Análisis de Kirby: Nightmare in Dream Land (Game Boy Advance)
Pensar en Nintendo es pensar en el carisma de sus personajes, y entre ellos destaca uno que si bien carece del reconocimiento masivo de Mario y compañía, se conserva en la memoria de los seguidores de la firma con un especial recuerdo, tanto por la calidad de sus juegos como por el especial cariño que transmite. Kirby es un... bueno, más bien es una... ¿bola de algodón dulce? Dejando de un lado la imposible clasificación dentro de un género determinado, nuestro esponjoso amigo regresa después de una década a revivir su aventura mas aclamada.
En 1993 y ya curtido en diversos títulos de Game Boy apareció en el mercado un cartucho que contenía la hasta entonces más completa aventura de Kirby y que hoy en día aún es considerada por muchos la de más alta calidad.
Kirby's Adventure, título del anterior juego, llevó a NES toda la diversión y mundos coloristas propios de esta saga y una jugabilidad perfecta. Si tenemos en consideración la actual política de lanzar los juegos más carismáticos de anteriores consolas para GBA, ¿quien dudaba de la llegada de Kirby?
Kirby es un héroe atípico y su única arma se reduce al increíble poder de aspiración que posee: tragando aire nos inflaremos cual globo y podremos volar a voluntad por los escenarios y expulsando dicho aire lanzaremos un disparo. También podremos tragar a nuestros enemigos y posteriormente dispararlos en forma de estrella de energía o... tragarlos y absorber sus habilidades. Y éste es el punto que diferencia a este título de los demás plataformas convencionales, pues absorbiendo las habilidades enemigas seremos capaces de disparar un potente láser, escupir fuego o hielo, lanzar un bumerang e incluso blandir la espada de Link. Más de 20 serán las diferentes habilidades que podremos capturar, algunas imprescindibles para encontrar los diferentes secretos que encierra el cartucho y otras simples curiosidades que dan un toque de diversión y locura.
Los siete niveles principales se dividen en múltiples y variadas fases que ascienden a un número cercano a cuarenta, algunas más largas e intrincadas y otras cortas y rápidas, pero todas ellas divertidas y con un genial diseño donde prima la jugabilidad por encima de todo.
El apartado sonoro alcanza el alto nivel de los gráficos y lo hace tanto en calidad como en cantidad, más de cuarenta melodías y de cientos de efectos de sonido llenan de notas musicales el universo de Kirby, y lo hacen con una calidad de reproducción sobresaliente. La calidad y belleza de algunas composiciones con ese especial carisma de los juegos clásicos hará que nos sorprendamos alguna vez tarareándolas mentalmente. Un apartado espléndido sin duda.
Kirby: Nightmare in Dreamland es un juego cuidado en los detalles y hecho con cariño y eso se nota en las pequeñas cosas: los trajes que Kirby viste cuando absorbe habilidades enemigas, las animaciones, los cuidados gráficos y melodías, pero ante todo la sensación que deja después de una partida. Es difícil explicar qué es lo que diferencia los grandes juegos de los simplemente "buenos", muchas veces nos encontramos con un juego con una buena calidad en todos sus apartados pero les falta algo... ese algo que lo hace especial y que se añora cuando no está. Y Kirby tiene ese "algo" en cantidades desbordantes, haciéndolo muy especial.
Y entonces... ¿No tiene nada malo? Por desgracia sí, y es la escasa duración de la que dispone. Kirby es un juego corto, muy corto, finalizarlo no llevará más de un par de días y su desarrollo no supondrá ninguna dificultad para alguien mínimamente aficionado al género de las plataformas. Una vez finalizado alargará su vida el intentar completar el 100% del juego encontrando los secretos y sobre todo el modo multijugador. Con hasta cuatro amigos más podremos bien jugar la aventura completa en un modo cooperativo o disfrutar de los cuatro mini juegos que incluye el cartucho, esto hará que disfrutemos durante más tiempo pero no suple la corta duración del modo individual.
No puedo ocultar mi debilidad por este cartucho, y no puedo dejar de recomendarlo a aquellos que se precien de tener una colección con los mejores títulos o simplemente buscar la calidad y diversión por encima de todo, pero tampoco puedo olvidar que muchos de vosotros no podéis adquirir todos los cartuchos que quisierais y en este caso su corta vida os puede decepcionar por encima de sus virtudes. Kirby nos visita de nuevo a lomos de una estrella fugaz y como todas ellas es tan bella como rápida en desaparecer, así es este cartucho, tan divertido y fresco como corto.