Análisis de Metropolis Crimes (NDS)

Desde que Nintendo DS salió al mercado, poco a poco fueron apareciendo géneros que, en general, sólo aparecían para ordenador; y es que el pasear el lápiz por la pantalla táctil como si fuese el puntero del ratón, abría camino a la posibilidad de programar juegos que necesitaban mucha más precisión que una cruceta o un stick analógico, como por ejemplo las aventuras gráficas o, como es el caso que nos ocupa en este análisis, los juegos de investigación. Así, han ido surgiendo diferentes títulos de una gran calidad artística y jugable como Hotel Dusk: Room 215 o como los recientes juegos de la saga Professor Layton, que además de unas excelentes ventas, se han ganado el corazón de muchos jugadores, y con su gran calidad han allanando el camino a otros proyectos de la misma temática que tan sólo hace unos años suponía todo un riesgo para cualquier compañía.

También es cierto que esos títulos han colocado el listón muy alto, y el factor sorpresa hoy por hoy casi se ha diluido del todo, por lo que cualquier juego de este género se ve obligado a introducir nuevas fórmulas jugables, o al menos utilizar conceptos que le supongan cierto grado de carisma. Metropolis Crimes llega de la mano de Ubisoft dispuesto a sorprendernos con ambas cosas, y además viene con el orgullo de haber sido galardonado este año en la categoría de "Mejor Guión" durante el "Festival du Jeu Vidéo" en Paris en los Milthon 2009 por la calidad de su trabajo en el desarrollo del juego. Con semejante pedigrí, uno no puede más que esperarse un buen trabajo tanto en la historia como en la forma que se conduce al jugador hasta concluir el guión. Ahora bien, ¿será capaz de cumplir con sus aspiraciones?¿O por el contrario es todo una cortina de humo? Pasemos a resolver el caso.

Un detective ingenioso frente a una ciudad corrupta.

El juego te pone en la piel de Red Jhonson, un solitario detective al que no se le escapa ni la más mínima pista ni le intimida el sospechoso más duro. Trabaja resolviendo los asesinatos más enrevesados en Metrópolis, una ciudad ambientada en los EEUU de los años 1920, en la que el crimen es el pan nuestro de cada día, todo el mundo es sospechoso, y donde la policía se encuentra a medio camino entre la dejadez profesional y la corrupción. Ante semejante cuadro, no quedará más remedio que aguzar el sentido de la observación y sacar a relucir todo el talento analítico del que seamos capaces para poder resolver los casos que se nos proponen y descubrir a los verdaderos culpables. La aventura no se anda con rodeos, nada más empezar el juego, descubriremos que han asesinado a uno de nuestros mejores amigos, y de forma inmediata y sin más preámbulos ya pasaremos a la acción tratando de hilvanar las pistas que vamos descubriendo hasta desenmascarar al asesino y ponerlo entre rejas.



En total son cuatro misiones por las que nuestro personaje se irá desenvolviendo de forma secuencial, y que en principio pueden parecer inconexas, pero que en seguida nos dejan entrever que hay una relación entre ellas que poco a poco se va descubriendo hasta un final digno de un guión de película. Además, tal y como mandan los cánones en este tipo de tramas, conoceremos al típico policía sabelotodo que, a pesar de no ser mal tipo, es vago e incompetente, y al que habrá que decirle lo que quiere oír para que haga lo que nosotros queramos. Otro de los personajes indispensables es el confidente, alguien que nos dará pistas y consejos cuando no sepamos qué hacer o por donde tirar.

Investigar, analizar y concluir.

En cada uno de los casos podremos realizar tres pasos bien definidos, que son la búsqueda de pistas, los interrogatorios y el análisis de la oficina. Para la búsqueda de pistas dispondremos de una lupa (habrá que "fabricarla") que luego pasearemos por el escenario del crimen. Tan pronto pasemos por encima de una pista, aparecerá un icono que supondrá un minijuego.

Cada minijuego puede perseguir un objetivo diferente, que por ejemplo puede consistir en realizar un exhaustivo registro, descubrir y tomar huellas, o incluso desactivar alguna alarma. Para ello dispondremos de un sistema muy simple consistente en dos comandos: observar y usar. Con el primero podremos analizar un objeto desde varios ángulos, y podremos girar, desplazar e incluso acercarnos para apreciar con mejor detalle algo que nos haya llamado la atención. En este sentido hay que decir este sistema, a base de flechas y toques en la pantalla resulta un tanto arcaico; una animación en tiempo real que nos mostrase a voluntad cualquier perspectiva del objeto, así como un zoom dinámico, resultaría más agradable al jugador.

El segundo comando, "usar", permite interactuar con el objeto de múltiples maneras, ya sea arrancando una hoja, quitando un tornillo o pulsar un interruptor, lo cierto es que se pueden realizar una gran cantidad de acciones, si es que sabemos qué hay que hacer ante la situación. Efectivamente, lo normal es que de buenas a primeras no sepamos muy bien cómo afrontar la situación y estaremos muy a menudo, nunca mejor dicho, dando palos de ciego para ver qué pasa. Si a ello sumamos un reconocimiento mal implementado de nuestros gestos, en el sentido de que el juego no parece interpretar del todo bien nuestras intenciones, nos encontraremos más de una vez con un sentimiento de frustración cuando, al recurrir a nuestro informador, nos indique que había que hacer precisamente aquello que estábamos intentando.

Otro de los pilares de nuestra investigación son los interrogatorios. Tras seleccionar al personaje que queremos interrogar, comenzarán tres rondas de las que deberemos superar con éxito al menos dos de ellas. A su vez, cada ronda se compone de una serie de pruebas que podremos elegir de una lista de temas. En cada prueba aparecerán varias preguntas y respuestas que tendrán algo que ver con cualquier cosa que hayamos visto u oído desde el inicio del caso y que habrá que contestar correctamente dentro de un límite de tiempo, por lo que habrá que haber prestado atención a cada detalle, por mínimo que fuese, si luego no queremos ver cómo encadenamos un fallo tras otro, viendo impotentes cómo el personaje al que interrogamos se sobrepone a nosotros.



Para hacer más entretenido el interrogatorio, se ha introducido una barra en la que podemos observar el grado de nerviosismo del personaje al que hacemos las preguntas. Es un sistema que funciona bastante bien y nos deja ver claramente qué tal llevamos el interrogatorio. Las preguntas que se realizan están perfectamente adaptadas a cada situación, según el personaje y el caso que llevemos, aunque a la larga se aprecia repetitividad en el modus operandi, como por ejemplo realizar trazos para contestar a las preguntas, o el minijuego consistente en realizar toques en la pantalla cuando el contrincante aparta su mirada.

Como buen detective, Red Johnson cuenta con una oficina en la que dispone de un almacén de pruebas y un ordenador capaz de ofrecer más detalles sobre los objetos en los que no has podido concluir nada anteriormente, ya sea analizándolos o cotejando, por ejemplo, huellas dactilares. El sistema es muy simple en su funcionamiento, y no deja espacio a las típicas dudas de si uno lo está haciendo bien o no, el ordenador no se equivoca, no estropea las pruebas y es parco en palabras, por lo que en caso de no saber qué hacer, la típica estrategia de probarlo todo, acabará dando sus frutos. Finalmente, una vez que tengamos todo más o menos enfilado, sólo resta redactar el informe final, donde nuevamente una serie de preguntas sobre toda la investigación pondrán a prueba nuestros conocimientos del caso y concluiremos señalando al culpable entre los nominados.

La vertiente artística del juego está muy bien realizada, ya que Metropolis Crimes presenta el típico aspecto de una novela negra ambientada en los EEUU de los años ’20, y desde el vestuario hasta los decorados no desentonan en absoluto como tampoco lo hacen las melodías que acompañan. No obstante, el apartado técnico es bastante pobre, ya que son escasos los emplazamientos, escasas las animaciones, y sin duda hubiese quedado mejor el haber implementado algún vídeo, ya sea introductorio o en las situaciones en las que el jugador es un simple espectador, para mejorar el resultado final. Las melodías también son siempre las mismas además de escasas, y los efectos sonoros, aunque correctos, son totalmente discretos. Otro aspecto que no siempre gusta es el guardado automático: el jugador no decide cuando hacerlo, y a veces estaremos obligados a pasarnos cierto número de retos antes de ver que nuestra partida está a salvo. A cambio, uno conocerá ya qué hay que hacer y será más rápido realizando los ejercicios, lo cual influirá favorablemente en nuestro ranking detectivesco particular.

Conclusiones.

Metropolis Crimes goza de una historia que encandila, los casos enganchan al jugador gracias a la inclusión de minijuegos y lo exigentes que son las preguntas realizadas con el conocimiento de cada detalle. Sin embargo, en muchas situaciones el jugador sentirá una sensación de soledad, que se ve acentuada por ocasiones en las que la pantalla táctil no responde todo lo bien que debería hacer. Además, hay cierta repetitividad en los minijuegos y el apartado gráfico y sonoro merecían un trabajo más profundo. Pese a todo, a cualquier persona que le gusten este tipo de juegos de investigación y anteponga la diversión ante todo lo demás, disfrutará de este título gracias a su entramado y a su jugabilidad directa.