Análisis de Bad Piggies (iPhone, PC, Android)
Angry Birds no necesita excesivas presentaciones. En poco tiempo, un simple juego para móvil, de sencillo estilo y de marcada y fácil jugabilidad, se convirtió en todo un fenómeno. El público entero de la plataforma iOS se volcó con la aplicación, llevándola a los primeros puestos de ventas en apenas unos días, y levantando, de la nada, un verdadero emporio de los más variados productos -peluches, juguetes, carteras, revistas, camisetas entre otros- y un hervidero constante de secuelas, que a su vez, también se convertían en éxito y hit tras hit.
Todo ello confirió a poner al iPhone y la App Store como centro de todas las miradas y pese que es normal reconocer a estas alturas una saturación global de la saga, no podemos negar que el impacto de Angry Birds en iOS y sus dispositivos, ha conseguido que, a día de hoy, se reconozca el iPhone como una plataforma más en la que invertir y lanzar los más importantes títulos.
Así, con estos antecedentes tan claros y comprobables, llegamos hasta hoy, donde Rovio -desarrolladora y propietaria de la saga- decide darle una vuelta de tuerca más al concepto que los llevó a la fama.
Bad Piggies, es el primer "spin-off" de Angry Birds que, no solo se atreve a despedir por un momento a esos malhumorados pájaros, si no que se interna en una mecánica jugable distinta y se lanza a presentarnos, por primera vez, a los cerdos como protagonistas. ¿El resultado? Poco menos que excelente.
De pájaro a cerdo, y vuelo porque me toca
Bad Piggies comienza con algo tan obvio como humorístico: los cerdos no vuelan. Partiendo de esta base tan lógica y asentada, Rovio construye un juego donde, a parte de encarnar a los porcinos de color verde, deberemos ayudarlos a idear las más disparatadas -aunque funcionales- máquinas voladoras con las que acceder a los diferentes e inaccesibles nidos de los pájaros cabreados. Con la mente en robarle los huevos a los protagonistas -aquí villanos, como es lógico-, pondremos toda nuestra creatividad en el asador, confeccionando y diseñando ingenios voladores y resistentes a todo tipo de obstáculos y peligros, con el fin de sisar todo huevo que se ponga por delante.
Este giro jugable, tanto de mecánica como de planteamiento, ayuda mucho a que la experiencia, por primera vez en vez en varios años, sea completamente distinta a lo esperado. Ponerse a jugar a Bad Piggies, es tan fácil como hacerlo a cualquier título de Angry Birds, con la salvedad de que, Bad Piggies, tendremos que exprimirnos un poco la cabeza para poder pasar de nivel. Comenzamos nuestra aventura porcina con el destrozo, accidental, de unos planos esenciales para el robo de los huevos. Así, en las primeras misiones -y antes de entrar a la acción- deberemos "empezar" desde cero, habituándonos al control y a las mecánicas de juego. No será difícil, y es que en contra de lo que podría parecer en un juego de construcción, la interfaz de Bad Piggies no es nada complicada ni recargada. De hecho, prosigue casi el mismo estilo de anteriores juegos, solo que en esta ocasión, tendremos un seleccionador de piezas, que deberemos posar y arrastrar sobre unas cuadrículas.
Los niveles -60 en total, con escenarios, objetivos y aspecto distintos- tienen una llegada de meta, donde encontraremos nuestro objetivo final -que puede ser cualquier cosa-, y a nosotros, nos corresponderá encontrar el camino más fácil y directo, siempre considerando, que debemos encontrar todos las estrellas y secretos ocultos -habituales en Angry Birds- que podamos. Si lo hacemos, desbloquearemos 18 niveles nuevos, que nos propondrán creaciones y rompecabezas mecánicos más disparatados si cabe.
Construir la máquina perfecta, dependerá de varios factores, como el diseño del nivel -inclinación, obstáculos a superar y demás- y de las piezas disponibles. Al principio de Bad Piggies tendremos objetos y elementos muy, muy básicos, que irán desde pequeñas cajas de madera, a ruedas del mismo material, pasando por ventiladores o fuelles para impulsarnos. Los primeros niveles irán "pegados al suelo", siendo la construcción de bólidos, rápidos y seguros, el principal objetivo. Luego, conforme avancemos, la cosa irá a mayores, teniendo más piezas y materiales para construir, y pudiendo elaborar -esta vez sí- los deseados aviones. Como en los anteriores Angry Birds, siempre tendremos varias opciones y formas de superar un nivel. Superarlo, como bien sabéis, no supone que consigamos todos los secretos o que logremos todos los objetivos, con lo que siempre hay espacio para la rejugabilidad total o parcial de una determinada fase, buscando un nuevo camino de conseguirlo todo.
Aquí dicho factor se acentúa, pues en función del diseño de la máquina que tengamos en mente, podemos dar con un resultado u otro. Habrá veces que tengamos verdaderas tartanas ruinosas que se romperán a la mínima, y otras, en las que por casualidad, materiales disponibles y demás, seamos capaces de construir una verdadera obra de la ingeniería. En Bad Piggies, cuantas menos ayudas utilicemos -cohetes, ruedas con soporte y mecanismos de metal, ventiladores, hélices- más se nos recompensará con lo que para obtener la mayor puntuación, siempre debemos tener en cuenta no solo las piezas disponibles, si no la importancia o el coste de "penalización" de cada una de ellas.
Es más, habrá momentos en los que nuestro cachivache se romperá en pedazos, y el pobre cerdo -o los pobres cerdos- saldrán volando por todos lados, y si tenemos suerte, incluso llegarán -rodando o como sea- al objetivo marcado de una tacada. De todas formas, si nos quedamos bloqueados, a nuestra ayuda acudirá el cerdito mecánico, un socorrido marrano experto en tuercas y tornillos que nos podrá echar una pata en cualquier momento. Bad Piggies no es un juego difícil, pero sí retante, entretenido y muy rejugable.
A nivel gráfico, Bad Piggies sigue la estela de sus compañeros de saga, siendo quizás, más ducho y lustroso en las animaciones de los personajes protagonistas, los simpáticos cerdos. Más que aceptable, y completamente funcional con la mecánica introducida. El sonoro no destaca, pero las melodías escogidas, y los ruiditos de nuestros cerdos, seguirán en la tónica habitual.
Conclusiones finales
Bad Piggies parte de la misma base que Angry Birds -un juego accesible, rejugable, aunque con cierto grado de dificultad- pero le aporta un concepto jugable completamente distinto, original y divertido. No solo estamos hablando de probar el punto de vista de los cerdos -que es bastante atractivo- si no que el objetivo de crear artilugios que corran o vuelen, es de lo más interesante. Pasaremos horas pegados a nuestro iPhone diseñando nuevas máquinas de las más diversas maneras, e intentando conseguir tantas estrellas y secretos como podamos por nivel. Esperemos que con las actualizaciones -gratuitas, según Rovio- se mejore todavía más la experiencia global de un título, ya de por sí excelente. Muy recomendada.