por varios enemigos (que surgirán sin previo aviso desde cualquier parte del mapa) en menos que canta un gallo, y perder la vida aún más rápidamente. Por esto, deberemos elaborar estrategias de ataque y defensa convenientemente, evitando ser acorralado, y utilizando tanto armas arrojadizas como bastones y utensilios mágicos para salir bien parados de cada combate.
El apartado gráfico del juego no es nada del otro mundo, recordándonos demasiado al clásico de Super Nintendo en el que se ha basado la producción del título. Las mejoras en este apartado podrían haber sido mayores, aunque el estilo ‘retro’ del juego también puede jugar a favor del mismo, según sea el gusto de los jugadores. Eso sí, al original se le han añadido unos cuantos monstruos y escenarios más, lo cual es de agradecer, así como algunas imágenes de fondo en los menús del inicio de cierta belleza de diseño. La música del juego, por otra parte, tiene tintes orientales que acompañan perfectamente a la ambientación estética del mismo. Los efectos de sonido están, a su vez, bien realizados, aunque no cuenten con demasiada variedad.
La jugabilidad tiene algunos defectos importantes en la implementación del manejo del juego a través de la pantalla táctil, sobretodo a la hora de seleccionar las diferentes opciones en los menús. Por otro lado, el manejo enteramente a través de la cruceta y de los botones de la consola acaba por ser bastante engorroso, debido a la multiplicidad de opciones de movimiento y de acción con las que cuenta nuestro personaje. Así, la mejor opción es combinar ambos de la mejor manera posible, cosa que, lamentablemente, tampoco acaba de ser demasiado efectiva. Una lástima, ya que un mejor manejo del juego hubiera sido de agradecer, sobretodo en los casos en los que debamos compartir los escenarios con el resto de personajes del juego, momentos en los cuales el movimiento por los diferentes escenarios se hará, si cabe, aún más difícil. Por otra parte, el juego está íntegramente en inglés, sin traducción a nuestro idioma, cosa que lo hará aún menos accesible a un buen número de jugadores.
Conclusiones.
Mystery Dungeon: Shiren The Wanderer no es un juego apto para todos los públicos. Su carácter marcadamente ‘retro’ y su endiablada dificultad hacen de él un reto hasta para los jugadores más experimentados. Aún así, es un buen título, poseedor de una profundidad de concepto que no es palpable a simple vista, pero que se hace patente a medida que nos sumergimos en el universo del juego. Un clásico recomendado, sin duda, pero sólo para unos pocos.
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