Análisis de Ferrari Challenge (NDS)
El año 2007 marca el 60 aniversario de la fundación de Ferrari como fabricante de coches en Maranello, no había, posiblemente, mejor excusa que ésta para lanzar Ferrari Challenge Trofeo Pirelli The Official Game – Eurpean Series, todo un homenaje a la marca italiana de deportivos y un juego para múltiples sistemas, entre ellos la portátil Nintendo DS.
Fue en 1929 cuando Enzo Ferrari, fundador epónimo de la marca, estableció un equipo para competiciones: la Scuderia Ferrari.
Luego, el proyecto pasaría a mayores cuando en 1947, en la región de Módena, se estableció Ferrari como fabricante y empezó a lanzar al mercado sus coches deportivos, convirtiéndose así en uno de los fabricantes más deseados y atractivos del mundo, haciendo del caballo rampante de su emblema todo un icono del mundo del motor.
El título, evidentemente, va a ser un juego de carreras en el que los coches de la marca italiana serán los protagonistas absolutos, girando en torno a la competición Ferrari Challenge Series, que tiene lugar desde 1993, y que se convierte aquí en la razón suficiente para proponernos conducir vehículos como el F430 Challenge, o el 575 GTC, sin olvidarnos del F348 Challenge, el primer coche que se usó en esta competición, por poner tan sólo unos ejemplos.
Todo esto se hace a través de una propuesta de control tradicional que, para unos, será poco arriesgada e innovadora, y para otros una apuesta segura. Desde luego, a nosotros nos parece que no es necesario forzar controles ni en Nintendo DS ni en Wii, y está claro que el control propuesto para un juego de coches es el más acertado que se ha podido ofrecer en la portátil. Éste gira en torno al uso de los botones de la consola, pero con opción para zurdos. En el control estándar para diestros, la cruceta nos permite girar el coche, mientras que aceleramos con A, frenamos con B y accedemos al retrovisor con X. Las marchas se cambian con L y R, y cambiamos la cámara entre las disponibles con el botón Select. Si optamos por el control para zurdos, la dirección pasa a los botones, y las funciones de estos a la cruceta. No es tan fiable, ni creemos que a estas alturas un jugador zurdo tenga problemas al usar su pulgar izquierdo en la cruceta y el derecho con los botones, pero no está de más contemplar esta posibilidad. No podemos olvidar que el juego es compatible con el cartucho de vibración de Nintendo DS, lo que puede ayudar al jugador a meterse en faena al hacer un buen uso (aunque no espectacular) de este periférico.
Los modos de juego pasan por el entrenamiento, que nos permitirá ir desbloqueando nuevos circuitos para usar en el resto de modos de juego, como las carreras contra el crono, o la práctica sin condicionantes. Pero eso no será todo, ya que se podrán conseguir también cartas que podremos usar en el juego de cartas que se integra en el título.
El modo entrenamiento pretende, claro, familiarizarnos con el control y los circuitos, y una voz (en inglés, aunque el juego tiene los textos conveniente localizados a nuestro idioma) nos dará instrucciones, además de toda la ayuda visual que se nos ofrece, como marcar la trazada óptima y las pautas de acelerar y frenar, puntuándonos por toda una serie de parámetros como el uso de la línea de carrera, el tiempo y posición, y el estilo, entre otras.
La Batalla de Cartas es un añadido interesante pero accesorio por completo en el que para jugar tendremos que sujetar la consola en posición lateral, como si fuese un libro, y nos invitará a usar la pantalla táctil, que resultará mucho más cómoda que la opción de usar la cruceta digital y los botones. Hay altas probabilidades, creemos, de que los jugadores prescindan casi por completo de este modo de juego una vez lo hayan probado, pues resulta un tanto anodino, ya que se basa en un juego de cartas que fue relativamente popular a finales de los setenta y principios de los ochenta en el que se dan diferentes datos técnicos de los coches de la marca Ferrari (aunque los había en sus tiempos de todo, como aviones) y se jugaba simplemente viendo cuál tenía mejores cifras. El único factor estratégico es poder ordenar nuestro mazo, y muy poco más, pero puede resultar interesante en determinadas circunstancias (y por un posible factor nostálgico, cuando lo haya).
En las carreras, lo que se nos ofrece un juego de espíritu arcade puro y duro, con una física consistente pero poco realista, y una inteligencia artificial por parte los rivales completamente nula, ya que irán por su ruta prefijada sin importarles demasiado lo que hacemos, por lo que no habrá mucha competición en ese sentido. Para solventar esto, nos encontramos con cuatro niveles de dificultad, desde el fácil hasta el experto, que tendremos que ir desbloqueando poco a poco. Esto puede ser un problema en la medida en que el fácil es excesivamente fácil y puede quitar la sensación de reto al jugador que se podría encontrar al empezar directamente en el medio, su pudiera.
Cada nivel de dificultad tiene cuatro desafíos concretos de entrenamiento que, una vez superados, nos abrirán las puertas a un buen puñado de retos adicionales en los que se nos irá puntuando con un sistema de medallas (bronce, plata, oro), del mismo modo que poco a poco iremos pasando por circuitos de Italia (como el de Monza, o Mugello), y de otros países, como Francia, Alemania, Bélgica o Reino Unido. Por desgracia, esto se traduce en la práctica en sólo ocho circuitos, una cifra abiertamente escasa para los estándares actuales.
Ferrari Challenge cuenta también con un multijugador, accesible tanto con una única tarjeta de juego como con una tarjeta por jugador, claro. Si tenemos sólo una tarjeta, podemos jugar a la Batalla de Cartas, y carreras algo limitadas, pero si hay una tarjeta por jugador, las opciones son apenas algo más amplias. Su inclusión es positiva, pero ofrece realmente pocas opciones de juego.
Los modelos de los coches, aunque bien caracterizados y reconocibles, se ven un poco pixelados y fieles a los modelos reales, con todo lujo de detalles, tanto en lo que respecta a la equipación del coche como a los colores y la decoración del mismo. Por otro lado, al entrar en carrera los coches que compiten contra nosotros muestran una cierta tendencia a perder calidad gráfica según su distancia con respecto a nosotros. Por otra parte, el nivel de detalle de los escenarios y de las pistas es bastante alto aunque hay cierta tendencia a la simpleza de sus entornos.
De hecho, las pistas, en general, representan ambientes relativamente amplios y son reproducciones acertadas que se ven afectadas, eso sí, con una distancia de dibujado algo limitada que permite que se aprecie la generación brusca de la carretera y su entorno en pantalla (el llamado efecto popping). El apartado gráfico, en líneas generales, cumple con lo esperable, pero muestra, como vemos, algunas carencias, que se compensan con detalles interesantes. Por ejemplo, la acción se concentra en la pantalla superior, mientras que la inferior nos da la información más destacable (velocímetro, plano del circuito, etc.), variando en función del coche que controlemos. Sin embargo, no se ha logrado limpiar por completo la pantalla superior, que muestra información como los tiempos y las vueltas que llevemos al circuito.
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