Análisis de LostWinds: Winter of the Melodias (iPhone)

Uno de los títulos que más impacto y revuelo causó -para bien, se entiende- en la tienda virtual WiiWare de Nintendo, fue LostWinds. El juego, que combinaba sabiamente problemas de lógica y puzles con plataformas y aventuras en dos dimensiones -aunque con hermosos gráficos en 3D- consiguió encauzar y enamorar a los jugadores de la plataforma de Nintendo, que vieron en este particular videojuego toda una revolución. Tiempo después -concretamente a comienzos del presente año-, pudimos saborear de nuevo, con ahínco y especial interés, la conversión realizada para sistemas iOS.

LostWinds para iPhone y iPad consiguió que volviéramos a sentir las mismas experiencias -quizás incluso magnificadas gracias a la interfaz táctil- del original, gozando de una puntuación de sobresaliente en nuestro particular análisis.

Ahora, Frontier Development vuelve a la carga, adaptando la exitosa secuela, subtitulada Winter of Melodias.

El invierno melódico

LostWinds 2: Winter of Melodias nos mostrará, nada más arrancar la aplicación, una ambientación radicalmente distinta a la de su anterior entrega. Dejando a un lado la florida y bella primavera vista en la primera entrega de la saga, LostWinds 2: Winter of Melodias apuesta por un contraste visual más apagado y frío: el invierno. El cambio de estación no es solo un pretexto gráfico o artístico, ya que en esta ocasión, en la que estaremos de nuevo a los mandos de Toku -nuestro protagonista- también volveremos a saber del malvado brujo Balasar, que ha vuelto a hacer de las suyas trayendo consigo un peligroso temporal invernal capaz de hacer desaparecer todo el mundo de Mistralis. El joven Toku, acompañado de nuevo del espíritu del viento Enril, tendrá que vérselas con un mundo de contrastes -invierno y verano- y de lugares desconocidos -como el maravilloso y abandonado pueblo de Melodía o la ciudad de Cascadas de Verano- en su viaje por salvar la tierra que tanto ama y a su madre, Magdi, que caerá en las garras de Balasar.

Una vez más, Frontier Development nos relata una historia sencilla y bella, con aroma a cuento y fábula, plagada de interesantes y entrañables personajes y de verdaderos parajes de imaginación contrastada. En contra de lo que muchos usuarios y jugadores podrían pensar, el cambio estético -con más ahínco en la nieve y el hielo- ayuda bastante a la eliminar cierta repetición visual o artística, pese a que los maravillosos y coloridos parajes de la primera entrega vuelven a hacer acto de aparición en ciertos momentos.

Jugablemente, LostWinds 2: Winter of Melodias supone una interesante mejora con respecto a su anterior capítulo. No es una revolución jugable extrema, pero sí una pequeña vuelta de tuerca que consigue que el jugador tenga la sensación de que se encuentra con lo mismo de siempre, pero ampliado. Y eso es difícil. Si en el LostWinds original contábamos con Enril, aquí, aparte de su presencia, tendremos la participación de Sonté, un travieso espíritu de las estaciones. Gracias a su colaboración, podremos pasar del invierno al verano -y viceversa- para así poder resolver ciertos puzles. ¿Nos encontramos con una pared de hielo insalvable? Pasamos al verano, y se derretirá por arte de magia -y nunca mejor dicho-.

O al contrario: ¿No podemos pasar por un río por la rápida velocidad a la que circula el agua? Pues la congelamos y cruzamos sin mayor problema. Este tipo de acciones, con gran cantidad de variantes -algunas muy originales- darán como resultado la mayoría de los puzles que encontraremos en este Winter of Melodias, donde manipular el escenario será más interesante si cabe que en anteriores ocasiones. Por ejemplo, Toku podrá, llegado el caso, formar bolas de nieve con las que atizar a los peligrosos enemigos o utilizar de manera táctil al fiel Enril como azote -o transporte- gracias a sus nuevos poderes de ventisca o ciclón. La exploración del escenario vuelve a tener peso -más que nunca-, permitiéndonos desentrañar nuevos secretos y estancias, que de otra manera, pasarían desapercibidas.

Winter of Melodias recompensa al jugador más inquieto y "completista" y eso se agradece. El control de la app es prácticamente el mismo, sin ningún tipo de novedad destacable. A favor destacar su extrema sencillez, y como contra, por paradójico que parezca, el mismo argumento. Y es que hay ciertos jugadores que no se sentirán demasiado cómodos con el salto automático o la extrema sensibilidad del manejo de Toku. No creemos que sea para tantas críticas como se pueden llegar a leer, pero como todo en esta vida, es cuestión de adaptarse. Nosotros, desde Vandal, reiteramos la excelente adaptación del juego a la pantalla táctil de los dispositivo iOS.

La segunda parte de LostWinds es preciosa. Así, sin más. Gráficamente quizás no suponga un salto brutal respecto a su predecesor, pero sí, y al igual que el control, podría decirse que estamos delante de un refinamiento. Los modelados vuelven a gozar de gran consistencia, y las animaciones, de un toque elegante que las hace fluidas y muy disfrutables en la pantalla del iPad. Las texturas ganan en definición, y los escenarios, en complejidad. Además los cambios y las transiciones entre estaciones añaden un plus técnico bastante curioso, que repetimos, asombrará a más de uno. Disfrutar de un juego como Winter of Melodias en la pantalla retina del nuevo iPad es un espectáculo. Si a eso le unimos una banda sonora melódica y evidentemente tribal -lógico-, tenemos un compendio más que especial de cara al jugador que disfrute con el aspecto de un juego en su dispositivo iOS.

Conclusiones finales

Winter of Melodias es una excelente secuela, y una mejor adaptación. Peca de ser una secuela muy conservadora pese a sus interesantes mejoras jugables y su nueva ambientación, pero no es en absoluto reprochable. Por si fuera poco, la versión para iOS incorpora algunos detalles gráficos y nos propone un precio arrebatador: 2,99 euros por una app universal. Si te gustó el primero o te has sentido atraído alguna vez por la obra que apareció en WiiWare hace unos años, no te lo pienses: te encantará.