Análisis de Coraline (NDS)
Imagina que tus padres se van a vivir a una gran casa apartada de la ciudad, en un lugar muy tranquilo, tan tranquilo que te pasas el día investigando el nuevo lugar. Si además añadimos que nuestros padres son adictos al trabajo y no nos hacen ni el más mínimo caso, deberíamos ir pensando en cambiar a éstos por nuestro bien, ¿no?.
Coraline es una novela que nació en 2002 y que cosecho grandes éxitos a nivel mundial. Hace un tiempo, Henry Selick, el aclamado director de Pesadilla antes de Navidad, vio el éxito que podía acaparar la pequeña protagonista si pasaba por sus manos y, la verdad, no iba nada desencaminado.
Así, Coraline nace como una nueva gran producción cinematográfica basada en la novela de gran éxito de Neil Gaiman -Sandman, Orquídea Negra, etc.-. Éste último, es un escritor británico que dejó sus estudios a medias para dedicarse a lo que más le gustaba: escribir, pero en su vida no solo estaban las novelas, sino que también era un fanático de los cómics.
Seguramente pocos de vosotros habréis oído hablar de la pequeña Coraline y es que en nuestro país poco se ha hablado de este film, pero estamos delante de la primera película rodada por Stop-motion -técnica de animación que aparenta el movimiento de objetos estáticos mediante fotografías- totalmente en 3D y en alta definición.
Aunque a primera vista el Stop-motion pueda parecer una técnica desfasada y poco usada es bueno recordar que grandes películas como Pesadilla antes de Navidad, Wallace and Gromit, Chiken Run o incluso en la primera versión de King Kong han usado está técnica. Por no hablar de series infantiles con las que hemos crecido -véase Pingu- u otras no tan inocentes como The Pjs. Pero vamos a lo que interesa, el juego.
Entonces... ¿cambiamos de padres?
El Palacio Rosa será el nuevo hogar de la familia Jones, una casa realmente enorme y sobre todo, rosa. En ella, podremos encontrar una guardilla habitada por el Sr. Bobinsky, antiguo director de un gran conocido circo Ruso, y un sótano, habitado por dos mujeres: la señora Spink y la señora Forcible, antiguas actrices de teatro. También rondará cerca de la casa el joven Wybie y su gato negro, y aunque nos pueda parecer un acosador de Coraline, pronto nos daremos cuenta de que conoce muchos secretos y que las intenciones que tiene con la protagonista son buenas.
Ya que nuestros padres se pasan el día delante del ordenador trabajando y no nos tienen en cuenta, lo mejor será divertirse conociendo a nuestros vecinos o rebuscando en cada rincón de la casa. Toda la historia empieza cuando descubrimos una pequeña puerta en el salón, una puerta que aparentemente no lleva a ningún sitio. Una puerta estúpida. Pero tus extraños vecinos parecen conocer rumores y habladurías sobre dicha puerta, hasta que una noche Coraline oye ruidos en el salón y decide mirar dentro de ésta. Su sorpresa: un túnel que lleva de nuevo a su casa.
Todo más bonito, pero con ojos de botón.
Al atravesarla, veremos la misma casa, pero algo diferente. Todo está ordenado, limpio y lo más increíble, sus padres no están trabajando, sino que están por ella. Sin embargo sus ojos son botones, como si de muñecos se tratara, y aunque Coraline sabe que tiene otra familia, el amor y dulzura de sus "otros" padres hace que visite más intensamente a éstos. Eso sí, pronto descubrirá que no todo es tan bonito y que la intención de los "ojos de botón" va más allá de cuidar de su "hija".
El juego da un paso sobre las aventuras gráficas, y es que Coraline es un juego centrado en la investigación, aunque no solo eso, los programadores han pensado lo aburrido que puede resultar el hecho de investigar, sobre todo para los jugadores no habituados a este tipo de juegos, por lo que han añadido varios minijuegos. Todos variados y diferentes para que no se hagan repetitivos: podremos matar bichos en la bañera con nuestro stylus, pasando por hacer música con unos ratones o escapar de una pesadilla, entre otras.
Por si fuera poco podemos coleccionar nuevos trajes, para cambiarnos desde nuestra habitación cuando queramos. El repertorio de vestidos tampoco es que sea muy extenso, pero es algo de agradecer.
En definitiva, la mecánica del juego es muy sencilla: controlaremos a Coraline con el stylus y la moveremos por toda la casa hablando con las pocas personas que encontremos, buscando objetos -principalmente botones de vestir- e interactuando con todos los ítems que podamos. Los minijuegos irán apareciendo en determinados momentos de la historia y normalmente una vez acabados ya no se podrán volver a jugar, para eso en el menú principal tenemos la sección "colección", que servirá para ver los objetos que tenemos, los trajes y para poder rejugar estos minijuegos. Se nos dará la opción de jugar con un control tradicional, es decir, con la cruceta, pero pierde parte del encanto, y además el control está mal implementado ya que en cuanto veamos la opción de acción pulsaremos A para acceder a ésta, sin embargo, cuando aparezca el signo de entrada a otra habitación tendremos que hacerlo mediante la pantalla táctil porque no obedece ni con A ni con ninguna otra tecla de la consola.
Por otra parte la cámara será fija, por lo que no tendremos control alguno sobre la misma. Este detalle, pese a que realmente no molesta, hará que en algunas ocasiones nos choquemos con las famosas paredes invisibles que ya incluían los videojuegos de antaño.
Cine para toda la familia ¿Juego de niños?
Es bien sabido que las películas Henry Selick tienen un toque peculiar, bien al ser producidas con la técnica del stop-motion (las tres suyas la usan) podríamos pensar que son para niños, pero más bien está dirigida a un público mucho más amplio haciendo que a cualquiera se nos pueda poner la piel de gallina al ver una obra suya. Como no, Coraline no iba a ser diferente e igual que en el film, el juego está dirigido a todos los públicos, eso sí, su dificultad puede llegar a ser desesperante para el más pequeño de la casa. No es que el juego suponga una dificultad elevada en cuanto a puzles por resolver o que en los minijuegos se nos pida una gran habilidad con el lápiz, más bien, es el hecho de que muchas veces no se nos dice dónde tenemos que ir, no tenemos una lista de objetivos, ninguna guía de ayuda, nada de nada. ¿Que nos queda? Dar vueltas y vueltas por la casa en busca de alguna cosa que haya cambiado, algún icono de acción o que nos aparezca un personaje nuevo. Muchas veces se nos pide demasiada paciencia para hacer esto, según el jugador puede llegar a hacer que guarde la partida y acabe el juego.
¿Pero la casa no era rosa?
El juego luce un diseño increíble y nos transporta a la película, las habitaciones están perfectamente recreadas y el movimiento de los personajes es bueno y detallado. Pero no todo es tan bonito como se pinta. Empezando por pintar, en la versión portátil del juego el famoso Palacio Rosa no es rosa, sino marrón, como si habláramos de una casa vieja. Y podrías pensar que no importa, y de hecho, así es si no has visto el film, de lo contrario lo verás todo distinto, lo verás como una absurda imitación de casa. Rs una pena, y aunque sirva de consuelo, en cuanto viajéis al otro mundo la paleta de color rosa se podrá apreciar mejor (tampoco mucho).
Por otro lado recordar el tema de las paredes invisibles, en los tiempos que corren deberíamos ser capaces de evitar estos problemas, y es que no cuesta nada hacer retroceder al personaje a la llegada de éstos, poner objetos o cualquier tontería, todo, antes de intentar pasar por un camino que, por arte de magia, no podemos. Para ir rematando, la consola ha demostrado en varias ocasiones que es capaz de mover los videos que ella quiera y como quiera, en Coraline no los veremos, en su lugar, podremos apreciar cuatro maneras distintas de seguir la historia.
Cuando la historia se centre en la niña, podremos ver geniales dibujos que nos lo cuentan, con un nivel de detallismo asombroso y realmente bellos. Si la persona que nos habla es alguno de nuestros padres (sea del mundo que sea) lo veremos con el motor del juego. Y si hablamos de algún aspecto general veremos una imagen del film. Pero si el que nos habla es alguno de nuestros fantásticos vecinos, sus movimientos se verán reflejados por recortes del largometraje puestos en movimiento de forma horrenda, brusca y con unos contornos la mar de pixelados.
Y os recordamos que el juego no cambia de escenario, siempre estaremos en el mismo lugar, el Palacio Rosa (o marrón), aunque ésta cambiará de aspecto al ir de un mundo a otro no deja de ser el mismo lugar con la misma distribución, y en los alrededores igual, de vez en cuando al avanzar podremos ver algún lugar nuevo, pero durante un escaso tiempo y normalmente sin retorno para éste.
Podremos pasar algunas cosas por alto, y nos centraremos en sus bellas melodías, sí, bellas pero cortas, bellas pero escasas y sobre todo, bellas y repetitivas. Y es que el juego empieza con la misma canción con la que acaba. En cierta manera es lógico ya que los juegos usan una melodía distinta según el territorio en el que nos encontremos y en éste siempre estamos en el mismo. La música varia más bien poco, solo en ciertos momentos de tensión que duran escasos minutos o en algunas escenas que la música definitivamente desaparece y nos agradece con unos instantes de relajante silencio.
Quizá porque el juego es realmente corto no se ha trabajado en más melodías. No, no es excusa y es que en un juego corto deberíamos poder sentir grandes cosas en poco tiempo, con sonidos que nos lleguen al corazón y música que haga ponerse nuestra piel de gallina y el mundo de Coraline digital no lo consigue. Además, por desgracia este tipo de juegos no suelen ser rejugables en ningún sentido, y eso que en Coraline podremos coleccionar objetos y vestidos, pero ni aún así se nos volverá a pasar por la cabeza el volver a jugarlo en un largo tiempo.
Para los más fans
La idea de Coraline podría haber sido increíble si realmente se hubiera trabajado a fondo en esta versión, pero por desgracia hay dos juegos en Nintendo DS con un estilo muy parecido que le sacan mucha ventaja a la pobre Coraline, y es que Another Code y Hotel Dusk: room 215 le ganan en cuanto diseño, sonido y calidad como juegos. Eso sí, aunque diferente, la historia que cuenta Neil Gaiman en su novela está repleta de magia y fantasía y como no, de misterio y emoción.
Seguro que para muchos el juego pasará desapercibido, pero los más fans de la novela o incluso del genial director Henry Selick recibirán el juego con los brazos abiertos, sabiendo perdonar los fallos que ha tenido está versión para la pequeña de Nintendo.