Análisis de COP: The Recruit (NDS)
A pesar de los cuatro años que lleva Nintendo DS en el mercado y del hardware relativamente limitado que posee, al menos en comparación con la competencia, parece que las productoras de videojuegos están empeñadas en alcanzar límites cada vez más y más altos. Ya sea diseñando nuevas rutinas de compresión de vídeo o increíbles algoritmos de tratamiento de imágenes, el caso es que a lo largo de todo este tiempo han ido apareciendo juegos con una complejidad técnica cada vez mayor, y que los programadores han sabido aprovechar a su favor para diseñar y recrear entornos y situaciones fieles a las ideas originales sin depender tanto de las limitaciones de la máquina.
Éste es el caso de C.O.P.
The Recruit, un juego capaz de representar una metrópolis como New York, con sus ubicaciones más emblemáticas tales como Central Park o la mismísima Zona Cero, y perfectamente ambientada a lo largo y ancho de todas y cada una de sus calles, al más puro estilo Grand Theft Auto, mostrando una libertad de movimiento y un entorno en tres dimensiones real, que hasta la fecha muy pocos equipos de programación pueden presumir de haber logrado en Nintendo DS.
¿Serás tú quien salve a la ciudad?
El juego nos pone en el papel de Young Miles, un personaje que se dedicaba a las carreras ilegales y cuya pericia en la conducción de vehículos llamó la atención del policía Bradley Winter, quien logró reclutarlo y convertirlo en un agente de la División de Control de la Ciudad, lugar donde podría poner al servicio del bien y la justicia sus capacidades innatas al volante, sin dejar de disfrutar de todo lo bueno de su anterior vida: acción, persecuciones y tiroteos. Sin embargo, nuestro mentor sufre una encerrona y acaba arrestado y encerrado en la cárcel, por lo que nos embarcaremos en una investigación para descubrir los verdaderos motivos que han causado su detención y restaurar su honor. Poco a poco la aventura se va llenando de complejidad, y la trama va descubriendo una historia digna de película, con situaciones que nos llevarán dentro y fuera de la Ley, todo con el altruista objetivo de prevalecer el bien y salvar la ciudad.
Lo primero que llama la atención de C.O.P. the recruit es el gigantesco entorno urbano del que disponemos con una gran multitud de detalles. Como hemos dicho, se trata una recreación de la ciudad de New York, por la que podremos campear a nuestras anchas por las principales calles de la metrópoli, bien a pie o bien utilizando cualquiera de los más de 30 vehículos que circularán libremente por las calles y que en cualquier momento podremos confiscar en pro de la justicia para realizar las misiones que se nos van planteando. Lo cierto es que la ciudad transmite una buena sensación de vida, por la multitud de personas caminando por las aceras y por la cantidad de tráfico existente, sensación que se ve reforzada por una serie de sonidos urbanos (personas, acelerones, ruidos de motores, sirenas...) que acompañan en todo momento.
Además, la mayoría del mobiliario urbanita es destructible, y los vehículos presentan unas físicas bastante realistas a la hora de conducirlos, de tal forma que el jugador puede sentir la agilidad de un deportivo o la pesadez y masa de un autobús, y también se puede comprobar cómo reacciona un vehículo cuando se frena en una curva con el agarre de las ruedas al límite o cuando se conduce sobre un asfalto helado. También se ha sabido sacar provecho de las limitaciones de una manera bastante convincente, así por ejemplo, por más que intentemos disparar a la gente, no matamos a nadie, todos los ciudadanos estarán dispuestos a ceder su vehículo a tan gentil agente de la Ley, y la policía siempre nos reconocerá allá por donde vayamos y no nos perseguirá por circular por las aceras ni por coger prestado ni siquiera su propio vehículo. Es bueno ser policía.
El juego se desarrolla en base a misiones que debemos ir cumpliendo, y ya desde la primera empiezan a surgir objetivos alternativos según avanzamos. Así, puede que mientras nos dirigimos a cierto punto, surja una llama de emergencia en la que se pidan refuerzos debido a que se está cometiendo un atraco a un banco, o por ejemplo controlar a determinado coche que circula a gran velocidad. Sin embargo, y pese a que se agradece variedad en este sentido, algunas de las misiones con las que nos encontraremos requieren de disponer de ciertas habilidades o armamento que no tendremos hasta más adelante, y ello supondrá cierta sensación de frustración al tener que dejarlas para otra ocasión, sin saber realmente cuando.
Hubiese estado mejor que se implementase una curva de dificultad de las misiones alternativas acorde con el desarrollo del jugador, tal y como sucede con la línea argumental principal. Cada una de las misiones principales que se van realizando, abre el camino para cumplir dos o tres más, aumentando más aún el abanico de posibilidades a la hora de elegir según nuestros gustos, aunque al final haya que pasar por todas. También hay tres tipos de misiones de coleccionables tan variopintos como destruir barreras de seguridad con nuestro vehículo, destrozar con nuestras armas los anuncios de políticos corruptos, y la realización de fotos de lugares emblemáticos repartidos por la ciudad, que podremos realizar en cualquier momento, ya sea en medio de una misión o cuando queramos relajarnos dando una vueltas por las calles.
Los objetivos a cumplir gozan de cierta variedad, tan pronto tenemos que hacer una visita a algún conocido hacker de la ciudad, como infiltrarnos en alguna fiesta privada, sorteando guardias y llamando su atención para que se muevan de su lugar y así burlarlos y pasar por la puerta que tan celosamente custodiaban, al más puro estilo Metal Gear. Además, para las misiones que tendremos que realizar a pie y con arma en mano, se cambia a una perspectiva desde detrás del personaje modificándose la forma de controlarlo, utilizando la típica en Nintendo DS de los juegos en primera persona que tan buen resultado da, esto es, controlando avance y disparo con la mano que sostiene la consola, y direcciones hacia donde nos movemos con la mano que sostiene el stylus.
Lo cierto es que habrá que combinar el control típico de mover con la cruceta con el de primera persona según lo requieran las circunstancias, y ello le proporciona aún más atractivo y variedad a la aventura. Sin embargo, en las fases de disparo la diversión se ve truncada debido a una dificultad un tanto desproporcionada al tener que enfrentarnos en la mayor parte de las ocasiones a una gran multitud de enemigos en un entorno cerrado que siempre aciertan cada vez que disparan y además de estar siempre moviéndose, tienen la manía de acercarse demasiado a nuestro personaje, bloqueando los movimientos y evitando que disparemos con precisión.
Las misiones de conducción también resultan cuando menos extrañas, porque además de tener que destruir el coche que perseguimos a base de chocar contra él para detenerlo, éste tiene la manía de circular siempre por la mediana de la carretera sin cometer el más mínimo error, con un tráfico muy espeso que al mínimo roce nos detendrá en seco, independientemente de que conduzcamos un deportivo o un camión de bomberos.
El juego pone a nuestra disposición una Consola de Control de la Ciudad, también conocido como "3C", manejable desde la pantalla táctil de la consola. Se trata de un aparato que se utiliza como un PDA o teléfono móvil y que proporciona una considerable ayuda en la aventura. Además de las funciones básicas de teléfono, envío y recepción de mensajes de texto, correo electrónico o GPS, también se utilizará para abrir puertas mediante códigos, grabar sonidos, hacer fotos, controlar cámaras de vigilancia, radar de asistencia en las misiones de sigilo o por ejemplo planificar misiones de asalto donde podremos decidir cómo repartir a los demás policías según el número de enemigos que hay en cada habitación.
También nos proporcionará información de las misiones cumplidas, localizaciones clave de la aventura y la ciudad, y una especie de wikipedia donde podremos conocer diferentes personajes que nos encontraremos y los tipos de vehículos que podremos llegar a conducir en nuestra aventura. Sin embargo, manejar la 3C resulta en bastantes ocasiones frustrante en el sentido de que cuando realizamos scroll en una lista, seleccionaremos sin querer algo que no deseamos, y la nueva pantalla de información que se abre no tiene forma de retroceder, por lo que estamos obligados a salir completamente y repetir de nuevo el proceso, lo cual es bastante molesto y rompe con la dinámica de juego.
Conclusiones
C.O.P. The Recruit ha nacido para demostrar que los límites están para superarse. Los programadores han sabido recrear toda una ciudad como New York con un detalle más que satisfactorio, a cielo abierto, con edificios, calles, vehículos, personas, parques y puentes, transmitiendo la sensación de que la metrópolis tiene vida y que se mueve independientemente del jugador, con una suavidad digna de elogio que no se resentirá en absoluto por más que forcemos la situación. Los defectos vienen más por la manera artificial de resolver ciertas situaciones, por la dificultad bastante elevada que suponen las misiones con arma y un manejo algo tosco de la 3C, detalles que se podrían solventar en futuras ediciones de este título que esperamos se convierta en una saga, permitiendo a los usuarios de Nintendo DS sacar pecho y presumir de un juego de estas características.