Análisis de Mario Party 7 (GameCube)
La saga Mario Party es uno de los pocos ejemplos de sobreexplotación de una franquicia por parte de Nintendo. La compañía de Kioto, famosa por sus sagas, pero que no suele explotarlas más allá de una o dos nuevas entregas por generación, ha exprimido al máximo el éxito de Mario Party, lanzando durante los últimos años nuevas entregas con una frecuencia prácticamente anual. La desarrolladora subcontratada, Hudson Soft, ha demostrado en cada edición tener unos buenos y, sobre todo, imaginativos diseñadores, capaces de idear decenas de nuevos minijuegos para incluirlos en cada nueva entrega. Sin embargo, la frescura del original tiempo atrás que se ha perdido y, aunque Mario Party sigue siendo un juego divertido, especialmente en el modo multijugador, es evidente que ya no es lo que era.
Nintendo intentó solucionar esto introduciendo, el año pasado, la novedad del uso de un sencillo micrófono, adaptado al idioma español, para más señas. Este micrófono se usa en algunos minijuegos. En esta nueva edición se incluyen 10 minijuegos para el micrófono, el doble que en la anterior, aunque algunos aspectos negativos se mantienen: la lentitud de respuesta, y la complejidad de algunas órdenes.
Esto dará lugar a algunas confusiones divertidas a la hora de jugar, ya que a veces se mezclarán dos órdenes al mismo tiempo. Los minijuegos del micrófono están divididos entre los que son por turnos propiamente dichos (uno juega, los demás esperan), que generalmente son competiciones, y los que son de un jugador contra los otros tres, en el que el jugador del micrófono tendrá que eliminar a los otros tres jugadores, que jugarán en tiempo real.
Los casi noventa minijuegos nuevos incluidos son de agradecer, pero el juego, como decíamos, ha perdido frescura, y en esta ocasión el micrófono, un reclamo que nunca llega a usarse lo suficiente, ha perdido su frescura. En cambio, la única verdadera novedad a nivel jugable es la introducción de un modo para ocho jugadores, en el que se jugará por parejas, compartiendo mando. Un añadido que siempre es de agradecer, pero que es bastante complicado que se use, pues ocho jugadores no son fáciles de reunir.
La temática de esta nueva entrega es un crucero vacacional que Mario y sus amigos realizan por varios lugares, dando lugar a una diversidad de escenarios bastante notable. Visitaremos tableros de juego sobre una ciudad de canales inspirada en Venecia, la montaña Pagoda Peak o la metrópolis Neon Heights, entre otros. La inspiración de los escenarios no solo sirve como elemento estético, como es de esperar, sino que también dota a los escenarios de ciertas singularidades; por ejemplo, en Venecia podremos tomar un gondolero para movernos a diferentes partes del escenario.
El funcionamiento del mismo es el mismo que el que ha mantenido a grandes rasgos durante toda la saga; cuatro jugadores intentarán conseguir la mayor cantidad de estrellas posibles en un tablero de juego en el que se moverán tirando un dado, como si de un juego de mesa se tratase. El tablero es circular, pero a veces podremos elegir entre varios caminos, y el juego tiene lugar a lo largo de una serie de rondas, ganando el jugador que haya conseguido más estrellas al finalizar el juego.
Tras cada ronda de tiradas, en las que el jugador podrá obtener monedas o cápsulas especiales con las que perjudicar al contrario o tener una tirada extra, tendrá lugar un minijuego, elegido aleatoriamente por el juego pero definido por las casillas en donde caigan los jugadores. Puede ser un dos contra dos, tres contra uno o todos contra todos, y los ganadores recibirán monedas, que servirán para comprar las cápsulas mencionadas anteriormente y las estrellas, lo importante del juego. Aparte de este esquema sencillo, dependiendo de la casilla en la que caiga nuestro jugador podrán pasar cosas, como por ejemplo, que entremos en un minijuego de Bowser. Estos consisten en que tendremos un tiempo límite para conseguir una llave que nos permita escapar a tiempo y libarnos del "impuesto Bowser", es decir, una estrella o la mitad de nuestras monedas en el caso de que no tengamos ninguna.
Los minijuegos son tan variados como cabe esperar y tan frenéticamente competitivos como es costumbre en la saga, ambientados en cualquier temática, usualmente relacionada con los personajes Nintendo, y con un control muy sencillo que pocas veces hace uso de algo más que de un botón y el joystick analógico. Hay algunos de ediciones anteriores, pero más de 80 nuevos, dentro de la línea de simplicidad y diversión que caracteriza a la saga. Aunque el modo de tablero se ha agilizado considerablemente –aunque hay multitud de mensajes intermedios entre los turnos, para así mantener la accesibilidad-, también existe la posibilidad de jugar a los minijuegos directamente, aunque solamente a los que hayamos desbloqueado antes. El interfaz aquí no está demasiado conseguido, no permitiéndonos la repetición inmediata del minijuego, teniendo que volver a la pantalla de selección una vez terminado.
Aunque Mario Party 7 es un juego pensado para ser jugado por varios jugadores, el juego también nos permite hacer frente a la máquina, ya sea a tres jugadores controlados por la IA, o a tan solo uno. En este último modo la partida se limita a conseguir dos estrellas, las monedas son mucho más abundantes, y solamente habrá minijuegos cuando caigamos en una casilla de "duelo", en el que podremos robar monedas al contrario. Aún así es mucho más recomendable, en el caso de que estemos solos, jugar contra tres oponentes controlados por la máquina, pues de ese modo hay más minijuegos que jugar, y la partida no depende tanto de la suerte sino que hay más posibilidades de ganar monedas con la habilidad.
A nivel gráfico Mario Party 7 sigue la estela de los anteriores juegos, es decir, un apartado simplemente decente a nivel técnico y escasamente resultón en el artístico, no habiendo punto de comparación en lo que a escenarios, modelado y animación se refiere con los otros juegos de Nintendo protagonizados por sus mascotas. El sonido incluye los clásicos sonidos y efectos de la "librería Nintendo", junto con músicas bastante inspiradas.
Mario Party 7 es un buen juego multijugador, tan divertido como siempre, aunque es evidente que el paso del tiempo cada vez hace más efecto en su frescura. Incluye una abundante cantidad de minijuegos nuevos, tan divertidos como siempre, pero no demasiadas novedades con respecto a la sexta entrega, más allá del improbable modo para ocho jugadores. Es una compra recomendada solo para los fanáticos de Mario Party, o para los que no han jugado a las entregas anteriores. Esperemos que la obvia versión para Nintendo Revolution aporte verdaderamente frescura, no podemos esperar a ver cómo Hudson Soft hace un centenar de minijuegos usando el nuevo mando con detección de movimientos.