Análisis de Marbly (iPhone)
Alexey Pajitnov es uno de esos nombres mártires en la industria del videojuego y el ocio electrónico. Creador del Tetris, Pajitnov no ha tenido toda la suerte -ni el reconocimiento- que debería. Sin contar la convulsa, traicionera y compleja génesis de la fundación y concepción del citado juego de puzles y rompecabezas, lo cierto es que la historia no ha tratado del todo bien a Pajitnov, que vio cómo su obra se escapaba de sus manos y se convertía en todo un éxito sin contar con él -dicho en otras palabras, al trabajar para el gobierno soviético se nacionalizó de forma automática el fruto de su creación-.
Ahora, Alexey tras pasar por Microsoft -donde permaneció un corto espacio de tiempo, pero donde dejó nuevos juegos como Hexic y sus secuelas-, y probar suerte en la desarrolladora WildSnake Software, decide traernos su nuevo rompecabezas en forma de aplicación exclusiva para sistemas iOS.
De las piezas a las burbujas
Los juegos de piezas -salvo excepciones- han pasado a una mejor vida, contándose cada vez menos títulos influenciados por el dicho sistema o diseño cuadriculado -o de encaje de bolillos- y apareciendo por el contrario, cada vez más, esos juegos que parecen apostar por las burbujas o las piezas esféricas como base para sus sistemas y tropelías jugables.
Marbly, el juego que nos atañe en el presente análisis, es heredero de estos últimos.
A simple vista, y siendo honestos, hay que destacar que Marbly no destila originalidad por ninguno de sus poros. Parece un juego simple, poco trabajado, incluso nos atreveríamos a decir que insulso. El segundo vistazo seguirá siendo poco alentador, ya que nos recordará al enésimo juego de bolitas y esferas que viene de serie en casi cualquier móvil desde hace unos años, y eso no es decir demasiado a su favor. Pero una vez nos inmiscuimos en sus entrañas jugables, recordamos que mantiene algo de la esencia de lo que debería ser un juego de puzles clásico.
El sistema jugable de Marbly es, a priori, original. Nuestro objetivo -como es habitual- será el de juntar y agrupar tres o más orbes en función de color, moviéndolas a placer por un escenario delimitado y con fondo de cuadrículas, a fin de marcarnos de forma clara los movimientos permitidos a realizar. Es decir, utilizando conceptos del ajedrez o las damas -salvando las enormes distancias que separan estos juegos de Marbly-, desplazaremos los coloridos orbes con sus semejantes.
El rompecabezas quedará resuelto cuando no queden más piezas a emparejar en la pantalla, quedándose el escenario y la cuadrícula completamente libre y vacía. Al comienzo, los niveles serán meras pruebas de comprensión, que nos invitarán a asimilar la mecánica de Marbly, resultando muy sencillos de completar en apenas un par de movimientos, y mostrándonos la solución de manera obvia, ya sea agrupando de forma muy descarada las bolas de un color o reduciendo de forma evidente el espacio del desplazamiento sobre el casillero -o lo que es lo mismo, Marbly comienza con escenarios muy pequeños-.
Los orbes pueden tomar cualquier dirección sobre el plano de cuadrículas -adelante, atrás, hacia los lados o en diagonal- a fin de tener una plena libertad a la hora de emparejarlas, siempre y cuando, tres o más de las citadas bolas, estén agrupadas de forma consecutiva. Dicho así suena difícil, pero no lo es tanto. Marbly es un juego muy sencillo de comprender y jugar. En todo momento, la interfaz nos irá contabilizando el número de bolas de diferente color que quedan por emparejar, a fin de que tengamos una idea exacta. A su vez, Marbly informa de los movimientos que hemos utilizado, de las veces que hemos reintentado un nivel o de los contadores de "solución instantánea" que nos quedan por usar.
La paradoja de la originalidad
Marbly comenzará de forma pausada, con puzles claros y evidentes, pero irá transformándose de manera paulatina en toda una muestra de coloridos y esféricos entramados, que nos mantendrán pegados durante horas al iPhone o al iPad. Por si fuera poco encontrar la solución a cada nivel -el juego ofrece 180 puzles distintos, divididos por dificultad y modos de juego-, Marbly incorpora una serie de logros y retos, que van desde solucionar pantallas en un solo movimiento, a hacerlo en un tiempo determinado o con una puntuación marcada de antemano.
Lo extraño de Marbly, es que pese a ofrecer un sistema de juego entretenido -y complejo, pese a su aparente sencillez-, parece no mostrar nada original al jugador. Estamos seguros que muchos jugadores juzgarán a la presente aplicación en función de su malogrado y anodino aspecto. En ello puede que influya su diseño visual -quizás más de lo que creemos- que irradia un conformismo estético mundano. Marbly parece un juego ya visto, y recalcamos lo de "parecer", porque jugablemente es muy atractivo. La app es compatible con la pantalla del iPad y eso sí, no está traducida al castellano.
Conclusiones finales
Alexey Pajitnov vuelve a erguirse como uno de los creadores de videojuegos de rompecabezas más prolíficos y constantes de la historia, y nos trae un juego de puzles muy divertido, entretenido y adictivo para iOS. Quizás no parezca excesivamente original, pero si se le da una oportunidad, Marbly se constata como una alternativa fresca a los habituales rompecabezas que pululan por la App Store.
Tanto su sistema jugable, como sus posibilidades, están por encima de la media del género visto en las plataformas de Apple, aunque viniendo de quien viene, también admitimos que esperábamos bastante más. Marbly es un juego muy bueno, pero con un lavado de cara y unas mejores opciones multijugador -inexistentes, más allá de las típicas tablas de puntuaciones de Game Center-, estaríamos hablando de una nueva obra maestra del puzle. De momento, y pese a sus logros, desgraciadamente Marbly se quedará como uno de esos típicos "juegos de burbuja" que pasan sin pena ni gloria por la tienda digital de la manzana.