Análisis de Gotcha Force (GameCube)
Todo el rollo anterior se plasma en un juego que presenta multitud de opciones y modos de juego desde el principio, destacando especialmente el modo historia, para un jugador, en el que nos encontraremos nada más empezar una secuencia de animé digna de ser la cabecera de una serie de dibujos tipo Yu-Gi-Oh, Pokémon, Medabots o la insulsez que esté de moda en el momento. Debemos señalar que el juego, aunque tiene opción de 60Hz, no está traducido en absoluto al castellano: textos y voces están en perfecto inglés (con voces estridentes, todo sea dicho). Volviendo al modo historia, se nos planteará el desarrollo de un guión que carece de todo interés, pero puesto que el juego no es sino un arcade de lucha, en realidad poco importa lo que nos tengan que contar (y mal contado) los personajes que van saliendo de vez en cuando, entre mamporro y mamporro. El problema reside en que la sesión de lucha tampoco es un prodigio de saber hacer, empezando por un sistema de control poco habitual (algo que no tiene por qué ser malo) que responde francamente mal a lo que hacemos con el mando, continuando con una cámara que si tenemos suerte sólo será muy molesta (los menos afortunados, y, en general, aquellos a los que no les toque la lotería varias veces por semana se encontrarán con una cámara directamente injugable) y acabando con una inteligencia artificial de nuestros enemigos y aliados (cuando juguemos con otros robots controlados por la CPU en nuestro bando) bastante limitada. Además, el juego no requiere de mucha estrategia, ni de grandes lucimientos en la técnica de lucha… vamos, que es un machacabotones puro, algo que complacerá a unos y disgustará a otros.
Hazte con todos
Parte del sistema de juego consiste en coleccionar robots (hay más de 200 diferentes) para crear un ejército con elementos lo suficientemente diferenciados y poderosos como para poder garantizarnos nuestras victorias, y para eso deberemos incrementar poco a poco nuestra puntuación GF ganando combates sucesivos. Vista la cantidad ingente de diferentes robots disponibles, no extraña que haya una opción en el juego que nos permite ver nuestra colección completa, e incluso intercambiar robots con otros jugadores usando dos tarjetas de memoria. Y en un juego de este tipo, el poder editar a nuestras unidades es también muy importante… por eso el juego nos propone el Edit Force, un modo en el que configuramos pequeños ejércitos de hasta treinta robots que luego podremos usar en el modo historia, versus o en la opción de eventos, donde se nos proponen retos.
Eso sí: no podremos editar los robots individualmente, es decir, no se nos da la posibilidad de cambiarles piezas o configurarlos hasta el extremo (algo más característico de Custom Robo) pues se ha optado precisamente por la inclusión de muchos robots ya diseñados en lugar de muchas piezas para crearlos nosotros mismos. Eso sí, al haber tantos, es seguro que encontraremos robots que se ajusten a nuestros gustos y necesidades. Este factor coleccionismo es lo más destacable del juego, pues su facilidad extrema, y sus deficiencias técnicas, que ahora veremos, unido todo ello a un sistema de juego que tampoco invita a pasarlo en grande, juegan muy en contra de la valoración global de este título.
El diseño de los personajes es bastante bueno, tanto los dibujos que representan a los personajes humanos de la historia, y que están hechos con un marcado estilo manga; como en el caso de los robots, que es donde parecen haberse centrado especialmente los esfuerzos de los diseñadores. Algunos son francamente sorprendentes, y en general notaremos que están realizados con una paleta de colores amplia y muy acertada, aunque con texturas simples, y sin jaggies u otros defectos gráficos. Por desgracia, no podemos decir lo mismo de los sosísimos escenarios que albergan los combates, pues son zonas muy vacías, con unos colores extraños, y texturas de bajísima resolución, percibiéndose, además, demasiado poligonal. Si la carga en los escenarios, por el número de objetos y personajes fuese enorme, entenderíamos el descuido más que evidente en los citados aspectos, pero esto no es así, y la dejadez es patente. Teniendo esto en cuenta, que haya ralentizaciones no hace sino completar un pastel no muy agradable, aunque éstas no sean lo suficientemente notables como para influir en la jugabilidad. Con respecto al sonido, los efectos especiales sí nos han gustado, pues presenta una gran variedad, y metidos en pleno fregado suenan incluso espectaculares… lástima que la música tenga tendencia a despertar el mal carácter de aquél que la sufra, y las voces sean como mínimo odiosas. De hecho, durante los diálogos del modo historia acabarás preguntándote por qué diablos tienen que gruñir a cada globo de texto. La cámara, además, será tu enemigo más difícil durante el juego: intentará marearte dando giros sin sentido, cambiando el ángulo continuamente, y poniéndose detrás de cualquier esquina que esté a mano.
Conclusiones
Gotcha Force es un título que transmite una sensación de dejadez extrema por sus carencias técnicas y su jugabilidad primitiva. La dificultad es casi inexistente, tal vez debido a que busque un público de baja edad, pero someter a los niños a la tortura que supone su música y la cámara es algo que no debería permitirse.
Ya hemos dicho que su principal atractivo es hacerse con todos, y si esta frase te suena especialmente y te trae buenos recuerdos, tal vez sea probable que disfrutes de este aspecto del juego, y, de hecho, conocer los ataques de cada robot –dada la cantidad que hay- te llevará un tiempecito. Fuera de esto, el juego te dará pocos alicientes, a menos de que te centres en el modo multijugador con otros amigos a los que les guste también el tema.