Análisis de Cooking Mama World: Aventuras en el campo (NDS)
Quizás no suene de la mejor manera, pero Mama quiere salir de la cocina, así que se prepara para ir de camping con un nuevo título lleno de minijuegos que repite en Nintendo DS bajo el título de Cooking Mama World: Aventuras en el campo, prometiendo una isla por explorar y nuevos contenidos por descubrir.
Sin embargo, pronto descubrimos que esas novedades no son sustanciosas y que, aunque hay cierto cambio en la ambientación del juego, su capacidad para aportar algo refrescante a la fórmula es tan limitado que apenas nos enteraremos de cómo puede repercutir esto en el juego en su parte nuclear.
Es cierto que podemos explorar -más o menos- la zona de la isla en la piel de los retoños de Mama y Papa mientras buscamos minijuegos a los que hacer frente, pero esto apenas consigue remozar o aportar interés al eje principal, que sigue estando en esos minijuegos, por supuesto.
Es cierto que se introducen cambios, como el hecho de ser atacados por algunas malas bestias de la isla, pero luego su ejecución no deja de ser la más típica posible en esta serie, solo que en forma de cortar madera, preparar un fuego, o cazar mariposas. Otros son un poco más diferentes, como cruzar un río que está lleno de hipopótamos, o incluso jugar a "Simón dice" en una versión muy especial.
Los juegos incluidos se basan en explotar el uso de la pantalla táctil, pero la sensación general es que son muy sencillos, simples incluso, cortos y con poco recorrido rejugable. Esto es un lastre en un título que se basa en minijuegos, pues se supone que una de sus características fundamentales es, precisamente, la rejugabilidad y lo adictivo de su propuesta.
Se incluyen elementos para captar nuestra atención, como los objetos por compilar, así como el registro de insectos o peces, pero le falta un mejor planteamiento en este terreno, algo que realmente incentive al jugador para conseguir llenar estos catálogos a tope. Algo que, sobra decirlo, habría ayudado mucho en el terreno de la rejugabilidad.
El toque ligeramente aventurero de explorar la isla y encontrarnos con obstáculos por superar podría haber ayudado también a cubrir ese terreno, o al menos a mejorar la duración del título, pero entre lo pobremente implementado que está y lo poco interesante que resulta, está claro que quizás hubiera sido mucho mejor para el título seguir apostando por reforzar el núcleo jugable en vez de irse por derroteros que no se han sabido resolver con soltura.
Además, no podemos negar que el juego se centra enormemente en reforzar los estereotipos sexuales en lo referente a los roles sociales establecidos. El hecho de que los minijuegos de Mama giren en torno a la cocina y los de Papa en torno a cosas como montar un tirachinas puede dar tema a quienes busquen la típica noticia de "los videojuegos son el demonio" que cíclicamente saltan en los siempre bien documentados noticiarios nacionales (perdón por la ironía). En todo caso, es cierto que es una ligera torpeza social, pero no deja de ser un sencillo mecanismo para que el jugador sepa qué tipo de minijuego le espera al ver a estos personajes, y desde luego en ese terreno cumple su cometido sobradamente, que es de lo que se trata.
El estilo visual del juego es el ya clásico de la serie Mama, con un toque desenfadado, como de dibujos animados simpáticos, con cierto toque chibi (esos dibujos japoneses con personajes cabezones), y es algo que se agradece. El salir de la casa para ir a una isla aporta algo más de variedad, y ahí es donde el juego gana mucho. Sin embargo, debemos recordar que esa variación visual no se corresponde luego en la realidad con la jugable. Más o menos sucede lo mismo con la música: las nuevas melodías logran adaptarse a este nuevo entorno, y es posiblemente uno de los aspectos más logrados del título.
Conclusiones
Ni siquiera el cambio de localización para llevarnos a una isla, muy lejos de los cómodos fogones del hogar, consigue que la saga no acuse su desgaste. Muchas entregas en poco tiempo, todas demasiado parecidas, y sin capacidad -al menos en apariencia- por parte de sus responsables para conseguir renovar las bases reales de la serie. Los minijuegos de Cooking Mama World: Aventuras en el campo resultan, con grandes excepciones, poco inspirados, demasiado simples y no excesivamente adictivos, que es lo que acaba, sin duda, jugando muy en su contra. Si lo que había caracterizado a la saga hasta ahora no logra estar a la altura de las circunstancias, está claro que algo ha fallado en su planteamiento. Con todo, debemos suponer que podrá convencer a los más apasionados por los minijuegos que no tengan a la vista nada mejor que llevarse a su Nintendo DS.