Análisis de The Last Driver (iPhone)
A estas alturas, es probable que al leer estas líneas ya estés un poco harto y cansado de tantos apocalipsis zombis en videojuegos, libros o películas. O cansado de la típica invasión alien de turno. O frustrado al ver como las armas nucleares vuelven a arrasar la faz de la Tierra. Es normal. En los últimos tiempos, la cultura pop parece abocada a la destrucción y la aniquilación de la raza humana en un ciclo sin final alguno. La única originalidad se esconde bajo un correcto tratamiento, o un original planteamiento, de la historias emplazadas en semejantes y complicados entornos para los humanos. Actualmente, y ya hablando del mundo de los videojuegos -y en concreto del ecosistema que cierne a Android e iOS-, parece que nos encontramos ante una edad dorada. Tenemos juegos de marcado corte humorístico, otros donde la supervivencia es la principal baza y otros donde el terror se apodera de nosotros. Pues bien, The Last Driver, hará acopio de muchos de ellos y los mezclará con su propio estilo, cercano a la parodia. Y lo que es mejor, de una forma completamente gratuita.
El apocalipsis definitivo
The Last Driver es una como una de esas películas de serie B -o del subgénero propio "grindhouse"-, donde diversos elementos se unen, casi ton ni son, para elaborar una receta propia tanto en el argumento, como en el aspecto visual o estético.
Aquí, dicho sea de paso, no hay demasiado argumento o historia, pero os contamos lo básico para que os hagáis una idea de hasta donde The Last Driver es una divertida mezcolanza que os dejará embobados. The Last Driver trae consigo el peor futuro posible para la raza humana.
Tras una devastadora guerra nuclear entre naciones, los seres humanos se acaban convirtiendo en zombis devoradores de carne, circunstancia aprovechada por los extraterrestres para... Invadir la Tierra. En estas, como el último hombre cuerdo del planeta, deberemos conducir hasta el lugar más alejado, intentando sobrevivir por el camino. El camino no será fácil. The Last Driver es una app propia del género conocido como "endless run", donde no controlamos la velocidad ni el destino de nuestro protagonista, pero donde sí podemos esquivar a nuestro antojo -siempre en función de nuestra pericia y reflejos- los obstáculos que nos vayan saliendo al paso. En The Last Driver iremos a los mandos de un vehículo, de marcado diseño "vintage", por las diferentes carreteras, caminos y calles de un mundo desolado y a punto de perecer.
El planteamiento jugable de The Last Driver no necesita demasiada presentación o explicación. Si bien sabemos que no podemos controlar la velocidad ni el destino de nuestro coche, si podemos modificar la dirección o el sentido de nuestra conducción -de izquierda a derecha-, disparar o saltar en el momento que lo deseemos. Nuestro coche tiene una vida total, una serie de saltos disponibles y una cantidad total de munición. En The Last Driver debemos recorrer la máxima distancia posible en medio del apocalipsis, y a la vez, seguir los objetivos planteados por el juego. El tutorial no es muy allá, y rápidamente nos pondrá en situación con respecto al control -que tiene tres variantes, aptas para todos los gustos-, que sorprendentemente, y más teniendo claro el estilo del juego, responde muy bien, con precisión, y además, se hace confortable de cara a interminables partidas y sesiones de juego.
Una vez nos hagamos con los mandos y la interfaz, The Last Driver se revela como una aplicación sencilla de jugar, adictiva y sobre todo, "desafiante". Casi siempre, al perecer en una maniobra inútil, o caer en las garras de un platillo volante cualquiera, se nos invitará a seguir intentándolo, recompensando con monedas o nuevas características nuestro arrojo. Y es que The Last Driver incorpora un divertido componente de mejora y personalización en nuestro vehículo, que nos brindará la oportunidad no solo de cambiar el aspecto o el tipo de coche, también el armamento o el blindaje. Para poder hacerlo, solo deberemos ir recopilando cantidades ingentes de monedas -o tener la suerte de encontrarnos con alguno de los power-up diseminados por el escenario- e invertirlas en el garaje de la app. Cada misión -que podrán ir desde las típicas "Corre X metros sin ser herido" o "Atropella a más de X zombis"- tiene una recompensa propia en monedas, que nos serán a su vez útiles para la personalización y claves para ir avanzando de nivel.
Conducir por y entre el colapso de la civilización, no es fácil. Los momentos en los que debemos conducir entre edificios a punto de derrumbarse o calles infestadas de zombis son recurrentes, y tendremos que poner todo nuestro empeño. En nuestro camino, nos encontraremos de todo. Desde peligrosos ríos de lava, a enormes tornados, peligrosos tiranosaurios con ganas de gresca y enormes naves nodrizas de origen extraterrestre. Hay niveles o escenarios -desiertos, ciudades, pueblos, autopistas- más complicados que otros, y objetivos más simples de la cuenta, pero nunca tendremos la sensación de una curva de dificultad mal ajustada. The Last Driver es un juego simple de jugar, pero complicado de dominar. O lo que es lo mismo: difícil, pero no frustrante. A nivel técnico no requiere de mucho alarde, pero lo cierto es que The Last Driver, se comporta. Podríamos decir que es una versión un tanto limitada de "Carmageddon" con la salvedad de que no podemos deambular por los escenarios.
Conclusiones finales
The Last Driver, que es una app completamente universal y está disponible en iPad y iPhone -o iPod touch-, nos propone diversión y adrenalina gracias a un control confortable y depurado, y a una jugabilidad simple -basada en nuestros reflejos- pero directa. Su ambientación, sus formas y su aspecto -un buen batiburrillo de ideas de películas de serie B y segunda categoría- hacen el resto. Quizás peque de tener pocas opciones, o de revelarse como un juego difícil llegados a un determinado punto, pero sigue siendo divertido sobre todo para partidas cortas y esporádicas.