Análisis de Anno: La Creación de un Nuevo Mundo (NDS)
Tremendamente popular en Alemania, y todo un referente en el mundo de los juegos de estrategia y gestión de centros urbanos, la serie Anno se ha mantenido hasta la fecha fiel al mercado de los compatibles, si bien es cierto en 2007 visitó de forma sobresaliente la portátil de doble pantalla de Nintendo con la entrega Anno 1701. Con el genial Anno 1404 para compatibles ya en el mercado, los usuarios de Nintendo DS y Wii -por primera vez- tienen la oportunidad de demostrar sus dotes como líderes de una emergente nación en un título de estrategia, muy asequible en todos los sentidos, que no por ello pierde el encanto que ha logrado que esta saga se labre un hueco de honor en el mercado de los juegos de estrategia.
Izad las velas y partid en busca de nuevas tierras
Anno 1701 para Nintendo DS fue toda una sorpresa. Sus desarrolladores, Keen games, lograron crear un título de estrategia muy completo a nivel de opciones que solventaba con nota dos de los problemas más importantes en este tipo de adaptaciones. Por un lado, crearon un sistema de control perfecto para el tipo de juego que se planteaba, al que le acompañaba una interfaz de usuario tremendamente clara que nos permitiría controlar todos los aspectos jugables del título sin grandes complicaciones. Esta continuación de la serie, que llega junto a una versión del mismo para Wii –comparten tanto el estilo gráfico como la historia, con mismas secuencias cinemáticas incluso-, se mantiene completamente fiel a lo visto en Anno 1701, por lo que poco más podemos añadir: vuelve a convertirse en un gran juego de estrategia que sin duda hará disfrutar a los fieles seguidores del género en la portátil de doble pantalla.
En esta ocasión, Anno: La Creación de un Nuevo Mundo nos propone sacar adelante a una colonia de occidentales en pleno siglo XV. Para ello, contaremos con grandes sumas de dinero y diversas materias primas que, previamente, habremos extraído de la tierra. ¿Cuál será nuestra labor principal en el juego? Bien, básicamente, nos dedicaremos en cuerpo y alma a construir edificios y enlazarlos entre sí con caminos mientras tratamos de satisfacer todas las demandas de los ciudadanos.
Por tanto, para los no habituados al género, hay que tener en cuenta que en Anno no manejamos directamente a ningún tipo de personaje en concreto, limitándonos a ver cómo los ciudadanos reaccionan de forma automática y natural a nuestras acciones. Esto significa que si satisfacemos sus demandas mejorarán su estado social, mientras que en el caso contrario el progreso se convertirá en regresión.
La interfaz de usuario destaca en este caso por ser tremendamente sencilla y eficaz, facilitando muchísimo las cosas. Así, por ejemplo, bastará pinchar sobre el hogar de uno de nuestros habitantes para conocer con exactitud sus demandas que, por cierto, serán más difíciles de satisfacer conforme éstos prosperen socialmente. De este modo, pasarán de pedirnos una simple capilla cerca de su hogar, a reclamar la presencia de una gran iglesia junto a un colegio de monjas, un hostal, alimentos de mayor nivel o ropa. Y si seguimos avanzando socialmente hablando, todas estas demandas que en principio pueden parecen difíciles de satisfacer, se convertirán en una especie de chiste frente a las exigencias de la nobleza y aristocracia.
Por suerte, nosotros nos vengaremos de estos ciudadanos tan tiquismiquis con los impuestos. Dependiendo de la clase social con la que tratemos, podremos modificar las tasas que se les cobrarán de una forma muy sencilla (subiendo o bajando una barra) e independiente entre sí, por lo que nuestros ciudadanos más humildes pueden tener unos impuestos realmente bajos, ya que en verdad su apoyo económico tampoco es demasiado elevado, mientras que la aristocracia paga los platos rotos con unos impuestos algo más elevados de lo normal (para eso tenemos una escala de colores que ayuda mucho). ¿Qué podemos conseguir si agobiamos en exceso a nuestros habitantes con impuestos? Lo normal, que es generar descontento. Por eso, hay que cuidar mucho este aspecto –sin llegar al nivel de realismo de Anno 1404- intentando mantener un equilibrio entre lo que esperamos hacer y lo que podemos exigir a nuestros ciudadanos.
Con las demandas de nuestra población como principal foco de atención, a la hora de edificar debemos tener muy en cuenta que no todo consiste en llenar los almacenes de alimentos y productos de gran nivel para que los ciudadanos luego se aprovisionen en los mercados. Como hemos visto unas líneas más atrás, muchas de las peticiones que nos harán de cara a mejorar socialmente hacen referencia directa a un tipo de construcciones especiales. Será nuestra la labor de construir los hogares de nuestros ciudadanos de tal modo que el mayor número de los mismos entren en el radio de influencia de construcciones tan importantes como las capillas o iglesias, los baños públicos, las casas de bomberos, hostales, etc. Obviamente, cuanto mayor sea nuestra urbe más construcciones de este tipo deberemos crear, pero siempre conviene tener en cuenta el radio de influencia de dichas edificaciones para evitar gastar el dinero tontamente.
Y estas estructuras no serán importantes únicamente de cara a lograr que nuestros ciudadanos prosperen, puesto que también las habrá que impidan catástrofes de todo tipo. Incendios, plagas de ratas, enfermedades… muchos son los peligros con los que podemos toparnos durante la partida, por eso, conviene construir edificios destinados a proteger a los ciudadanos de amenazas como las citadas. Este tipo de estructuras actuarán igual que el resto, es decir, tendrán un radio de influencia sobre el que actuarán de forma automática en caso de que se declare un incendio (veremos a los bomberos correr con cubos de agua hacia el fuego), o que las ratas castiguen a los habitantes de una casa, por ejemplo.
Pero hasta el momento, hemos dejado a un lado uno de los aspectos más importantes de la serie Anno, que es el de la recolección de recursos. Como buen juego de estrategia que es, a la hora de construir cualquier estructura no solo nos bastará con invertir una determinada cantidad de oro, sino también, varios tipos de materiales que antes habremos extraído de la tierra o, por qué no, comprándolos en el mercado. Muy simplificado con respecto a los títulos vistos en PC, como explicaremos a continuación, en esta obra para Wii no se ha perdido por fortuna la necesidad de salir a alta mar en busca de islas que satisfagan las demandas de nuestros ciudadanos. Y es que por muy bonita que nos parezca la tierra donde se ha asentado nuestra urbe principal, cada isla que compone el gran mapa por el que nos movemos, tendrá una determinada fertilidad hacia determinados productos (dato que aparecerá reflejado en la pantalla superior de la portátil), por lo que perfectamente podemos encontrarnos en una isla donde hay canteras de las que podemos extraer roca y hierro, o suelo en el que cultivar de la forma más eficiente posible cereales y, en cambio, no poder cultivar de ninguna de las maneras cáñamo, seda, o especias con las que satisfacer las demandas de algunos ciudadanos. ¿Qué nos queda en esos casos? Muy fácil, coger un barco e ir en busca de una nueva isla.
Nuestros barcos de exploración tendrán la capacidad de crear un almacén en cualquiera de las islas deshabitadas con las que se topen, logrando de este modo que éstas pasen a formar parte de nuestro imperio. En estas zonas, a diferencia de lo visto en compatibles, podemos crear directamente las plantaciones o manufacturas requeridas para extraer los materiales deseados sin mayor preocupación. Así, no tendremos que preocuparnos de cargar un barco con las herramientas necesarias para construir una plantación de arcilla, por ejemplo, puesto que todos los recursos que obtengamos podrán usarse en todas las islas por igual sin necesidad de que éstos estén en un almacén determinado. Lo que significa, por tanto, que tampoco tendremos que molestarnos en llevar la arcilla o la cerámica –en caso de haber creado una manufactura junto a los campos- a la isla principal. Algo que facilita muchísimo las cosas a la larga, aunque como decíamos, también ayuda a los usuarios nóveles a hacerse con la mecánica de la serie Anno sin volverse locos con mil tareas distintas que cumplir.
Y es éste precisamente el aspecto que menos puede gustar a los veteranos de la saga. Anno: La Creación de un Nuevo Mundo vuelve a destacar por contar con un desarrollo de la acción de lo más sencillo que facilita en exceso las cosas: los problemas de abastecimiento, o los ingresos de oro, por ejemplo, no serán un problema en casi ningún momento de la partida. Y es una pena, porque como ocurre con el original, y también en Wii, el juego destaca de nuevo por contar con un sistema de control fantástico que responde a la perfección a todas las necesidades propias de un título de estrategia y gestión de centros urbanos. En este sentido, la interfaz de usuario se mantiene idéntica a la vista en Anno 1701, presentándosenos las opciones de construcción, mapa e impuestos en el lateral derecho de la pantalla inferior de la portátil. Mediante un sistema de menús radiales, iremos desplegando las diversas opciones con las que contaremos para dar forma a nuestra colonia, apoyándonos en la pantalla superior de Nintendo DS para conocer con más detalle las necesidades de nuestros ciudadanos, el nivel de recursos con el que contamos, o el tipo de isla por el que nos movemos (el tipo de materias primas que se pueden obtener de la misma).
Por fortuna, el juego cuenta con un modo historia de lo más interesante que nos mantendrá pegados al juego durante horas, amén de ofrecer en esta vertiente de juego opciones francamente interesantes dentro del universo Anno. Y es que como resaltábamos anteriormente, los viajes en barco serán una constante, pero éstos no se limitarán únicamente a ir de una isla a otra en busca de tierras que conquistar pacíficamente. Por un lado, nos encontramos con la opción de poder comprar mapas del tesoro, lo que nos dará acceso a recompensas en forma de oro o materias primas de forma inmediata una vez llevemos el cofre a un almacén. ¿Cuál es el problema? Que los corsarios, con barcos más rápidos que los nuestros, irán a por nosotros nada más vean que hemos cogido un cofre, lo que garantiza situaciones realmente tensas a la par que divertidas. Pero si estamos hartos de sufrir constantes saqueos, también podemos optar por la vía de la guerra.
En nuestra ciudad, deberemos construir los barracones, donde se entrenarán los soldados. Éstos, una vez hayan abandonado la academia, podrán desplazarse a los almacenes o astilleros de la ciudad como medida defensiva ya que los corsarios o los enemigos con los que nos topemos pueden crear un asentamiento en nuestra isla y empezar a saquearla libremente si no la hemos protegido. Pero también, podemos ordenar a los soldados que suban a bordo de un barco de guerra (los de exploración no tienen esta capacidad) para así poder asaltar otros barcos (si no hay tropas en el interior del navío se hundirá de forma inmediata en cualquier enfrentamiento) o crear un asentamiento en las islas que queremos conquistar. A partir de ahí, tendremos que ordenar a nuestras fuerzas que ataquen los astilleros y almacenes del enemigo, que será donde éstos, en principio, habrán apostado a sus tropas. Una vez caídos, la isla pasará a formar parte de nuestro imperio. Por tanto, tampoco en este aspecto Anno: La Creación de un Nuevo Mundo destacará por su complejidad.
Por último, otro aspecto interesante en el juego lo encontramos en la necesidad de tener que encontrar cartas marítimas que nos den acceso a nuevas zonas que explorar dentro del escenario en el que nos encontremos. Estas cartas se pueden obtener realizando determinadas misiones, o cumpliendo algunos de los logros que se nos plantearán en cada misión (ya sea alcanzar una suma de dinero determinado, encontrar X tesoros, que varias de nuestras ciudades adquieran un estatus importante, etc.). También, en estos escenarios nos encontraremos con los llamados "especialistas", que son personajes especiales –en este caso barcos- que concederán una serie de beneficios a las islas en las que atraquen. Así, podemos conseguir que el construir barcos sea más barato y rápido, que el entrenamiento de tropas sea más eficiente, que la producción de bienes mejores, e incluso que la fertilidad de un tipo de producto mejore en una isla.
Todos estos aspectos jugables podrán desarrollarse en todo su esplendor en el modo libre del juego, en el que podremos modificar una gran variedad de parámetros (catástrofes, cantidad de dinero y recurso con el que contamos, ataques de corsarios, dimensiones del escenario…) para crear la partida que más nos satisfaga. Opción que garantiza horas y horas de juego, si bien es cierto la campaña individual ya de por sí posee una duración más que asequible (completarla no bajará de las diez horas).
Si hablamos del apartado técnico del juego, Anno: La Creación de un Nuevo Mundo se mantiene fiel a la anterior entrega de la serie. Esto significa que volveremos a encontrarnos ante un título en dos dimensiones con vista isométrica que presenta unos entornos y diseño de personajes y edificios de lo más coloristas. Se ha resuelto con acierto uno de los aspectos más problemáticos en este tipo de juegos para portátiles, y es la gran cantidad de información que debe presentarse en pantalla sin entorpecer al usuario. Como decíamos unas líneas más atrás, la pantalla superior de la consola se ha aprovechado para mostrar, de forma gráfica, el mayor número de detalles sobre nuestra colonia de forma atractiva, mientras que en la inferior, con los citados menús radiales, queda todo libre para mostrarnos el esplendor de nuestras urbes. No estamos, eso sí, ante el título más espectacular de la portátil, pero al menos sí es agradable a la vista y lo que es mejor, funcional, que es algo primordial en un juego de estas características.
En cuanto al sonido, éste mantiene también el nivel de su antecesor, con unas melodías agradables que acompañan a la perfección a la acción. Del mismo modo que en Wii, el juego presenta un doblaje al inglés, al que le acompaña una traducción al castellano, lo que es muy de agradecer, sobre todo porque el modo historia ha ganado un importante peso en el desarrollo de la aventura, sumergiéndonos en una peculiar odisea por los océanos y mares del mundo que nos mantendrá horas pegados a la portátil.
Conclusiones
Con la sencillez como seña de identidad, Anno ha regresado con éxito a Nintendo DS manteniendo todas las virtudes que convirtieron a la anterior entrega de la serie en una de las propuestas estratégicas más interesantes de la portátil. Resulta, eso sí, un título demasiado sencillo que, de nuevo, se aleja de lo que en principio busca un veterano en el género de la estrategia. Precisamente por eso, vuelve a convertirse en una propuesta tremendamente recomendable para los usuarios que quieran probar fortuna en el género de la estrategia y gestión de centros urbanos. El problema es que esperábamos que tras asentarse con éxito en el mercado de las portátiles con Anno 1701, los desarrolladores dieran un paso adelante y trataran de abarcar algo más para asemejar al máximo el título al juego visto en compatibles. Tal vez la próxima vez.